Papa denuncia existencia de "resistencias maliciosas" a las reformas que lleva adelante

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En su tradicional mensaje de fin de año a la Curia Romana, dijo que la renovación sólo será posible con "un cambio de mentalidad". Aseguró que si bien hay resistencias abiertas y sinceras, hay también otras "que germinan en mentes deformadas".




"Resistencias maliciosas". El término quedó retumbando en la sala Clementina, en el Vaticano, donde el Papa Francisco pronunció su tradicional mensaje de fin de año a los miembros de la Curia Romana. Cardenales, obispos y religiosos se reunieron para escuchar las palabras del Pontífice que en los últimos años ha aprovechado ese momento para dar señales sobre el rumbo de los cambios que intenta llevar a cabo. Primero fueron "las 15 enfermedades que enfrenta la Iglesia", luego las "12 virtudes que deben tener los miembros de la Curia" y esta vez Jorge Mario Bergoglio apuntó a "los tres tipos de resistencias" de quienes intentan bloquear las reformas. Lo hizo, además, en medio de la polémica desatada con la difusión de una carta de cuatro cardenales criticando al Papa por sus "señales confusas" en su última exhortación apostólica, Amoris Laetiti, a la que luego se sumó otra firmada por veintitrés académicos y religiosos.

El Papa partió anunciando a los presentes su intención de detallar los pasos dados hasta ahora en el proceso de reforma para luego insistir en la necesidad de cambio de quienes la integran.

"La reforma sólo y únicamente será eficaz si se realiza con hombres 'renovados' y no simplemente con hombres 'nuevos'", señaló Francisco en clara referencia a las resistencias que ha enfrentado el proceso tanto al interior de la Curia como en algunos episcopados alrededor del mundo. Fue aquí cuando apuntó a las resistencias que está enfrentando el proceso: "Están las resistencias abiertas, que a menudo provienen de la buena voluntad y del dialogo sincero; las resistencias ocultas, que surgen de corazones amedrentados y las resistencias maliciosas que germinan en mentes deformadas y se producen cuando el demonio inspira malas intenciones".

Según el Pontífice este último tipo de resistencias "se esconde detrás de palabras justificadoras y en muchos casos acusatorias, refugiándose en las tradiciones, en las apariencias, en la formalidad". El Papa hasta ahora no se ha referido directamente a los cuestionamientos de los cuatro cardenales -Walter Brandmüller, Raymond Burke, Carlo Caffarra y Joachim Meisner- sin embargo su discurso de hoy pareció un mensaje directo a quienes lo han cuestionado.

Según Francisco, la reforma "no tiene una finalidad estética" ni puede entenderse como una "especia de lifting, de maquillaje. "No son las arrugas las que hay que temer en la Iglesia, si no las manchas", sentenció, agregando que "sin una purificación permanente, sin un cambio de mentalidad", será imposible lograr el objetivo de renovación.

Al cerrar su mensaje, en el que también detalló los 12 ejes de su reforma y los pasos dados hasta ahora, le regaló a todos los miembros de la curia presentes el libro del sacerdote jesuita Claudio Acquaviva, "Consejos para curar las enfermedades del alma".

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