Las historias de los beneficiados por la beca Schmidt-Hebbel

Una alumna de doctorado que tuvo al joven asesinado en 2008 como ayudante en la UC y una estudiante de magister, relatan cómo llegaron a obtener este reconocimiento.




Jocelyn Tapia (30) llegó a la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica en 2005. Tras titularse de Matemática, decidió iniciar un doctorado en Economía en la UC, para lo cual debió hacer unos cursos de nivelación. "Diego fue mi ayudante en Introducción a la macroeconomía", recuerda.

"Era mi primer curso de economía, tenía preguntas que podían ser tontas, pero prefería aclararlas con él, porque era muy amable y nunca tuvo problemas en ayudar", añade.

El viernes, Jocelyn Tapia, junto a tres alumnos de esta facultad, recibieron la noticia de que eran los primeros premiados por la beca Diego Schmidt-Hebbel, que consiste en un reconocimiento a la excelencia de los mejores ayudantes de pre y posgrado de esta facultad. Este reconocimiento se traduce en un aporte económico cercano a las 44 Unidades de Fomento (UF) anuales, cerca de un millón de pesos, que se distribuirá entre los ganadores. En este caso, unos 250 mil para cada uno.

"Constituye una faceta de reconocimiento que no teníamos, en este caso para los ayudantes, y en la memoria de una persona que vivió una parte importante de su vida en esta facultad siendo ayudante", afirma el decano de Economía y Finanzas, Francisco Rosende.

El financiamiento de esta beca (unos $ 28 millones, según publicó la universidad en su sitio web), fue donado por la familia Schmidt-Hebbel Niehaus y proviene de la indemnización que María del Pilar Pérez (condenada a 60 años de cárcel) debió pagar a la familia, tras las acciones civiles iniciadas en su contra, luego del asesinato de su hijo Diego, en 2008.

Sobre la administración de este fondo, Rosende explica que la idea es "rentabilizarlo en el tiempo, ya que el monto del premio y el número de beneficiarios va a depender de cuál es el retorno que podamos ir obteniendo".

El premio, para el cual se consideró la evaluación de profesores, alumnos y las notas de los candidatos, puede recaer en dos ayudantes, uno de cada carrera, o bien en cuatro personas. "Esta vez partimos por dos y dos, porque había muy buenos candidatos", explica Rosende.

"Cuando uno es estudiante de posgrado y recibe una beca, es una ayuda, pero me pone más contenta el reconocimiento", dijo Tapia, quien actualmente es ayudante de seminario de política económica y de teoría macroeconómica internacional, mientras realiza su tesis del doctorado en Economía.

Para María Jesús Ramírez (23), egresada de Ingeniería Comercial y alumna del Magíster en Finanzas, esta beca es "el feedback que por mucho tiempo esperé".

"He hecho ayudantías hace cinco años y me intrigaba mucho saber si lo estaba haciendo bien o mal. Esto era lo que estaba esperando, no un premio, pero sí es bueno que te digan que estás haciendo bien tu pega", dijo. Actualmente, María Jesús Ramírez está trabajando en su tesis del magíster y es ayudante jefe de Contabilidad II.

Los otros dos beneficiados este año fueron Paulina Valdivieso, alumna del magíster de finanzas y Andrés Osorio, estudiante del magíster de economía de la universidad.

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