Putin en rueda de prensa anual: Llama a no suberstimar peligro de posible guerra nuclear y desmiente confesión de espía rusa

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AP

El presidente Putin celebró su conferencia de prensa anual de fin de año frente a casi 2.000 periodistas locales e internacionales.


El presidente ruso, Vladímir Putin, pidió hoy que no se subestimar el peligro de una posible guerra nuclear y criticó a EE.UU. por provocar una nueva carrera armamentista al salirse de importantes acuerdos de desarme nuclear.

"Lamentablemente, existe una tendencia a subestimar" el peligro de una guerra nuclear, dijo durante su rueda de prensa anual a la que asisten casi 2.000 periodistas rusos y extranjeros.

Además, denunció que existe "la tendencia a reducir el umbral" para el empleo de armas nucleares y advirtió de que ello "puede conducir a una catástrofe nuclear global".

El jefe del Kremlin destacó, en este sentido, el peligro que representan las "ideas de crear cargas nucleares de baja potencia", para el uso de estas con fines tácticos.

Acusó a Estados Unidos de provocar una carrera armamentista con su abandono del tratado de eliminación de misiles nucleares de alcance corto y medio (INF).

"Es muy difícil imaginar cómo se va desarrollar la situación. ¿Y qué vamos a hacer nosotros si aparecen esos misiles en Europa?", se preguntó Putin.

Tras una pausa, agregó: "Desde luego, vamos a garantizar nuestra seguridad. Y que después no chillen por que logramos algunas ventajas. No buscamos ventajas, sino equilibrio".

Recordó que, después de que EE.UU. abandonara el tratado sobre defensa antimisiles, "Rusia se vio obligada a responder con la creación de nuevos armamentos capaces de superar estos sistemas de defensa antimisiles".

"Ahora oímos que Rusia ha obtenido ventajas. Sí, es cierto. Nadie en el mundo tiene esos armamentos. La potencias más importantes los tendrán, pero por ahora no los tienen...", dijo el presidente ruso.

En términos estratégicos generales estas ventajas "son simplemente un elemento de contención de preservación de la paridad", agregó.

Espía rusa en Estados Unidos

El presidente ruso, Vladímir Putin, desmintió hoy la confesión de María Bútina, la joven rusa detenida en EE.UU. por espionaje, de que trabajaba para el Kremlin.

"Yo no entiendo qué es lo que ha confesado, ya que ella no cumplía con ninguna misión del Estado o de los órganos estatales. Esto se lo puedo asegurar, independientemente de lo que ella haya dicho bajo la influencia de las amenazas, de una pena de cárcel de 12-15 años", dijo Putin.

Putin, quien destacó que al Kremlin no le es "indiferente" la suerte de Bútina, subrayó que no hay motivos para que la ciudadana rusa siga en prisión en Estados Unidos.

Al mismo tiempo, negó que Moscú vaya a recurrir al principio de "ojo por ojo, diente por diente", en el sentido de apresar ciudadanos extranjeros para canjearlos por sus ciudadanos detenidos en otros países.

El jefe del Kremlin aseguró que Bútina nunca ha trabajado para los servicios secretos rusos, donde nadie sabe "absolutamente nada de ella", según los jefes de dichos órganos informaron al propio Putin.

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Maria Butina se ha declarado como "representante informal de Rusia". Foto: AP[/caption]

Rusia considera "infundadas" las acusaciones presentadas por las autoridades estadounidenses contra Bútina, a la que el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró que le prestará asistencia para lograr "su pronto regreso a casa".

Lavrov atribuye la confesión hecha por Bútina en un tribunal federal de Washington a las malas condiciones en las que está recluida la presunta agente, que "fueron creadas para socavar su voluntad y obligarla, de hecho, a reconocer algo que ella, probablemente, no ha hecho".

Bútina, de 30 años y a quien EE.UU. vincula con el Kremlin, confesó su culpabilidad en un delito de conspirar contra Estados Unidos, que le podría acarrear una condena máxima de 5 años de prisión en el marco de una causa judicial que ha generado una gran expectación.

La presunta espía, detenida en julio de 2018, hizo esa confesión después de que su defensa registrara una petición en la que solicitaba una audiencia para cambiar su declaración inicial, en la que se había declarado inocente.

La acusada admitió que actuó en coordinación con funcionarios rusos para tejer una red de influencia en la política estadounidense cuando se hacía pasar por estudiante y aceptó cooperar con las autoridades estadounidenses.

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