De quedar con solo un auspiciador a luchar por ser Top Ten: la reconstrucción de Nicolás Jarry para volver a la elite del tenis

Casi cuatros años después de cumplir una sanción de 11 meses por doping, en los que perdió todos los puntos del ranking ATP e incluso no se le permitió entrenar en San Carlos de Apoquindo, mientras se realizaba el Chile Open, el chileno vuelve a posicionarse en lo más alto de la actividad, tras alcanzar la final del Masters 1000 de Roma.



Hace poco más de una semana, Nicolás Jarry (16º) pasaba por una pésima racha. Un mal momento que lo había hecho enlazar cuatro caídas en línea y alcanzar casi dos meses sin conocer de victorias. Pero el tenis, como el deporte en general, cambia de rumbo. El desempeño de la primera raqueta nacional tomó otra dirección, de un momento a otro, y volvió a las alegrías. En Roma completó un certamen que quedará en el recuerdo tras adentrarse en la final del Masters 1000. Solo pudo ser derrotado por un sólido Alexander Zverev.

Atrás quedaron las derrotas en los cuartos de final de Miami y los malos estrenos en Montecarlo, Barcelona y Madrid. El mal inicio en la gira de polvo de ladrillo tomó otro color y el Príncipe tuvo la mejor semana de su carrera. El segundo puesto en el torneo italiano no solo le significó un suculento premio monetario, sino que le valió para alcanzar el ranking ATP más alto de su carrera.

Este lunes, amaneció como el decimosexto mejor tenista del mundo, superando la posición que alcanzó Christian Garin en 2021 (17º) y dando un gran paso en uno de los objetivos de la temporada, que es poder ingresar al top 10.

El camino

“Agradezco a mi equipo. Ha sido una semana increíble... Voy a hablar sin mirarlos. Muchísimas gracias por todo el apoyo. Todo el esfuerzo...”, indicó Jarry tras el partido, hasta que tuvo detener sus palabras. En ese instante, el deportista chileno se quebró y tuvo que tomar aire antes de continuar con su alocución.Hay un gran sacrificio de quienes están atrás mío”, siguió.

El chileno realizó un análisis de su partido y recordó los momentos más oscuros de su carrera. “Estoy contento con mi lucha. Está saliendo a luz todo mi trabajo. Estoy contento con el equipo que tengo. Me voy con la cabeza en alto. Quiero hacer lo mejor posible en Roland Garros, que es un torneo muy especial”, sentenció.

Y claro que ha trabajado. A punta de esfuerzo, Jarry pasó de estar en el peor momento de su carrera a recuperar la confianza y volver a lo más alto. Del fondo hasta un lugar desconocido, pues va en ascenso y pareciera no tener techo.

Eso sí, el camino no fue sencillo. Entremedio vivió un infierno. El 14 de enero de 2020 se oficializó la suspensión provisoria por la presencia de ligandrol y estanozolol en un suplemento alimenticio. La temporada anterior había conseguido su primer título ATP en Bastad y tenía una promisoria carrera, pero cayó directamente a un abismo.

Pasó de ser el 78 del mundo a quedar sin ranking y no poder jugar ningún torneo oficial. Ni siquiera podía entrenar en recintos en donde se estuviese disputando un evento profesional. Por ejemplo, en febrero de 2020, por la prohibición, tuvo que abandonar San Carlos de Apoquindo antes de que comenzara el Chile Open.

Jarry perdió apoyo y auspicios. Casi 15 días después de sanción, AFP Hábitat dejó de apoyarlo económicamente. Nike, por su parte, cortó su vínculo al poco tiempo con el Príncipe. Sí continuó Wilson, que hasta el día de hoy es uno de sus principales ingresos. Pese a que la Agencia Internacional de Integridad del Tenis estableció que no hubo intención en ingerir la sustancia y acogió la existencia de contaminación cruzada, este fue suspendido por once meses por no haber reparado en lo que consumió. Tampoco pudo acogerse al beneficio de congelar su puntaje debido a la pandemia, por lo que retornó a la competencia sin puntos en su haber.

Yo no acepto la culpabilidad de dopaje. Yo acepto la sanción que me dan. Y sale textual que nunca me dopé ni intenté hacer trampa. La sanción es porque hay reglas que dicen que yo soy responsable de todo lo que haya en mi cuerpo. Y sí, lamentablemente las cosas son así. Uno tiene que ser perfecto. Pero la perfección no existe”, señaló, en ese entonces, en conversación con El Deportivo.

Un arduo proceso

Jarry comenzó un intenso trabajo. Fue un proceso que trajo consigo profundos cambios en su vida. Primero, perdió a su entrenador, a un mes de retornar al circuito. El argentino Dante Bottini, quien lo apoyó durante toda la sanción, decidió sumarse al equipo del búlgaro Grigor Dimitrov.

Ahí unió su camino con Juan Ozón, quien sería clave en su progreso, y el 16 de febrero de 2021 logró su primera victoria en Concepción. Fue un momento marcado por la emoción, donde el santiaguino, que había entrado al cuadro principal por una wild card, celebró el momento con un emotivo abrazo sobre el polvo de ladrillo penquista junto a su esposa Laura Urruticoechea. Con el español (quien al comienzo trabajó junto a Cristóbal Saavedra) aclaró su camino. En dos meses, a punta de torneos Challenger, pasó de no tener puntos a ser el 370 del orbe.

El 2022 fue un año irregular en lo deportivo, pero tuvo un impacto emocional importante por la llegada de Juan, su primer hijo. Cerró el año en el puesto 152 del ranking, logrando volver a disputar algunos torneos ATP, entre ellos algún Grand Slam. Estaba construyendo su camino para el ascenso, pues en 2023 vino el gran salto.

Jarry mejoró en un sinfín de aspectos. Los trabajos físicos estuvieron a cargo del PF Toni Estalella y la médica María Antonia Lizárraga se encargó se supervisar los aspectos fisiológicos. También participó el entrenador César Fábregas, que se sumó a su equipo y terminaría siendo clave. En lo tenístico igual sufrió cambios. Las modificaciones se tradujeron en más profundidad, mayor cantidad de recursos y un servicio más efectivo.

Nicolas Jarry vive una semana de ensueño.
Nicolas Jarry vive una semana de ensueño. Foto: Photosport

Asimismo, hubo un importante trabajo mental: “Este año nos hemos dedicado a seguir trabajando en estos cambios que veníamos haciendo y sobre todo en el tema mental, que es el 90% del juego. Él ya venía de unos procedimientos mentales muy suyos, y lo que hemos intentado es ir cambiando estos patrones y mejorarlos porque, para mí y para el resto del equipo, el aspecto mental y emocional no es negociable”, declaró Ozón, a inicios de 2023, en una entrevista con La Tercera.

Los resultados llegaron. El año pasado inició superando las clasificaciones del Australian Open y llegando a la segunda ronda. Sin embargo, en la gira sudamericana retomaría su mejor nivel. De ahí en más, tendría una constante evolución.

A fines de febrero, llegó a las semifinales del ATP 500 de Río de Janeiro, donde solo pudo ser frenado por Carlos Alcaraz, segundo del mundo en ese entonces. Una semana después vino la consagración en el Chile Open. Obtuvo su segundo título ATP tras el conseguido en 2019, en Suecia, y el primero desde su sanción. Además, volvió a ser top 100, posición que no tenía desde 2020. Pasó del lugar 139º al 52º, en solo dos semanas.

Cerró el año ganando partidos en todos los Grand Slams de la temporada, un hito que nunca había conseguido, y como el 19 del ranking mundial (el número uno entre los sudamericanos y el sexto entre los no europeos). No obstante, su vínculo con Ozón terminó de golpe. Tras la salida del hispano, anunció que el argentino Juan Ignacio Chela se sumaría a su equipo de trabajo.

Jarry tuvo un inicio irregular en 2024. Cuando las expectativas estaban puestas sobre él, sufrió una dura derrota en Copa Davis y la eliminación en primera ronda del Australian Open. Sin embargo, ahí vino su nueva redención.

En el ATP de Buenos Aires tuvo su revancha y superó a Carlos Alcaraz, aunque cayó en la final ante el local Facundo Díaz Acosta. Nuevamente vendría un irregular momento en la gira de arcilla, pero dejaría todas las dudas atrás en Roma. Se reencontró con su mejor tenis y se instaló en la final, alcanzando el mejor ranking de su carrera y con el objetivo de seguir escalando en la elite del tenis.

“Quiero felicitar a Zverev por su torneo y su increíble carrera. También a todo el equipo, nada es posible sin ellos detrás. Es un honor haber jugado esta final, en este estadio, ojalá volver y poder ganar. Gracias a la organización del torneo. Es un gran orgullo haber estado en un torneo con una tradición tan importante”, señaló tras caer en la final ante el alemán.

Hoy vive un presente lleno de alegrías y con la satisfacción de haber transitado un camino que lo fortaleció en todo sentido.

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