España y el 80 aniversario de la Guerra Civil bajo la sombra de Franco

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Los restos de Franco están en el Valle de los Caídos, mausoleo que él mismo mandó a construir.

El debate sobre la exhumación de los restos del dictador español, propuesto por el gobierno, ha generado fuertes divisiones políticas y ha sido calificado como una "estrategia política".


Ochenta años han pasado desde que se dio por terminada la Guerra Civil española, y prácticamente la misma cantidad de años desde que se instauró en España la dictadura de Francisco Franco (1939-1975). El 1 de abril de 1939 Franco firmó el último parte de la Guerra Civil en el que se leía: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado".

Como en cualquier régimen autoritario, las divisiones en la sociedad quedan como vestigios, y para este aniversario se hacen aún más visibles, pese al paso de los años. La exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos -el mausoleo monumental que él mismo ordenó a construir- propuesto por el jefe del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, no tiene a todos contentos.

Una encuesta realizada por el diario La Vanguardia en febrero de este año, en la que votaron cerca de 20 mil personas, refleja esta polarización. Un 58,9% considera que sí es hora de que el cuerpo de Francisco Franco sea exhumado, mientras que un 41% no está de acuerdo con la medida propuesta por el gobierno socialista.

La exhumación fue aprobada por el Congreso español en septiembre del año pasado, y se llevaría a cabo el 10 de junio, después de las elecciones generales el 28 de abril, y de las elecciones autonómicas el 26 de mayo. Los restos de Franco serán trasladados al cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, donde está enterrada su mujer, Carmen Polo. A la medida se opone la familia de Franco y la oposición conservadora (Partido Popular y Ciudadanos), además del partido de extrema derecha Vox. El objetivo del gobierno es evitar que la nueva tumba de Francisco Franco se convierta en un lugar de "exaltación" del franquismo.

La Guerra Civil cala aún hondo en los españoles. El conflicto que se inició en 1936 y que derivó en un enfrentamiento entre el "bando sublevado" liderado por Franco y el "bando republicano" instalado en el gobierno con el Frente Popular, provocó cerca de 500 mil fallecidos y 450 mil exiliados.

Según Jorge Galindo, analista político y sociólogo español, de las cuatro dimensiones estándar de cualquier proceso de transición: verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición; la única que se priorizó en España fue la última. "En ese momento el país temía que se produjese algún tipo de conflicto interno que fuese espejo de la Guerra Civil. Durante la transición (desde 1975) se primó la garantía de no repetición y fue a costa de la verdad, la justicia y la reparación".

Memoria histórica

Así, el politólogo asegura que desde el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) que hay un intento por recuperar las otras tres dimensiones. "Hay una disputa sobre la memoria histórica, y uno de los puntos de disputa es qué pasa con los restos del dictador, es un debate que es perfectamente normal que se tenga en una democracia. Inevitablemente va a estar cargado con una dimensión ideológica", dice Galindo a La Tercera.

De todos modos, para algunos expertos el tema de la exhumación sería una mera estrategia política del Partido Socialista (PSOE).

El escritor Jesús Palacios, coautor del libro Franco, una biografía personal y política, señala a La Tercera que "el Partido Socialista ha querido una bandera política con lo de la exhumación del cadáver de Franco. Y se equivoca de la cruz a la raya". Palacios recuerda que hace unos años (2010-2011), José Luis Rodríguez Zapatero solicitó un dictamen a una comisión de expertos. "Su resolución fue muy clara al señalar que sería deseable la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, pero que para ello habría que contar con tres premisas indispensables: un amplio consenso político, el permiso de la Iglesia Católica, y la aceptación y acuerdo de los familiares", indica Palacios, y agrega que "ahora, las dos últimas premisas, al menos, no se dan".

El historiador español Javier Cervera piensa algo similar y asegura a La Tercera que "es una polémica generada artificialmente por el actual gobierno. Hasta el verano pasado, muchos españoles o no sabían o no se paraban a pensar nunca dónde está enterrado el dictador".

Por ello, lo que se recoge es que el PSOE estaría detrás de una estrategia política. "Con ello (el gobierno), únicamente busca recuperar los votos o el apoyo de una buena parte de la izquierda que se había ido a la formación de Podemos. En esa estrategia se encuadra sacar al escenario político la figura de un dictador que se murió ¡¡hace más de 43 años!!, una figura que a nadie, salvo a nosotros los historiadores, interesa", sentencia Cervera.

La irrupción de Vox

"Vox es el franquismo, exactamente lo que nos quisimos quitar de encima", dijo el reputado periodista español Iñaki Gabilondo a eldiario.es. Ante la pregunta de cómo calificaría Vox, en qué espectro político, Gabilondo menciona el franquismo: "Me resulta absolutamente reconocible porque lo viví. Me rejuvenece, me devuelve a mi infancia, a mi juventud".

En la antesala de este aniversario del fin de la Guerra, Vox ha criticado los esfuerzos de Pedro Sánchez por exhumar al dictador, argumentando que se debería enfocar en abordar la independencia y la inmigración catalana en vez de "utilizar a los españoles como rehenes en su política de propaganda ideológica".

Sin embargo, hay voces más cautas al hacer la comparación de Vox y el franquismo. Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III de Madrid, plantea al diario The Guardian que aunque Vox puede obtener apoyo de los nostálgicos de Franco, es un partido del nuevo populismo.

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