Bienvenido al nuevo cuerpo ideal

Con septiembre y la llegada de la primavera a la vuelta de la esquina, comienza a crecer la preocupación por cómo nos vamos a enfrentar al verano. Pero los sistemas de entrenamiento que se han tomado los gimnasios y plazas desde hace algunos años hablan de un cambio en el estereotipo del cuerpo perfecto y una nueva cultura deportiva. Porque ya no basta con ser flaco, además hay que ser fuerte.




Hace poco menos de un año, jugando en una liga de futbolito, un rival me rompió la tibia y el peroné de una patada. Hace cuatro meses fui dado de alta, pero me ha costado retomar el ritmo deportivo, sobre todo porque soy de los que celebran el auge del "fofisano" y me alegro mucho cuando veo las fotos de Leonardo DiCaprio descuidadamente barrigón, tomando cerveza rodeado de supermodelos en una isla privada

Por esas mismas razones, fue a mí al que le pidieron que investigara y probara qué tan difícil es para el chileno común -67 por ciento con soprepeso y mayoritariamente sedentario, según el Minsal- insertarse en la cultura deportiva de moda, basada en programas con nombres como Crossfit, HITT o Insanity.

Cambio de patrón

Todavía no son las nueve, y es uno de los días más lluviosos de lo que va del año, pero en Speedworks hay unas 10 personas haciendo entrenamiento funcional, nombre que designa a una serie de programas basados en ejercicios cortos e intensos que gastan muchas calorías, a la vez que mejoran los movimientos de forma integral y, en poco tiempo, aumentan la masa muscular.

La mayoría de los que están en el complejo Vitadeportes ese día tienen cuerpos fibrosos. Por eso, entre ellos llama la atención Catalina Pfingsthorn, una delgada diseñadora de 24 años. "Siempre he sido muy flaca, pero cuando me metí a un gimnasio empecé a adelgazar todavía más. Hablé con el profesor y me hizo una rutina con más peso y empecé a tomar unos batidos", cuenta y luego explica que entrena tres veces por semana, lo que ha cambiado sus hábitos de alimentación. "Si antes comía una cucharada de arroz, ahora como dos o me repito el plato de tallarines", dice.

Aparentemente su caso ya no es tan raro. "Hoy se está buscando un patrón corporal distinto. Las mujeres quieren tener un poco más de musculatura y escapar del físico esquelético", analiza Paulo Morales, jefe del staff técnico de Speedworks. Para hacerse una idea de lo que estamos hablando hay que entrar a la categoría fitness de la red social Pinterest, donde hay cientos de imágenes de mujeres (o de partes de ellas), haciendo flexiones, abdominales y mostrando sus tonificados músculos ("tonificado" es hoy la palabra de moda en el mundo fitness).

En Estados Unidos el fenómeno ganó notoriedad en abril, cuando la cantante Pink subió una foto suya en una gala y desencadenó cientos 'trolleos' en Twitter. Le decían que estaba gorda y que tenía que adelgazar. Ella dijo que se sentía muy bien con su cuerpo "sano, voluptuoso y enloquecidamente fuerte", una frase que habla de que el estereotipo del cuerpo perfecto podría estar cambiando. Algo que se resume muy bien en el eslogan de moda: "The strong is the new skinny" ("fuerte es el nuevo delgado").

Juan Soto, profesor de deportes en los campus de la Universidad Católica, cree que estos duros entrenamientos -y el físico que moldean- están adaptados a los tiempos. "La gente busca cuerpos que le permitan soportar el ritmo de vida. Te dicen: 'yo no quiero ser regia, quiero aguantar el ritmo y poder jugar con mi hija'". El entrenamiento funcional, ideado para lograr ese cuerpo con músculos marcados (pero no exagerados), distinto al mucho más estilizado que se consigue corriendo -por ejemplo-  está abierto para todo público, pero no basta con las ganas para empezar.

La  primera clase de Speedworks consiste en una serie de pruebas sencillas para saber en qué condición estoy. Mis resultados no son los mejores: me dicen que mi cuerpo está lleno de asimetrías que podrían derivar en lesiones y que soy parte del 30 por ciento que debe ir al kinesiólogo antes de entrenar. "Por lo menos la flexibilidad está bien", me consuela Morales, y me cita a una clase adaptativa.

Tonifícate 

Andrea Droguett es terapeuta ocupacional y tiene 31 años. Desde hace uno y medio practica Crossfit, el sistema de entrenamiento que más suena en Chile. Según la página oficial, en el país hay 32 boxes –lo que para el resto se llama gimnasio, para los 'crossfiteros' es el box-. Para Christian von Höveling, marketing manager de Reebok Chile -marca que en 2010 firmó una alianza global con Crossfit-, las mujeres que lo practican van al alza y en varios boxes son más que los hombres.

"Llegué buscando verme flaca, pero me di cuenta de que las otras mujeres con que entrenaba no eran flacas, pero se veían bien. Enganché con esta idea que no es la de la típica flaca-modelo, pero que son súper marcadas y muy fuertes", admite Droguett. Esto es algo que según David Castillo, su profesor, le pasa a más mujeres: "Llegan para bajar de peso, pero después van queriendo más carga".

El Crossfit es una de las variantes más intensas de entrenamiento funcional. Fue creado por Greg Glassman en los 70 y hoy tiene una marca patentada y más de 11 mil box afiliados en el mundo. Quienes lo practican son constantemente llamados a dar más. Si no hay dolor no sirve pareciera ser el mantra.

Andrea Droguett cuenta orgullosa que cuando partió entrenando en el box Guerreros Crossfit de La Florida, apenas podía sostener la pesa de 15 kilos. Ahora levanta más de 42.

Alentado por su experiencia me meto a una clase con Castillo. Son 10 minutos de calentamiento, con 100 saltos a la cuerda y abdominales; 30 de desarrollo de habilidades levantando pelotas y pesas; y 15 de una prueba física desquiciada. Los entrenamientos se hacen en grupos de no más de 15 personas, lo que ayuda a que sean más "personalizados" y a formar comunidades. Droguett cuenta que parte de su vida social se desarrolla en torno al box, donde también entrena su marido. Celebran los cumpleaños y tiene tres grupos de WhatsApp con la gente del gimnasio.

Otros grupos prefieren entrenar con un personal trainer al aire libre, y se los encuentra por ejemplo en las plazas, lo que incluso ha provocado polémicas con algunos municipios -Las Condes, Providencia o Vitacura-, que han intentado regular estas actividades.

Mi desempeño de novato ex convaleciente en Crossfit no es bueno, y el entrenador Castillo me trata de subir el ánimo: "Acá la idea es no discriminar, si bien tú tuviste algunas… 'incapacidades' para saltar la cuerda, igual lo lograste. ¿Te fijai? Yo te estimulé hasta que activaste tu cuerpo".

Tras la sesión confirmo que el Crossfit trabaja músculos que hasta entonces no conocía, los que se coluden y me duelen simultáneamente por los siguientes cuatros días. Soto me explica que hay que tener cuidado: "Las personas dicen 'si no duele, no sirve', lo que es mentira. Hay un periodo antes de iniciar un programa de entrenamiento para familiarizarse. No puedes llegar y entrenar como todos, pero en muchos lados llegas y te tiran".

Carlos Burgos, director de los centros médicos y gimnasios MEDS, dice que a raíz  de eso han visto "una explosión de lesiones" y alerta que estos entrenamientos "no son para todos".

Gimnasios virtuales

El "espornosexual" es la palabra que define el esfuerzo masculino por parecerse físicamente a los deportistas y estrellas pornos. Según Mark Simpson, periodista y creador del término en 2014, es el estadio posterior al metrosexual, palabra que él mismo acuñó 20 años antes. "La metrosexualidad –explica Simpson por e-mail- tiene que ver con las ganas de ser deseado, y la "espornosexualidad" es su intensificación, una versión de lo mismo más centrada en el cuerpo. En parte se ha desarrollado porque la metrosexualidad ordinaria -la de los hombres que cuidan su apariencia, usan productos y se interesan por la moda- se ha vuelto algo normal. Para llamar la atención hoy tienes que probar algo un poco más difícil".

La evidencia, dice Simpson, es la consagración de Men's Health como la revista masculina más vendida en el mundo y las miles de imágenes con poca ropa que anónimos suben a redes sociales en poses como las de Cristiano Ronaldo o Alexis. "Las selfies y Facebook propagan la 'espornosexualidad'. Los hombres jóvenes se están poniendo en forma en el gimnasio, sacándose fotos a sí mismos frente al espejo del camarín y subiéndolas para obtener 'likes'. Los 'espornosexuales' no sólo se están comparando con celebridades o modelos, están comparando sus abdominales entre ellos, globalmente", agrega el autor inglés.

En Chile en los centros de entrenamiento las mujeres acusan a los hombres de sacarse fotos sin polera, pero ellos se desentienden. Dicen que no lo hacen, que sólo suben "sus rutinas de entrenamientos", pero basta dar un repaso a hashtags en Instagram -como #crossfitchile o #workoutchile- para encontrarlos.

Rubén Contreras tiene 21 años, es de San Vicente de Tagua Tagua y hace dos años partió con un canal de YouTube con tutoriales de Street workout, un taquillero sistema de entrenamiento callejero, que luego complementó con una página web y perfiles de Facebook e Instagram en los que muestra sus ejercicios y, claro, su cuerpo. Su cuenta en YouTube tiene tres mil seiscientos suscriptores, lo que le permitió tener "tutoriales premium" para un grupo al que entrena online.

"Les cobro 10 mil pesos al mes y tienen derecho a rutina, nutrición, entrenamiento personalizado y a hacerme todas las preguntas que quieran por videoconferencia o WhatsApp", cuenta Contreras, que tiene 10 alumnos -seis chilenos y cuatro extranjeros- en el curso de cuatro meses. ¿Cómo se instruye un sanvicenteano que congeló en segundo año de Educación Física sobre nutrición? "Lo aprendí del canal de YouTube de un chico de Ecuador, me contacté con él e hice un seminario online. Él estudió nutrición. Otras cosas las he investigado en Internet y en libros de la biblioteca", explica.

Sin embargo, Carlos Jorquera, nutricionista deportivo de Clínica Las Condes, dice que un porcentaje altísimo de la información nutricional en internet tiene errores. "Un 80 o 90 por ciento de los contenidos está dado por los mismos tipos que entrenan; el problema es que la consiguen por experiencia, les funciona una alimentación en un entrenamiento y lo toman como norma", dice.

Entre los 'crossfiteros' son populares la dieta paleolítica (alimentación "cavernícola" compuesta por carne, vegetales, frutas y frutos secos) y la de las zonas (que mide el consumo de carbohidratos, proteínas y grasa en proporciones de 40, 30 y 30 por ciento, respectivamente). "Hay mucha ignorancia", insiste Jorquera.

Deporte exprés

En un salón del gimnasio Bioacción de Providencia suena fuerte un playlist con grupos como Fiskales Ad hok, Attaque 77 o Ska-P. Adentro el instructor Jonathan Santander corea las canciones, da saltitos epilépticos y motiva a sus alumnos gritándoles a pocos centímetros de la cara. Una versión local del estilo de Shaun T, el coreógrafo que inventó y popularizó Insanity, el programa de moda en Estados Unidos, el tercero que pruebo y el más ambicioso: promete resultados en dos meses a quienes compren sus 10 DVD con rutinas de sólo 30 minutos.

Santander explica que su estilo le sirve para que sus alumnos hagan los movimientos (el alpinista, el suicida, el ataque de manos o el un, dos, tres) de la rutina compuesta por intervalos de tres minutos de ejercicios intensivos por 30 segundos de descanso. La clase, eso sí, es menos dura de lo que esperaba. La razón es que los participantes están menos entrenados que en el resto de los programas que he probado. Santander es consciente de esto y nos motiva jubilosamente, pero hasta ahí nomás.

Este no es el único lugar donde ofrecen entrenamientos exprés. Otra opción menos breve –dura 45 minutos, pero infinitamente más glamorosa es el Bootcamp, el entrenamiento funcional que diseñaron en Youtopia, el club deportivo más exclusivo de Santiago. Después de ejercitarse, los deportistas pueden ir al spa, la barbería o al salón parisino Dessange, que tiene la única sede de la franquicia en Chile dentro del club.

A esta moda también se sumó  el centro KMP, en Providencia y Ñuñoa, donde desde principios de año dictan clases de HIIT (acrónimo en inglés de High Intensity Interval Training), pensado para personas con poco tiempo: dura sólo 20 minutos. "Tenemos clases todo el día, pero cuando llega más gente es a la hora de almuerzo", dice Sebastián Rodríguez, coordinador de entrenamiento en KMP.

Además, está e-fitness, que combina distintas metodologías de entrenamiento que se realizan con un tecnologizado traje con electroestimulación en los músculos, intensificando los ejercicios y potenciando su efecto. Se usan unas mallas muy apretadas y encima algo que parece un chaleco antibalas que es donde se transmite la carga eléctrica. Sus principales clientes son novias apuradas por entrar en el vestido y aunque parece sencillo, tuve que abandonar la clase a los 15 minutos de los 20 que dura.

La pregunta es si detrás de esto está la búsqueda de un cuerpo más sano o un estereotipo cada vez más inalcanzable. La periodista irlandesa Roisin Kiberd definió el fenómeno en The Guardian como un 'fascismo corporal': "Ya no se trata sólo de estar 'gordo' o 'delgado': 'estar sano' ahora funciona como una etiqueta aspiracional, una que es más poderosa y potencialmente engañadora que lo que 'ser delgado' alguna vez pudo ser".

"Estas son modas, como las patas de elefante", dice, a modo de conclusión, Soto en una opinión compartida. "El deporte es como la ropa. Como hoy salió el Crossfit, mañana saldrá una mezcla entre el levantamiento de pesas y el yoga, o no sé. Van a durar un par de años y luego se van a ir apagando", remata Carlos Burgos.

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