La pelota no es inofensiva

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Un balonazo hizo que Valber Huerta no recordara que jugó un partido ante O'Higgins. Médicos alertan que reiteración de golpes pueden generar deterioro cognitivo a largo plazo.




Corrían apenas cinco minutos del choque entre Huachipato y O'Higgins el pasado 12 de marzo, cuando el defensor Valber Huerta recibió un pelotazo en su frente que, en un principio, no tuvo secuelas, pero que más tarde le hizo perder la memoria temporalmente. No recuerda nada del partido, pese a que jugó más de media hora.

En su intento por repeler un ataque rival, recibió un duro pelotazo en la cabeza, recuerda Leonardo Villegas, preparador físico de Huachipato. "Cayó sentado, se levantó, se veía mareado. Pedimos que pararan el juego porque parecía que no estaba en sí, pero siguió jugando con normalidad".

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Médicos coinciden en que las consecuencias de un golpe en la cabeza en el fútbol dependen de la energía con que es golpeada la persona, ya sea por un pelotazo, como Huerta, o por un cabezazo, o un golpe contra el césped. Felipe Valdivia, jefe de la Unidad de Neurocirugía de Clínica Alemana, afirma que "cuando el jugador va corriendo, la energía del impacto es la sumatoria entre el golpe y el movimiento. Muchas veces eso va a producir una lesión asintomática, pero puede que en las horas siguientes comience a complicarse con síntomas muy relacionados a la pérdida de memoria".

Villegas relata que no fue hasta alrededor del 20' que sus compañeros comenzaron a notar que algo no andaba bien. "Al momento del golpe no lo sacamos porque no presentó ningún síntoma. Nadie se percató, ni siquiera el árbitro. Jugaba normal, lo único por lo que podríamos haber sospechado fue cuando le pedimos que jugara corto, y él tiró un pelotazo, pero nada más".

Algo similar ocurrió 10 días antes, en España, cuando el jugador del Atlético de Madrid Fernando Torres chocó con el volante del Deportivo La Coruña Axel Bergantiños, golpeando su cabeza en el césped, que lo dejó inconsciente.

Mario Campero, neurólogo de Clínica Las Condes, explica lo que pasa en el cerebro cuando se pierde la conciencia. "El cerebro se mueve en relación al cráneo. Cuando recibe el golpe, la parte más baja del cerebro se mueve y es ahí donde están las estructuras que permiten que el cerebro se apague"(ver infografía). Agrega que con un golpe de tal magnitud, siempre se "apaga el switch", lo que varía es la rapidez con que el cerebro vuelve en sí.

Si bien el golpe que recibió Huerta no lo dejó tumbado, "la sacudida debió ser tal que provocó una alteración en la región del hipocampo", explica Patricio Sandoval, neurólogo de Red Salud UC. Lo mismo señala Campero: "Un golpe en la frente acelera y desacelera todo el cerebro y, por el contragolpe, pasa a llevar el área de la memoria".

Amnesia anterógrada

Roberto Maturana, neurólogo de Clínica Meds, afirma que lo que le ocurrió a Huerta fue un episodio de amnesia anterógrada, es decir, que el jugador olvida lo que ocurrió antes del golpe.

"Le preguntó a uno de sus compañeros cuál era su marca. Supongo que por la adrenalina del partido, pensó que quizás se le había olvidado nomás, así que le respondió. Huerta le empezó a hacer muchas preguntas a Robles, el que después de un rato, le dijo a Merlo: 'Oye Merlo, para. Valber no está consciente'. Ahí nos llamaron a nosotros", cuenta Villegas.

En el 33', cuando Huerta abandonó definitivamente la cancha, el PF lo fue a ver y le preguntó cómo se sentía. "Me dijo que estaba bien, pero su cara y sus ojos decían lo contrario. Preguntó a cuánto íbamos y le dijimos que mejor fuera a la ambulancia. Ahí nos dijo que no se acordaba de nada, ni del pelotazo o si jugó".

A pesar de que no hay literatura científica en Chile sobre el posible daño neurológico que tendría la reiteración de golpes en la cabeza en futbolistas, Maturana cree que es porque no se le da la suficiente importancia. "La suma de impactos de este tipo podría generar a largo y mediano plazo un deterioro cognitivo. Además, cuando un jugador recibe un golpe en la cabeza, tiene cuatro o cinco veces más posibilidades de sufrir una contusión cerebral de nuevo".

El especialista agrega que las consecuencias a corto plazo en golpes de baja intensidad, pueden provocar hematomas subdurales, hemorragia cerebral e, incluso, encefalopatía crónica traumática en caso de reiterados Traumatismos Encéfalo Craneanos (TEC). Esto último ha sido comprobado como secuela en los jugadores de fútbol americano. "Es deseable que en Chile, la ANFP facilite estudios sobre jugadores que sufren lesiones cerebrales como consecuencia de contusiones y así la FIFA tenga un protocolo para esto", añade Maturana.

Sobre el estado de salud de Huerta, Villegas cuenta que el día del accidente, solo estuvo con dolor de cabeza, "pero no tuvo nauseas, ni mareos, ni se desmayó. No lo dejamos entrenar el día lunes y el martes entrenó casi con normalidad".

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