José Luis Domínguez: "Hay una brillante nueva generación de directores"

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A cargo de las orquestas juveniles de la Sinfónica de Nueva Jersey, dirige mañana en La Serena. Aquí habla de la escena nacional y de su debut en el Colón de Buenos Aires.




En abril se cumplirán dos años desde que José Luis Domínguez (La Serena, 1971), una de las más expertas batutas del país, dejara Chile para radicarse en Estados Unidos. Tras 12 años como director residente de la Orquesta Filarmónica de Santiago y titular de la Sinfónica Nacional Juvenil, Domínguez fijó residencia en las afueras de Filadelfia. Pese a la distancia, dice que sus lazos con el país son sólidos, incluso se han expandido: mañana dirigirá a la Orquesta Sinfónica Universidad La Serena tras largo tiempo de un flirteo juvenil. "La dirigí una de las primeras veces que me paré frente a una orquesta, a fines de los 90, cuando era un conjunto semi-profesional", cuenta. "He seguido con admiración lo que han hecho programáticamente, especialmente en su apoyo a los compositores jóvenes", agrega.

El concierto constituye el cierre de los Encuentros Musicales de Verano, antiguo proyecto de Fernando Rosas que en su momento pretendió ser una especie de Frutillar en la IV Región, y que se está potenciando nuevamente. Junto a un coro preparado por el tenor Gonzalo Tomckowiack, interpretarán la Novena Sinfonía de Beethoven. "Significa una enormidad, es mi tierra natal, donde di mis primeros pasos musicales", expresa con emoción, y añade que "será una versión especial, en formato de orquesta clásica, no es la masa orquestal romántica típica".

Domínguez volverá a La Serena en julio para abordar un programa con obras francesas, y el mismo mes trabajará con uno de sus ex conjuntos, la Sinfónica Nacional Juvenil. En agosto y septiembre, en tanto, la principal orquesta del país, la Sinfónica Nacional de Chile, contará también con sus servicios. "Siempre trataré de venir a Chile lo más que pueda", comenta, enfatizando que "tenemos que partir por casa a la hora de potenciar a nuestro medio musical, y eso incluye a nuestros compositores".

Precisamente su segundo compromiso con la Sinfónica Nacional (14 de septiembre) incluirá el Concierto para Piano de Enrique Soro, y el estreno de una pieza de Andrián Pertout, compositor nacional que vive en Australia.

En cuanto a su agenda internacional, este año debutará como director invitado en el Teatro Colón de Buenos Aires. "Un gran honor", según él, que ocurrirá en octubre, y resalta el hecho de que incluirá Chemins IV de Luciano Berio, "un compositor que admiro enormemente".

A fin de año estará en la Opera de St. Etienne en Francia, donde es invitado regular, para una producción de Cosi fan Tutte de Mozart, más un concierto con obras latinoamericanas, que incluirá los Tres Aires Chilenos de Soro.

Todo lo anterior sucede en paralelo a su trabajo como director artístico del programa de orquestas juveniles de la Sinfónica de Nueva Jersey, cargo que asumió en septiembre.

La escena clásica local

Domínguez cuenta que su visión del medio chileno ha cambiado desde que vive en EEUU. "Es inevitable", explica, "desde dentro tendemos a no valorar lo tenemos". Apunta principalmente al nivel técnico de la Sinfónica Nacional y la Filarmónica de Santiago, en las que según él, "la brecha se acorta con respecto a Europa". Eso sí, matiza que "falta mayor flexibilidad en los distintos estilos, porque las orquestas chilenas trabajan mucho, y tienen que cambiar su switch de un día para otro, y en eso dependen mucho del director de turno".

Sobre la Fundación de Orquestas Juveniles (FOJI) y la Nacional Juvenil, valora lo que se ha hecho desde su salida de la mano de directores invitados. Estima que "la actual orquesta se nota muy motivada, y eso es gracias a que han podido trabajar con directores como Juan Pablo Izquierdo, Rodolfo Fischer y Maximiano Valdés".

En su opinión es la propia FOJI la que está jugando un rol determinante en un punto fundamental: el recambio de directores de orquestas. "Quiero hacer una mención especial a Rodolfo (Fischer), por sus clases magistrales de dirección en Chile", afirma. "Siempre ha sido un gran formador y hoy vemos cómo músicos chilenos viajan a Suiza para trabajar con él (enseña dirección en Basilea)".

Su optimismo sobre el tema se traspasa a las jóvenes batutas que se han consagrado últimamente: "Hay una nueva generación brillante, con Paolo Bortolameolli y Helmuth Reichel, que a la vez son un referente para el mayor interés en la dirección que está germinando, y esos otros nuevos directores son los que tendrán que atender el incremento de nivel musical que se notará cada vez más en el futuro", señala.

Compositor

"La composición surge en la tranquilidad", asegura Domínguez con su habitual calma. "El período anterior a mi venida a EEUU era de intenso trabajo, por tener dos puestos de enorme responsabilidad artística, y por eso no podía explorar ese ámbito como quería". Aun así, consiguió estrenar con éxito el ballet La Leyenda de Joaquín Murieta en 2009, que luego grabaría para el sello Naxos, además del Réquiem para Fernando Rosas en 2014.

"Ahora pude encontrar el balance entre dirección y composición", afirma satisfecho, "después de esas dos obras yo sabía que algo había allí que no podía descuidar".

Domínguez agradece también la relativa menor carga de trabajo que tiene hoy por el tiempo que ha podido invertir en la crianza de su hija de tres años, al mismo tiempo que trabaja en su estudio hogareño donde la creación está dando frutos: "Terminé un nuevo ballet, una pieza para oboe solo, y ahora estoy acabando una obra breve para violín y piano", dice. Y agrega que "otros encargos se están materializando".

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