Johnny Marr: "Muchas personas dejan de ir a conciertos cuando cumplen 30, pero yo aún los veo vibrar en mis shows"

El ex The Smiths habla con La Tercera de una carrera solista que despegó hace dos años y que lo trae de vuelta a Chile.




Hasta el año pasado, a Johnny Marr (51) la gente lo miraba sorprendido y le preguntaba qué demonios le había sucedido. ¿Cómo es posible que en una era donde las figuras de la música invierten su tiempo en salir de gira y se dan tres, cuatro o hasta cinco años en lanzar un álbum, él haya publicado dos discos en apenas un año?

"Yo pensaba que muchas personas me iban a felicitar, pero sólo me decían que estaba loco, que para qué tanto esfuerzo, que la gente ya no escucha álbumes completos. Y ahí saque una lección: en esta época, y sobre todo a mi edad, ya nadie lanza dos discos en tan poco tiempo", cuenta a La Tercera el ex guitarrista de The Smiths en torno al año y medio, los 20 meses casi exactos, que transcurrieron entre The messenger (2013), su vibrante debut en solitario, y Playland (2014), el sucesor que lo devolvió a la primera plana.

Y en su caso, la urgencia resultó aún más difícil de masticar. Luego de ese día de 1987 en que abandonó para siempre a The Smiths, y timbró el desenlace súbito de la banda de rock independiente más influyente de los 80, Marr se estrenó como un artista errante capaz de acumular décadas peregrinando como músico de apoyo de nombres consagrados, como Talking Heads, The Pretenders y Oasis, y otros en pleno despegue, como Electronic y Modest Mouse, negándose una y otra vez a convertirse en el cantante titular, cómodo en el rol de guitarrista en las sombras.

"Siempre me sentí bien así, no era algo desagradable. Era quizás una etapa por la que debía pasar luego de los Smiths", ataja en torno a un período donde ejecutó el mismo papel que tuvo al lado de Morrissey en los 80: imponer una técnica elegante, versátil e inventiva al servicio de vocalistas con un carácter único, en una arquitectura sonora que salta de la melancolía a la ferocidad, como en el pulso combativo de Panic, el manto limpio de acordes de Ask o el trémolo de guitarra que abre How soon is now?

Por eso, la inmediatez con que ha empujado su destino solista ha arrojado efectos felices incluso en sus seguidores chilenos: luego de su aplaudida visita del año pasado, con un show en Lollapalooza y otro en la sala Omnium, el británico retornará al país el 19 de junio en el Teatro La Cúpula (ver recuadro). Ahí, intentará volver a demostrar que, incluso en la adultez de su trayectoria, no sólo se puede ser un guitarrista brillante; también se puede cantar con clase los himnos que facturó junto a Moz hace tres décadas.

¿Estaba ya aburrido de ser sólo músico de apoyo?

Sí, totalmente. No quiero sonar arrogante o confiado, pero siempre fue lógico que yo terminara como líder de una banda. Después de hacer en 2010 la música de la película El origen, un desafío tan grande como ése y que me dio la opción de estar frente a una orquesta, me di cuenta que podía cambiar de rumbo, que había llegado el final de un proceso. Quizás El origen fue el comienzo de algo nuevo. Después de The Smiths no habría sido capaz de estar frente a una orquesta, no habría tenido la confianza ni la capacidad de hacerlo. A partir de ahí, advertí que necesitaba otro reto y ese fue formar mi banda, crear y cantar mis canciones. Puedo tocar un día con Nile Rodgers y otro con Bryan Ferry, pero tuve que parar y decirme: 'no quiero que otro escriba las canciones por mí, quiero yo plasmar mis ideas sin depender de nadie'.

¿Es difícil armar un álbum solista luego de haber estado en algunos de los mayores grupos del último tiempo?

Uno aprende de todas las experiencias y eso te hace más sabio. Con Electronic (proyecto con miembros de New Order y Pet Shop Boys) aprendí sobre tecnología y ritmo, y con Modest Mouse me encantó salir de gira. Con los Smiths no me gustaba, pero a partir de los 90 lo empecé a amar. Además, en lugares como EE.UU. me veían como el tipo famoso de un grupo inglés que ya desapareció, y eso me encantaba.

¿Le sorprendió que, incluso en Chile, la gente vibrara con sus nuevos temas?

Sí, porque en EE.UU. mi público suele ser mayor. En Latinoamérica, la gente canta al mismo tiempo que la guitarra y eso fue muy loco. El público no hace eso en otros lados. Además, va mucha audiencia joven, que ni había nacido cuando tocaban los Smiths, y también muchas mujeres, porque ellas aman las guitarras. Y también gente de 30 años, muchos dejan de ir a conciertos cuando cumplen esa edad, pero yo aún los veo vibrar. Eso me ha hecho aspirar a la mejor banda del medio, tocar nuestros conciertos como si fueran el último y el primero.

Entre sus últimas colaboraciones, tocó en la nueva banda de Noel Gallagher, High Flying Birds. ¿Lo sintió como un cruce generacional?

Si, porque me interesa mucho la música nueva de Noel. Vi a Oasis muchas veces y toqué con ellos, pero personalmente no necesito verlos unidos de nuevo. A él le está yendo bien con música nueva y no creo que necesite mirar atrás y volver con su ex banda.

¿Le pasa lo mismo cuando mira a The Smiths?

Exactamente igual. Uno no quiere volver al pasado. Si bien uno quiere mucho a esos grupos y significaron tanto para tanta gente, nadie quiere volver algo que pasó hace 30 años.

Más allá de los elogios del instrumentista a su hinchada local, su último vínculo con el país no tiene relación con los escenarios. En 2014, el instrumentista apareció celebrando en plena cancha el campeonato de la Premier League ganado por Manchester City, el equipo que sigue desde su infancia y que tiene como entrenador a Manuel Pellegrini.

¿Le gusta Pellegrini?

Me gusta mucho el señor Pellegrini, es alguien muy honorable y con mucha dignidad. Todos lo queremos mucho en Manchester y ¡por nada del mundo queremos que se vaya! Es un gran profesional y tienen toda esa fuerza admirable de los sudamericanos.

¿Se arrepiente de no haber sido futbolista? Usted se probó en el City cuando niño…

Yo por sobre todo quería ser músico, pero mis profesores en el colegio me empujaron a jugar fútbol. Jugué 5 a 6 partidos, pero después me decidí por la guitarra y creo fue lo mejor.

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