Review | La nueva versión de Dead Space es un remake espectacular que se justifica de forma brillante

Aprovechando las nuevas posibilidades tecnológicas de las consolas actuales, el videojuego luce y se experimenta como nunca antes fue posible con la franquicia de EA.


Las marcas lo son todo en la industria del entretenimiento. Es la razón por la que existen tantas secuelas, reinicios, remakes, spin-offs y cuánta cosa sea posible para explotar un producto reconocido, siempre bajo la idea de que aquello es más fácil de profitar y promocionar.

También, desde cierta óptica, aquella también es una de las causas por las que cada vez hay un espacio menor para las ideas originales, aunque eso no implica que estas últimas sean la última chupada del mate. No necesariamente algo nuevo es mejor de por si.

De hecho, ya sea en películas, series, videojuegos, cómics o cualquier ámbito de la cultura popular, se han logrado concretar secuelas brillantes, remakes que se justifican y reinicios que abren el abanico de posibilidades. Afortunadamente, es en ese ámbito en donde entra el nuevo videojuego que recupera a la saga de Dead Space.

El desafío no era menor, el título original desarrollado por Visceral Games y presentado durante el año 2008 fue un éxito tanto de crítica como de audiencia, logrando expandir a una idea original hacia nuevos confines. Más allá de las obvias referencias existentes en el ámbito del terror espacial de naves, el terror psicológico o el de supervivencia, Dead Space se instaló como una pieza cautivante que nos remecía en su experiencia mientras avanzábamos paso a paso a través de sus oscuros corredores.

Junto a los nexos con el género zombie o inclusive lo que exploran en el terreno de los cultos religiosos, Dead Space también logró enganchar tanto por lo atractivo de su atmósfera como por las innovaciones que atrapaban en una experiencia presentada en tercera persona. De ahí que volver a ese mismo terreno obviamente requería de algún tipo de cambio y eso es justamente lo que logró Motive Studios para el videojuego lanzado en consolas de nueva generación.

Tomando la columna vertebral y casi todos los huesos del videojuego original, el remake nuevamente nos traslada a una nave espacial minera que ha sido colmada por monstruos mutantes luego de la acción de un extraño artefacto. En ese escenario, tenemos que tomar el control de un ingeniero llamado Isaac Clarke, quien debe explorar áreas, resolver puzzles para lograr abrir su camino, mientras va escudriñando por cada pieza de munición que sea posible para enfrentar a las criaturas. Más aún, también debe enfrentar una psicosis que complica la exploración de un recinto que esconde terrores en cada vuelta de la esquina.

Dicho recorrido es muy fiel a lo que fue la experiencia de hace más de 10 años, aunque obviamente se va potenciando con el propio refuerzo visual que implica el desarrollo de un remake con las herramientas tecnológicas actuales. La iluminación, el diseño gráfico de los armatostes mecánicos, la fluidez en los movimientos de los personajes o el trabajo de sombras están a un nivel superior que demuestra las posibilidades gráficas de los videojuegos actuales.

Al mismo tiempo, aunque ese avance gesta un claro contraste con el nivel gráfico del videojuego original, que estuvo amarrado a las propias restricciones de las consolas de la primera década de este siglo, la nueva versión del videojuego igual subraya lo adelantada de la apuesta de Dead Space en términos de propuesta interactiva y narrativa. Aunque existen cambios, con secciones completamente originales respecto a lo que fue el juego de 2008, gran parte de la aventura sigue tocando las mismas teclas para estremecernos. Es decir, aunque este videojuego podría haber sido una mera remasterización, su propio avance logra ir justificando paso a paso la realización de este remake.

Lo anterior es relevante, ya que Dead Space se logra establecer como una mejor experiencia en su nueva versión que lo que alguna vez pudo lograrse en el título original. Quizás no faltará aquél que diga que aquello es una herejía, pero el avance gráfico como las propias características de una consola como la Playstation 5 aportan un nivel de inmersión ausente en el desplazamiento original.

A pesar de que en esta nueva versión hay demasiadas secuencias de saltos y ruidos estridentes, tal y como sucedía en el original, también nos arrastran aún más profundo gracias a la forma en que opera el control DualSense, el trabajo atmosférico con el juego de luces y sombras o el rol clave del sonido en una experiencia como esta. Es por ello que jugar a este videojuego en una pantalla OLED 4K solo resalta la forma en que un videojuego antiguo puede ser revivido cuando existe una visión clara sobre qué es lo que se quiere hacer y también qué es lo que se quiere aportar a la hora de generar una nueva experiencia.

Lo último es lo más importante. Aunque Dead Space 2023 es técnicamente es el mismo juego del ayer, también no lo es del todo. Logra instalarse como una experiencia nueva de juego y probablemente lo habría logrado inclusive si su recorrido hubiese sido el mismo y no se agregasen las nuevas secuencias que terminan marcando su desarrollo, como es el caso de las nuevas experiencias de gravedad cero.

Finalmente, también es relevante hacer notar que este remake deja en claro que el videojuego original tenía un potencial que ni siquiera se logró explotar del todo con las secuelas, pues simplemente la tecnología aún no estaba a la altura para explorarlo.

Ahora que está a la altura, Motive Studios logró demostrar que explotar una marca no necesariamente implica volver a meter la mano al bolsillo de los jugadores. Y eso es justamente lo mejor, ya que deja en claro que la explotación de marcas conocidas siempre puede dar para más que los meros objetivos económicos que inicialmente impulsan a este tipo de luz verde.

Dead Space ya está disponible en PlayStation 5, Windows y Xbox Series X/S.

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