Muere extrabajador de Boeing que denunció que la empresa ponía en riesgo a los pasajeros

Barnett, de 62 años, trabajó por varias décadas en Boeing como gerente de calidad y murió el pasado 9 de marzo. Los días previos a su fallecimiento estuvo testificando en una demanda contra la compañía,


John Barnett, un extrabajador de 62 años de Boeing que denunció públicamente fallas en los estándares de calidad y seguridad de la compañía, fue hallado muerto esta semana, informaron medios estadounidenses.

En los días previos a su muerte, había estado testificando en una demanda contra Boeing, según la BBC. La semana pasada había sido interrogado tanto por los abogados de la compañía como por sus propios abogados.

Actualmente Boeing se encuentra bajo un duro escrutinio por las autoridades de Estados Unidos por el proceso de fabricación de los aviones modelo 737-9 (MAX), luego de que en enero pasado uno de los paneles de uno de estos aviones se desprendiera en pleno vuelo.

Barnett, de 62 años, quien se retiró en 2017 tras trabajar por varias décadas en Boeing como gerente de calidad, murió el pasado 9 de marzo aparentemente por una herida de bala autoinfligida, consignaron las autoridades locales del Condado de Charleston.

El Departamento de Policía local continúa investigando su muerte, indicó el Washington Post citando un comunicado del condado.

Boeing 737-9 MAX que se vio forzado a un aterrizaje de emergencia tras perder una puerta en pleno vuelo. Foto: Reuters

Desde Boeing, por su parte, manifestaron que lamentaban la muerte de Barnett y que sus pensamientos estaban con su familia y amigos, mientras que la Administración de Aviación Federal y los abogados del exempleado no quisieron dar declaraciones, indicó el medio estadounidense.

Barnett y sus críticas salieron a la luz pública mediante una publicación del New York Times y de la BBC en 2019, donde el exempleado denunció que Boeing había acelerado la producción de sus aviones 787 Dreamliner poniendo así en riesgo la seguridad de los pasajeros.

Junto con esto, también denunció que los sistemas de oxígeno de emergencia diseñados para estos aviones tenían una tasa de fallo del 25%, es decir, uno de cada cuatro de estos aviones podían potencialmente perder oxígeno rápidamente en caso de una descompresión súbita de la cabina.

Desde la compañía rechazaron estas acusaciones, sin embargo una revisión de la Administración Federal de Aviación reveló que algunas de las preocupaciones de Barnett eran ciertas.

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