Alberto Plaza: "Hay que ser valiente para decir lo que dije"

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El artista habla de sus comentadas críticas al humor de Viña 2017, evento al que dice que no volvería "por ningún motivo".




En el reciente Festival de Viña, Alberto Plaza (55) se convirtió en un protagonista inesperado. Aunque no estuvo sobre el escenario, su nombre apareció en casi toda la cobertura del evento tras una carta que envió a El Mercurio y donde criticaba a los humoristas. "Los flaites se han apoderado de ese espacio", fue su frase más comentada.

¿Qué lo llevó a enviar esa carta?

Yo veía venir este espiral de degradación desde hace años. El Festival ha ido dando espacio a que los humoristas corran los límites y utilicen palabras vulgares que la gente decente no usa en ese contexto. Y la gente decente está en todos lados, esto no es una lucha de clases. Yo lo veía venir y la gota que rebalsó el vaso fue el show de Chiqui Aguayo, en que me pareció que alguien tenía que sacar la voz. Empecé a verla, y ya como partió, no daba para seguir viéndola. Ahí sentí que era el momento de hablar.

¿No la vio completa?

No, no, no. No resisto. Uno no tiene por qué ver eso. Desde mi perspectiva, no encuentro razón y hay cosas mucho más interesantes que hacer, ejerzo mi derecho a cambiar (de canal). Qué pena tener que irse de ese lugar porque se puso malo. Es como decir 'se puso malo el barrio y hay que cambiarse'.

Muchos pueden cuestionar cómo usted pudo hacer un análisis de esa rutina sin verla entera.

Claro que no la vi. No es necesario verla. Si estás viendo a dos personas que están teniendo sexo en la calle, tienes que parar eso o irte. ¿Para qué te vas a quedar viendo? Hay lugares públicos y privados. No tengo por qué tragarme todo eso, no es necesario. Basto con ver lo que vi para darme cuenta por dónde venía la mano.

Pero hay todo un festival que apoyó esta rutina. ¿Su crítica es también para la organización?

Es que ahí uno se pregunta: "¿qué es lo que quieren chequear cuando les piden las rutinas con anticipación?". Si ellos piden los libretos para revisarlos y dejan pasar esto, ¿qué sería entonces lo que no dejan pasar? Ahora, el Festival sigue siendo una fiesta inmensa y su transmisión fue espectacular.

El argumento que dieron los humoristas fue: "así habla la gente".

Ese argumento es falso, porque no toda la gente habla así. No podemos llegar a aceptar como correcto el argumento de que se hable en cualquier parte de cualquier forma. La inmensa mayoría de la gente tiene sexo. Pero no es necesario que vayamos a mostrar en un escenario cómo lo hacemos.

¿Qué le parece que el humor sea lo que genera más rating?

Es que esas sintonías contienen mucho más que el conglomerado de gente que quiere escuchar groserías. Contiene a los que quieren escuchar una rutina crítica, a los que esperan que la rutina no sea tan vulgar y se decepcionan, a los que están en shock, a los que tienen puesta la tele porque sí. El que recurre a palabras vulgares es como el que le dice al niño chico: "¡el poto!" y el niño se ríe. Es muy básico, es un recurso que denota falta de inteligencia.

En la Quinta Vergara, la gente se rió y lo premió con gaviotas.

¿Te acuerdas de la muñeca inflable? Los que estaban en el escenario estaban en shock y se rieron. Es un acto tan fuera de la decencia, que los que estaban ahí no supieron qué hacer. Ellos ya con la mente fría deben haber pensado después: "me debería haber bajado". Por eso, la masa se comporta diferente que la persona cuerda. La masa no es cuerda. No podemos entregarle a la masa la capacidad de discernir como lo haría un individuo en todas sus capacidades mentales. Hay gente que no aceptaría eso en una comida en su casa. ¿Te imaginas a Chiqui Aguayo contando esos chistes en la alcaldía, con la alcaldesa?

¿Qué le pareció que Copano ocupara su tema Que cante la vida para reírse de usted en su show?

Ese me parece un recurso genial. Es un recurso sutil, inteligente. Lo que dijo antes no, no me parece inteligente, me parece que cayó en lo mismo que estamos hablando. Pero fue brillante terminar riéndose de mí de esa forma, lo aplaudo.

Tras su show, lo calificó a usted como "vocero de la vieja guardia".

No me siento así, pero es posible que en la percepción de él y de mucha gente sea así. Lo que no entiende la gente joven, y no lo entendía yo cuando era joven, es que las sociedades cuerdas avanzan de la mano de la gente más sabia. Yo también tuve la edad de Copano, tuve la rebeldía de él, nunca con vulgaridades, pero pasé por eso. Entonces, querer eliminar el pensamiento de alguien porque sí, querer borrarlo del mapa, es una actitud fascista. Decir "este está acabado" es fascismo en estado puro. Se me ha tildado de facho y eso es falso: los que me conocen saben que yo fui opositor a Pinochet.

¿Cree que esta polémica puede desviar el foco de su carrera?

No, la gente que me ataca no es gente que me haya ido a ver ni gente que en el futuro me vaya a ver tampoco. Por tanto, no he perdido nada. He ganado la satisfacción de poner un tema sobre la mesa. Yo pongo mi cabeza y la pongo con alegría, porque las sociedades avanzan de la mano de los valientes y hay que ser valiente para decir lo que dije. El apelativo más injusto que se me ha puesto es "Alberto Plata", porque ¿quién podría pensar que alguien que proviene de un colegio católico de clase media alta se podría dedicar a la música porque le interesa la plata?. Por último "Alberto Lata" lo encuentro más razonable.

Entonces, ¿asume los costos de decir algo así?

Lo que quieran, estoy dispuesto a pagar cualquier costo si el beneficio es recuperar la decencia para el Festival.

Si lo invitaran a Viña, ¿iría?

No, por ningún motivo. ¿Qué voy a hacer yo ahí? Para ir a poner mi cabeza como un circo romano, por ningún motivo. Ni siquiera me lo tengo que plantear, porque no me van a invitar nunca más. Para mí, Viña ya pasó, el Festival no me va a llamar nunca más y no tengo nada qué hacer ahí.

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