Crítica de TV: Feroz, Identidad Perdida

Una comedia (Lola, 2007), una de misterio (Don amor, 2008) y un drama (Cuenta conmigo, 2009). Las últimas teleseries de Canal 13 son el reflejo de los vaivenes internos. Distintos cerebros, distintas ideas que han provocado la pérdida de identidad de su área dramática.

Feroz va en esa línea: un nuevo director, un elenco que no se conocía, la exploración en un género en que no tienen experiencia y volcados a la entretención pura, renunciando a los "contenidos valóricos" que siempre preocupan al Consejo UC. 

La producción de hombres lobo -que tuvo una campaña  publicitaria espantosa- mostró agilidad en su primer capítulo, gracias a una edición eficaz que enganchó a riesgo de dejar cabos sueltos y errores de continuidad a su paso. Mostró que en los nudos principales hay material para desarrollar y tuvo un par de efectos visuales que ya se quisiera Conde Vrolok. 

Entre los desaciertos, la musicalización redundante (Acosta y Campos se reencuentran y suena Donde hubo amor, de Myriam Hernández), la iluminación (a Leonor Varela se le notaba cada marca de su cara) y, principalmente, la falta de dirección de actores. Cada uno está en un registro diferente: Cristián Campos despliega oficio e Ignacio Garmendia logra convencer, pero el resto se muestra perdido. Dos ejemplos: la sobreactuada Patricia López y la empaquetadísima Manuela Martelli (además, sin química alguna con Garmendia).

Gane o no Feroz, la duda es qué camino quiere tomar Canal 13 en sus telenovelas. Porque para fidelizar al público tienen primero que recobrar su identidad.