Los mundiales de Chile: La primera vez

En 1930, la Selección jugó el primer Mundial de la historia. Su actuación en Montevideo fue bastante decorosa, pues venció a México y Francia y sólo se inclinó ante Argentina.




Chile siempre fue un país aficionado al fútbol. Desde el momento en que los ingleses introdujeron el balompié en los puertos nacionales, a fines del Siglo XIX, este pasatiempo se convirtió en el acompañante ideal en los momentos de ocio de la sociedad de aquel entonces.

A pesar del entusiasmo y de ser uno de los pioneros futbolísticos en la región, los representativos nacionales estaban a la sombra de lo que hicieran Brasil, Argentina y Uruguay.

Después de los Juegos Olímpicos de 1928, donde Chile fue eliminado en primera ronda, la FIFA determinó realizar un campeonato mundial en Uruguay, lo que desató las protestas de los europeos, quienes no estuvieron de acuerdo porque era muy oneroso un viaje a Sudamérica. Y aunque los charrúas ofrecieron costear la travesía, hubo muchas deserciones (sólo llegaron Francia, Yugoslavia, Rumania y Bélgica), lo que facilitó el ingreso a la competencia de la escuadra criolla.

De este modo, sólo 13 equipos conformaron los cuatro grupos, de los cuales tres tenían tres selecciones y el restante, cuatro. De ellos, sólo el ganador de cada zona avanzaría a las semifinales.

Así, el representativo nacional conformado por jugadores de diversas zonas del país, fue a dar  al grupo excepcional, donde compartiría con Francia, México y la súperpotencia, Argentina.

Bajo la consigna de dejar bien parada al país, el cuadro chileno venció por 3-0 a México en el debut, con gran actuación de Carlos Vidal, quien anotó dos goles. El restante lo habría anotado Guillermo Subiabre, aunque otros reportes basados en un cable de la agencia United Press, al que se le hicieron innumerables rectificaciones, indican que el tanto fue un autogol de Manuel Rosas.

En el estreno, los jugadores chilenos jugaron de blanco y lucieron unos zapatos, creados por la fábrica chilena Alonso e hijos, y que contemplaban "todos los detalles para jugar con efecto y sin cansancio", según relata el libro Los cóndores blancos, escrito por los periodistas Eugenio Figueroa e Ignacio Pérez Tuesta.

Luego, ante Francia, el Zorro Vidal pasaría a la historia por ser el primer jugador en desperdiciar un lanzamiento penal. Pese a ello, Chile, venció por la cuenta mínima, con una conquista del Chato Subiabre.

Con este panorama, al cuadro dirigido por el húngaro Gyorgy Orth, tenía, ante los transandinos, la chance de avanzar a semifinales. No obstante, el rival asomaba como invencible, y así lo demostró. Sin embargo, el encuentro sería recordado por el golpe de Subiabre, de 1,58 metros, a Luis Monti, quien medía 1,87.

Cansado de las patadas del argentino, el Chato le propinó un certero golpe de puño a su agresor, que lo tumbó por largo rato. Asimismo, en una de las celebraciones de los tantos del rival, agredió a Francisco Varallo.

"Ese Subiabre era malo de verdad. Mientras festejaba uno de nuestros goles, vino de atrás y me pego una patada en la rodilla izquierda, de puro caliente nomás. Y me lapegó tan bien que no pude estar en la semifinal, me dolía una barbaridad", relataría el agredido años después.

Con la caída, Chile se despidió con un digno quinto lugar en la clasificación general.

Arturo Torres se transformó en una leyenda del fútbol chileno en los últimos años del amateurismo y en los primeros del profesionalismo. Durante esa transición, Care'Cacho estuvo presente en las dos citas más importantes del balompié nacional en esa época: los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928 y el Mundial de 1930.

En ambas instancias destacó como un aguerrido mediocampista y como un verdadero director técnico en la cancha, ya que era el que intentaba ordenar al equipo.

De la experiencia en Holanda, su nieto Alejandro Alegría relata que "tanto a mi abuelo como al resto de sus compañeros les gustaban muchos los desfiles y cuando la bandera ingresaba a la cancha. Les encantaba la cosa patriótica. Incluso, mi abuelo decidió no desfilar en Amsterdam para ver el espectáculo desde la tribuna".

Esta misma motivación fue la que tuvieron en el Mundial de Uruguay, donde el objetivo principal era dejar bien parado el nombre del país. "Esa participación fue muy aguerrida. Jugaban por amor a la patria y esa era su principal motivación", dice Alegría.

Torres estaría involucrado en el entrevero que se formó después del célebre golpe de Guillermo Subiabre al argentino Luis Monti. Care'Cacho fue uno de los que increpó al transandino por su juego brusco. En el episodio, incluso, intervino la policía local.

"Mi abuelo comentaba que los uruguayos les pidieron lesionar a los argentinos para que no llegaran bien a la final. Y el público local estaba con Chile. Luego se arma esta pelea y se dice que los argentinos terminaron recibiendo combos dentro del arco", sostiene Alegría.

Tras el incidente, el partido continuó, pero Torres debió despedirse antes, pues a los 14', debió salir lesionado de ambas rodillas producto del juego brusco de los argentinos.

Ya en Chile, en 1933 pasó a la historia por ser el entrenador de Magallanes, el primer campeón del fútbol chileno. Después pasaría a Colo Colo, donde también levantaría la copa, combinando funciones de técnico y jugador.

Arturo Torres falleció en 1987 y sus restos descansan en el mausoleo de los viejos cracks de Colo Colo, en el Cementerio General de Santiago.

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