Moisés Naím: "Chile sigue siendo una súper estrella, pero hay tareas pendientes"

Naím, uno de los intelectuales más influyentes, desmenuza los desafíos de Chile en el contexto de la región. Por Alejandro Tapia




Moisés Naím es una de las voces más influyentes en la discusión de los grandes temas en América Latina y el mundo. No solo es seguido atentamente por 138 mil personas en Twitter, sino que su columna dominical es una de las más comentadas. Este respetado analista y economista venezolano e investigador del Carnegie Endowment for International, ha sido director ejecutivo del Banco Mundial, ministro de Fomento en Venezuela, doctor por el MIT, director de la revista Foreign Policy y ganador del Premio Ortega y Gasset de periodismo. En esta entrevista con La Tercera, Naím desmenuza la actual mirada planetaria respecto de Chile y critica la apuesta del gobierno de Michelle Bachelet por el Mercosur. "Hay preocupación por la falta de entusiasmo que ha mostrado la Presidenta y su cancilller por la Alianza del Pacífico", plantea, entre muchas otras materias.

En los 90 Chile era la vedette de América Latina, una estrella emergente en términos económicos ¿Cuánto ha cambiado de eso? ¿Cómo el mundo observa ahora a Chile?

Lo primero que hay que aclarar es que en el mapa mental del mundo, América Latina no figura en los puestos más altos. Hay que tener mucho cuidado con pensar que América Latina o Chile sean protagonistas centrales en la mente de inversores, planificadores, diplomáticos o gente que piensa en geopolítica. No hay que perder la perspectiva. Entonces dentro del microscópico grupo de gente que piensa sobre Latinoamérica y dentro de su conjunto que sabe y piensa sobre Chile hay varias cosas. Primero, Chile sigue siendo una súper estrella. Los indicadores de Chile son más parecidos a los de países exitosos del Sudeste Asiático que a los de América Latina. En todos los indicadores Chile está muy por encima del promedio de la región, desde los rankings de competitividad, riesgo, transparencia, desarrollo humano, etc. Y eso no ha cambiado.

¿Qué más no ha cambiado?

Lo otro que no ha cambiado es que Chile educó al mundo a que en la era post Pinochet, los cambios de gobierno no implicaban un cambio de modelo de país. En América Latina cambiar de presidente muchas veces implica cambiar todo. En Chile es claro que un cambio de presidente implica variaciones, pero las premisas básicas del modelo económico y político continúan. Cuando la derecha liderada por Piñera reemplazó a la Concertación (en 2010) nadie pensó que habría un cambio muy drástico y cuando Bachelet reemplaza a Piñera (en marzo pasado) nadie está pensando que habrá cambios fundamentales de modelo de país.

Si es que Chile sigue siendo una suerte de estrella emergente ¿Hay algún aspecto que haya cambiado en cuanto a imagen ante el mundo?

Hay preocupación respecto de varias cosas, como la reforma fiscal que está siendo llevada a cabo. Hay gran preocupación entre los países que siguen esto por la manera tan tibia y la falta de entusiasmo que ha mostrado la Presidenta Bachelet y el canciller Heraldo Muñoz por la Alianza del Pacífico. Ellos han dicho que quieren continuar con la Alianza del Pacífico, pero ciertamente no parecen darle la prioridad que tiene para otros gobiernos que están en la alianza. Y tampoco la que le daba el gobierno anterior. Muñoz ha dicho que para el gobierno es importante profundizar los vínculos con Brasil y con Argentina; con el Mercosur. Entonces el mundo ha visto esto con mucha preocupación, puesto que si bien Brasil y Argentina son grandes e importantes, Argentina está económicamente fracasado con un modelo insostenible y Brasil está entrando en una época de desaceleración importante de su economía y donde su protagonismo mundial no es el que fue en la década pasada. Entonces descuidar una alianza con los países más exitosos de América Latina, que no hay duda que son los de la Alianza del Pacífico, por esta (apuesta) por profundizar con países que han demostrado que no tienen capacidad de integrarse. Mercosur lleva todos estos años y sigue siendo una gran desilusión.

¿Entonces cómo debería manejarse Chile entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur? ¿Es posible la convergencia?

Absolutamente sí. Los presidentes Santos (Colombia) o Humala (Perú) siempre han enfatizado que la Alianza del Pacífico no es contra nadie y que no es excluyente. Es un acuerdo económico concreto y pragmático entre países muy exitosos. Quienes han sido muy estridentes en mandar señales han sido los brasileños y los presidentes del Alba. Hay citas textuales de Evo Morales, Rafael Correa o Lula donde denostan la Alianza, que califican de imperialista y neoliberal. Con una andanada de insultos.

Si la Alianza del Pacífico es una gran oportunidad y tomando en cuenta que el mundo está mirando a China y Asia ¿Chile debería fortalecer su presencia en este bloque?

Y claro. Una de las razones pragmáticas que animan la Alianza es presentarse como la puerta de entrada o el interlocutor natural de América Latina con Asia. Los chinos y toda Asia está muy interesada en tener un interlocutor único. Entonces la pregunta es ¿Quieres tener un acuerdo con los países más exitosos de América Latina y que dan todos hacia el Pacífico y que serán los interlocutores con Asia o meterte en las escaramuzas entre Argentina y Brasil?

¿Sería mejor mirar hacia el Pacífico que el Atlántico entonces?

No necesariamente porque, de nuevo, no es excluyente.

¿Cuál es la visión que se tiene en Estados Unidos de Chile?

Eso no ha cambiado mayormente. Estados Unidos está muy distraído en otras urgencias. En el reporte diario que recibe el Presidente de EE.UU. sobre lo que está pasando en el mundo, desafortunadamente no queda espacio para América Latina por situaciones como la de Irán, Afganistán, Corea del Norte, la Franja de Gaza y Ucrania. América Latina solo figura por el tema de la migración ilegal de niños centroamericanos.

¿Por qué cree que Chile no ha tenido un rol activo en la política regional latinoamericana?

Chile siempre ha tenido una vocación más comercial en sus relaciones internacionales. Chile le ha dado siempre mucha importancia a los acuerdos comerciales o acuerdos de inversión. Ha tenido ciertos roles protagónicos como en Haití. Pero Chile no ha tenido un rol protagónico sobre lo que está pasando en Venezuela. El silencio de los chilenos, muchos de los cuales fueron acogidos en Venezuela, frente a los claros abusos y torturas; el silencio de los líderes chilenos sobre Venezuela es elocuente y triste.

¿Qué ha hecho bien Chile y cuáles serían las tareas pendientes?

Chile tiene muy claras las tareas pendientes. La Presidenta Bachelet tiene razón en señalar la desigualdad como su prioridad. El reto es luchar contra la desigualdad sin por eso comprometer el buen desempeño de la economía y eso es perfectamente posible. Está el tema de la educación, que sabemos que está pendiente y tiene a los estudiantes en la calle recordándoselo permanentemente. Chile no tiene un problema como tienen otros países de no conocer sus retos.

Al comienzo de la entrevista usted mencionaba que existe preocupación por la reforma tributaria ¿Cuál es la preocupación?

Yo personalmente estoy de acuerdo con que el Estado recaude más y que ese aumento sea destinado a la lucha contra la pobreza o a disminuir los índices de desigualdad. Comparto que Chile debe hacer eso. También quiero recordar que es imposible que un gobierno aumente los impuestos sin desencadenar furiosas reacciones de los sectores afectados. No hay país en el mundo en que no haya una efervescencia social por el alza de impuestos. En ese sentido, Chile es un país normal, donde el gobierno propone aumentar los impuestos y parte de la sociedad se rebela contra eso. No hay nada nuevo. Lo que sí puede estar pasando es que en la ejecución puedan haber problemas de alcance, por parte del gobierno, que le estén dando municiones y razones a quienes se oponen al aumento de impuesto.

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