Relato de una mortal travesía

El etíope Abu Kurke emprendió hace dos años un peligroso e infructuoso viaje a la isla italiana de Lampedusa. Las paupérrimas condiciones que padeció en el trayecto fueron similares a las que experimentaron los inmigrantes cuya embarcación naufragó el pasado jueves, dejando cientos de muertos. La mayoría de los compañeros de Kurke tampoco sobrevivieron esa vez.




LA muerte de cientos de africanos después de que su barco naufragara en el mar Mediterráneo ha abierto un debate en Europa. Hace dos años, Abu Kurke, un migrante etíope, trató de realizar un viaje similar. A continuación, él describe las duras condiciones que vivió a bordo y cómo muchos de sus compañeros de viaje murieron en el intento:

"Estaba en Trípoli, Libia, en 2011. Era muy peligroso con todos los combates (que se desarrollaban en el marco del alzamiento contra el dictador Muamar Gaddafi). No podía quedarme ahí. Con mis amigos estábamos buscando una manera de irnos y encontramos un barco que nos llevara a (la isla italiana de) Lampedusa. Pagué US$ 1.200, pero a veces las personas pagan mucho más que eso.

La embarcación era muy pequeña, similar a un bote de plástico, y había 72 personas a bordo. Me quedé sorprendido cuando hombres armados nos empujaron estando ya en el interior, para luego quitarnos todo lo que teníamos, por lo que nos quedamos sin comida ni agua.

Había una pareja con una guagua. Incluso se les quitó su bolso con comida y líquidos para el niño, porque no había espacio. Estaba tan atestado de gente… algunos estaban sentados y otros permanecían de pie en la parte delantera del barco.

Al principio nos dijeron que llegaríamos a Lampedusa dentro de 24 horas, pero luego el tiempo cambió y el mar se volvió más peligroso.

Tratamos de contactar a alguien en Italia para solicitar ayuda. Hablamos con las autoridades italianas, pero al final de la conversación la batería del teléfono se acabó.

Un helicóptero lanzó algunas galletas y un poco de agua para la guagua, pero no había suficiente para todos. Esperamos a que regresara por nosotros, pero no lo hizo.

Estuvimos en el mar por dos semanas y vimos embarcaciones pesqueras y naves militares, pero nadie se acercó a prestarnos ayuda. Todos ellos huyeron.

La gente comenzó a morirse una a una. Más de 60 personas murieron frente a mí, incluidos niños pequeños y mujeres. Unos murieron de hambre y otros perdieron la razón. Vi a una mujer que desvariaba y que decía que iría a un negocio a comprar comida.

Algunos se lanzaron al mar y todavía eso me parece muy difícil, incluso hoy en día. Tengo suerte, sobreviví. Después de 15 días, sólo 12 de nosotros seguíamos con vida. Yo sólo le rezaba a Dios. Todo el mundo rezaba por sus vidas.

En la última noche vimos algunas luces y pensamos que habíamos llegado a Italia. Nos bajamos del barco y descubrimos que el viento nos había empujado de regreso a Libia.

Después de pisar tierra firme, otras dos personas murieron; una mujer falleció una hora después y otra más tarde.

Cuando vi las últimas noticias (sobre el hundimiento en Lampedusa), me quedé choqueado y me puse triste. Es tan similar a mi propia historia".

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