Destituyen a dos generales en EE.UU. por negligencia en Afganistán

Es la primera vez desde la Guerra de Vietnam que se pide la destitución de un oficial de tan alto rango en Estados Unidos, y el hecho de que sean dos lo convierte en algo aún más excepcional.




El Cuerpo de Marines de Estados Unidos ha pedido la destitución de dos generales por su negligencia y respuesta deficiente a un ataque talibán contra una base militar en Afganistán en la que fallecieron dos soldados y media docena de cazas fueron destruidos, confirmaron hoy fuentes del Pentágono, consigna EFE.

Las conclusiones de un informe sobre el ataque perpetrado en septiembre de 2012 contra la base de la OTAN de Camp Bastion en Afganistán recomienda la destitución del general mayor (equivalente a un general de división) Charles M. Gurganus y del general mayor Gregg A. Sturdevant. 

Es la primera vez desde la Guerra de Vietnam que se pide la destitución de un oficial de tan alto rango en Estados Unidos, y el hecho de que sean dos lo convierte en algo aún más excepcional.

Según el informe del comandante del Cuerpo de Marines (Infantería de Marina), James F. Amos, los oficiales "no tomaron las medidas necesarias para asegurar la protección de la base, lo que llevó al ataque del 14 y 15 de septiembre".

La investigación detalla que los insurgentes talibán estuvieron planeando el ataque desde 2011 y, según Amos, los generales "no exhibieron el nivel de juicio que se espera de mandos de su rango".

El informe reconoce que Camp Bastion, una base aérea bajo mando británico en el marco de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) y anexa a un importante cuartel general de EE.UU., había sufrido antes del ataque una fuerte reducción de tropas, pero que eso no explica cómo 15 combatientes insurgentes pusieron en jaque a la fortaleza.

"Gurganus y Sturdevant fueron negligentes al no prepararse para los diversos tipos de amenazas a las que se podían enfrentar en las provincias de Helmand y Nimroz (centro sur de Afganistán)", según apunta el informe.

Ninguno de los generales puso atención a la posibilidad de un ataque externo sobre la base y la investigación concluye que el perímetro de seguridad "era escandalosamente vulnerable a un ataque del exterior".

Según Amos, "la bruma de la guerra, el riesgo incierto del combate y las acciones del enemigo no eximen a los mandos de ser responsables" ni de tomar decisiones "razonables y prudentes".

En el ataque fallecieron el teniente coronel Christopher Raible y el sargento Bradley Atwell y fueron heridos 8 militares, y los insurgentes consiguieron destruir seis cazas Harrier valorados en 24 millones de dólares cada uno.

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