Entrenador de los niños tailandeses aplicó meditación budista ante ansiedad por rescate

Imagen Eakkapon Chanwong
El entrenador de los Jabalíes Salvajes, Ekapol Chanthawong, junto a Chanin Vibulrungruang.

Hasta ahora han sido rescatados ocho de los 12 niños del equipo "Jabalíes Salvajes" atrapados en una cueva. Para este martes se espera la última fase del operativo. El entrenador, que quedó huérfano a los 10 años, sería el último en salir.


Los tailandeses estaban optimistas tras el rescate hasta ahora de ocho de los 12 niños del equipo de fútbol atrapados junto a su entrenador en la cueva Tham Luang, al norte del país, desde el pasado 23 de junio. Así, los socorristas alistaban la tercera y última fase del operativo, para sacar a los cinco restantes de la gruta.

Luego de que hoy rescataran a otros cuatro menores, el equipo de buzos de alto nivel se tomó un descanso de nueve horas para que pudieran reemplazar los tanques de aire comprimido y las cuerdas que los guían hacia la salida de la cueva. Los primeros cuatro menores fueron sacados de la cueva el domingo. "Dos días y ocho jabalíes", posteó en Facebook el equipo de la Marina de Tailandia, encargado del proceso de rescate, en referencia al nombre del equipo de fútbol de los niños: "Jabalíes Salvajes".

Los 12 menores y su entrenador terminaron atrapados luego de fuertes lluvias que provocaron una inundación que les tapó la salida de la cueva.

Un equipo de 90 buzos -40 tailandeses y 50 extranjeros- ha estado trabajando en todo el sistema para sacar con vida a los niños de entre 11 y 17 años, y a su entrenador, de 25 años. La operación del lunes comenzó a las 11:00 y duró nueve horas, dos menos que el domingo, debido a que los socorristas ya tenían la experiencia del primer rescate.

La operación para sacar a los niños de la cueva implica buceo y escalada. Ninguno de los niños había buceado anteriormente y algunos incluso no saben nadar, por lo que tuvieron que ser brevemente entrenados para ello. Dos buzos ayudan a los niños a salir, uno adelante y otro atrás. El primero es el que guía y lleva el tanque de oxígeno del menor para que el peso no les dificulte nadar.

El plan de rescate está "diseñado para rescatar a cuatro a la vez", indicó el portavoz de los efectivos de rescate, Narongsak Osotthanakorn. Así, no era seguro si los últimos cinco podrán ser sacados este martes o si uno (el entrenador) se quedará solo en la cueva, esperando un día más.

Los ocho niños que ya salieron de la cueva, fueron inmediatamente trasladados en ambulancias y helicóptero al hospital más cercano, en Chiang Rai. En el hospital, los menores fueron alimentados con comidas blandas, al menos hasta que se recupere su sistema digestivo, que no recibió comida por 10 días, pese a que habían pedido carne de cerdo con albahaca picante.

Un secretismo absoluto ha dominado las labores de rescate, y se ha impedido la divulgación de la identidad de los ocho niños que han sido rescatados. Ni siquiera sus propios padres han podido saber quiénes son los que ya están a salvo. Las razones serían por respeto a las familias cuyos hijos aún no han salido de la cueva.

Las autoridades locales dijeron que los niños están sanos, y que, por ahora, figuran aislados para asegurarse de que no contrajeron ninguna infección en la cueva. Sin embargo, Narongsak Osotthanakorn dijo que un equipo de médicos determinará si los padres pueden ver pronto a sus hijos, probablemente a través de un vidrio.

"Adora a los niños"

Al mismo tiempo, se revelaron más detalles acerca del equipo de fútbol y especialmente sobre su entrenador, Ekapol Chanthawong, quien en realidad es el asistente del DT oficial del equipo. Este último no pudo asistir el 23 de junio al entrenamiento y Chanthawong debió reemplazarlo.

No era la primera vez que el joven se enfrentaba a la muerte. En 2003, cuando apenas tenía 10 años, sobrevivió a una epidemia de enfermedades respiratorias que azotó a Tailandia, pero perdió a sus padres y a su hermano menor.

Luego de aquella tragedia quedó al cuidado de su tía, quien lo ingresó a un monasterio para que se convirtiera en monje budista. Es esta última característica la que lo ha catalogado como una especie de "fuerza divina" enviada para proteger a los niños, según indica The Washington Post.

De acuerdo con los rescatistas, Chanthawong les enseñó a los niños a meditar y a cómo conservar la mayor cantidad de energía posible. Sin embargo, estaría dentro de los más débiles del grupo, en parte debido a que les dio su comida y el agua a los niños. La tía del entrenador habló hoy y manifestó que es una "persona generosa" y que "adora a los niños".

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