El 9% de los preescolares santiaguinos son depresivos

Según el estudio, a esa edad, la enfermedad se desencadena por factores externos y  su temprana detección es crucial para evitarla en el futuro.




Pierden las ganas de jugar, despiertan por las noches y miran con tristeza. En los casos más extremos, incluso pueden llegar a tener conductas suicidas. Se trata de la depresión que desarrollan los preescolares al vivir situaciones fuertes, como muerte o separación de sus padres, abuso sexual u otras. Un estudio realizado en la Región Metropolitana demostró que un 9% de los menores padece esta enfermedad y que en muchas ocasiones no es diagnosticada a tiempo. Además, comprobó que el vínculo afectivo con la familia y la asistencia al jardín infantil son factores que protegen a los menores de la depresión.

El estudio pretende ser la primera aproximación al tema. "En Chile no se habla de depresión en preescolares, pero es algo que está pasando y que los siquiatras reconocen", afirma Ximena Godoy, psicóloga y médico cirujano del Hospital Exequiel González Cortés, autora del estudio.

EL ESTUDIO

La investigación -que aún se encuentra en curso- usó una muestra de 1.250 niños de entre tres y cinco años. Por medio de un cuestionario, respondido por los padres, se encontraron cerca de 100 niños que presentaban síntomas depresivos. Según indica este estudio, la depresión afectaría independiente de la situación socioeconómica del menor. "Tanto en el barrio alto como en sectores populares encontramos depresión", comenta Ximena Godoy.

Algunas de las conductas depresivas que se midieron fueron la anhedonia -la incapacidad para experimentar placer-, sensación de soledad o abandono, estancamiento del desarrollo, trastornos del sueño o la alimentación. Factores que provocan estos síntomas son la violencia o abuso sexual, separación de los padres o abandono por parte de éstos, alcoholismo en uno de los padres o el nacimiento de un hermano. "Las depresiones a esta edad tienen algún factor externo desencadenante, por ejemplo, estar sometido al estrés crónico que produce la violencia intrafamiliar", explica Flora de la Barra, siquiatra infantil de Clínica Las Condes.

La depresión en niños tan pequeños ocurre porque el menor "vive en razón al vínculo, a una figura significativa. Y si pierde esa figura, se siente abandonado", dice Ximena Godoy. "Tampoco tiene la suficiente complejidad del lenguaje o del pensamiento para decir: 'Mis papás me quieren, a pesar de que se hayan separado'".

LA DETECCIÓN TEMPRANA ES CLAVE

El objetivo del estudio es contribuir a que se trate a tiempo la depresión infantil y así evitar posteriores complicaciones. Al estar frente a una depresión preescolar "el riesgo de presentar nuevas depresiones en edades posteriores es más alto", afirma Flora de la Barra.

Para tratar la enfermedad, lo primero es "eliminar el factor ambiental que está afectando al niño", sigue la especialista, haciendo referencia a la situación de maltrato, alcoholismo o depresión de los padres que gatilla los síntomas en el niño. Sin embargo, también se aplican terapias de juego y medicamentos en los casos más delicados.

La idea es también evitar acciones más extremas de los niños. Una de las motivaciones de la doctora Godoy para iniciar este estudio es haber atendido a niños que habían mantenido por años intentos suicidas. "Quizás si hubiéramos intervenido más tempranamente, hubiéramos solucionado el problema", afirma. "Con pequeñas intervenciones se logra que el niño vuelva a comer, a jugar, que vuelva a estar feliz. Lo importante es llegar a tiempo".

Sin embargo, los estudios realizados por la especialista demuestran que hay factores que protegen a los menores de la depresión. Así, la presencia de un padre o madre que sea una figura emocionalmente relevante, el tener hermanos o asistir al jardín infantil son elementos que evitarían la depresión. "Uno ve que los niños que están sometidos a un estrés  tremendo, pero tienen una figura significativa, alguien que los apoya, no se deprimen", concluye Ximena  Godoy.

SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN PREESCOLAR

Si estos síntomas persisten después de que el niño fuera sometido a un evento estresante, es conveniente consultar a un especialista.

- Llanto inmotivado

- Detención del desarrollo físico

- Desánimo y desinterés por el juego

- Sentimientos negativos acerca de sí mismo

- Preguntas reiteradas sobre la muerte

- Expresión de ideas suicidas

- Conducta agresiva e irritabilidad

- Indecisión

- Pocas o muchas ganas de comer

- Despertar en la noche o dormir muchas horas

OTRO ESTUDIO HECHO EN lA PINTANA ARROJA:

- 100% presento una conducta agresiva o irritabilidad.

- 100% presentaba llanto sin motivo

- 85% No se  autovaloraba y se sentía inútil

- 61% Tenía ideas suicidas. Y el 6% intentó matarse.

- 87% Demostró falta de interés al jugar.

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