Rodrigo Gana: ¿El "villano" tras Fernández Wood?

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Ingeniero comercial de la UC, por casi 13 años fue socio de Vicente Aresti y Juan Eduardo Errázuriz en la industria inmobiliaria. La crisis financiera de la empresa la llevó a la quiebra y abrió un distanciamiento de Gana con su círculo.




Tras un año de intentos infructuosos por sacar adelante a Fernández Wood Corp (FW Corp), el holding ligado a Vicente Aresti y a Juan Eduardo Errázuriz y sus ocho hijos, solicitó su liquidación esta semana, al no poder seguir enfrentando la crítica situación financiera que gatillaron las pérdidas ocurridas en 2014 y 2015, sumado a los perjuicios, cobros pendientes en proyectos y la gestión de la anterior administración que habría acumulado deudas por $ 22.369 millones.

Fue Rodrigo Gana Ansaldo (46), ex gerente general corporativo de la firma, quien lideró, junto a Julio Abud, ex gerente de administración y finanzas, la "inexcusable actuación de un grupo reducido de ejecutivos (...), quienes durante al menos dos años mintieron sistemáticamente, manipulando los estados financieros consolidados entregados al directorio de FW Corp, accionistas y al sistema financiero y se excedieron de atribuciones sin consultar al directorio", aseveró esta semana a La Tercera Bernardo Domínguez, gerente general corporativo de la firma y quien reemplazó a Gana.

Pero Gana, a quien hoy varios apuntan como principal responsable de la caída financiera del holding, no siempre fue el malo de la película. Entre 2003 y 2008 fue quien lideró a Vizcaya, empresa con la que debutó no sólo en la industria inmobiliaria, sino también como socio de Aresti y Juan Eduardo Errázuriz. En este período, el ejecutivo mantenía una profunda amistad con los hijos de Errázuriz y con el yerno de Aresti, Alejandro Irarrázabal, a quienes les había demostrado su valía profesional, ganándose la confianza de todos, lo que se tradujo en "el beneficio de la duda" del que gozó incluso al salir de FW Corp.

De hecho, cuando en 2016 se encendieron las primeras alarmas en torno a la situación del grupo, la responsabilidad de Gana se limitaba a discernir el motivo por el que se había descuidado la situación de la filial constructora que estaba generando importantes problemas.

Hoy, la situación es diferente. La empresa, motivada por la convicción de que no fue un error de la actual administración, interpuso una denuncia en la Fiscalía de Las Condes por presuntos delitos de estafa, apropiación indebida, simulación de contrato y estados de situación en contra de quienes resulten responsables. También una querella por presunto delito de estafa, apropiación indebida y falsificación en el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago. Ante este escenario, conocedores del caso afirman que sería altamente probable que el abogado Luis Hermosilla, amigo de Gana, asuma su defensa.

Varios actores conocedores de la situación fueron contactados para este reportaje; quienes accedieron, pidieron reserva de sus nombres.

Viejos amigos

Gana y Francisco Javier Errázuriz, hijo de Juan Eduardo Errázuriz, se conocen desde el preescolar del Verbo Divino, donde forjaron una profunda amistad. En ese período, con sólo 14 años, Gana enfrentó la prematura muerte de su padre, Rodrigo Gana Correa (48), conocido en el rubro automotor por ser piloto de autos, tener la representación de Peugeot y el equipamiento para escarabajos Volkswagen y Austin Mini, entre otros. También en el mundo de la hípica, pues era dueño del Haras Don Domingo. Rodrigo Gana heredó la pasión por la crianza de caballos, acompañando hasta hoy a su tío Luis Eugenio Gana, dueño del Haras Legana, cada vez que puede.

El ex ejecutivo, además, consiguió construir una prometedora carrera como tenista. En 1987 ganó la Copa Milo, tras lo cual fue seleccionado por la Confederación Sudamericana de Tenis para jugar los juveniles de Roland Garros y Wimbledon. En ese momento decidió apostar por su pasión y dedicarse a ese deporte. Tras el primer año, terminó nueve del mundo en juniors, pero considerando que los mejores de su edad ya jugaban en adultos, probó suerte sólo unos meses. Así, terminó por retirarse y preparar la entonces llamada Prueba de Aptitud Académica. En 1990 entró a Ingeniería Comercial en la Universidad Católica, con una beca deportiva.

En ese período conoció a su esposa, la periodista Bárbara Díaz, amiga de las señoras de Irarrázabal e Ignacio Cueto, accionista de Latam, quienes junto a Francisco Javier Errázuriz son padrinos de sus hijos.

Luego de realizar su práctica en Evercrisp, ingresó a Fastair, controlada entonces por los Cueto. Tiempo después fue trasladado a Lan Cargo, llevándolo en 1996 a vivir a Miami, donde nacieron sus hijos mayores, gemelos, uno de ellos, con autismo. Entre quienes conocen a Gana y otros que trabajaron con él, coinciden en que su personalidad era más bien conflictiva y eso, sumado a desórdenes en su área, generó su salida.

Regresó a Chile y selló su primera incursión en el rubro inmobiliario el 8 de abril de 2003, cuando registró la sociedad Inmobiliaria e Inversiones Don Manuel, junto a Edgardo Hermosilla y su hermano Juan Cristóbal Gana, jefe de hepatología del Departamento de Gastroenterología y Nutrición Pediátrico de la Red Salud UC Christus. Con esta entidad ingresó a Vizcaya, donde se asoció a Aresti y Errázuriz.

En Santiago, mariano y shoenstattiano, Gana matriculó a sus hijos en el Monte Tabor, colegio en el cual a menudo se le veía entregando la comunión. Siguió con su afición al tenis, jugando varias veces a la semana en el Club de Polo y también disfrutando de su casa en Cachagua, aunque la vendió hace unos años.

En paralelo, la apuesta por Vizcaya parecía avanzar a paso firme. Trabajaron incluso con el arquitecto Gonzalo Mardones y algunos conocidos de ambos señalan que esta no fue una buena experiencia para el segundo. Otros, que lo complejo fue que estaba acostumbrado a desarrollar proyectos de casas particulares y no de tipo inmobiliarios.

En diciembre de 2008, Vizcaya anunciaba la compra de la participación de la familia Wood en Fernández Wood. A poco más de un año de su ingreso, adquirieron la participación de la familia Fernández, tomando el control de la firma.

En este período, Gana cultivó su prestigio en el rubro. Hay quienes lo recuerdan por su trabajo en equipo, su dominio del sector inmobiliario, su simpatía y por su espontaneidad. Otros lo acusan de arrogante, exitista y poco tolerante cuando las cosas no salían bien.

El duro desenlace

Cómo llega FW Corp a pedir su quiebra voluntaria tiene dos versiones contrapuestas. Hay quienes plantean que el aterrizaje de Vizcaya en FW se hizo bajo condiciones extremas, asumiendo un "hoyo en la caja", debido a la compleja situación que tenía la constructora. El escenario se agudiza en 2014, cuando se detecta el desorden interno de esa filial, por lo que es desvinculado el gerente general, Juan Carlos Cordano, quien es reemplazado por Mariana Concha, recomendada por el ex ministro de Transportes Pedro Pablo Errázuriz, socio de FW Corp.

En la solicitud concursal ingresada por FW Corp se afirma que la crisis comenzó en el segundo semestre de 2015, al enfrentar problemas con los pagos de proveedores de la compañía, los que la administración de entonces atribuyó a una situación transitoria de déficit de caja que se enfrentó con un préstamo de los socios por $ 2.695 millones, pagadero hasta junio de 2016.

No obstante, se encargó a Bernardo Domínguez, entonces director y quien es primo de Francisco Javier Errázuriz, levantar un informe general de la situación de la firma, determinando la dimensión de los problemas de caja y la capacidad real de la organización.

Otro momento que también enfrenta relatos dispares es la salida de Gana. Conocedores del caso sostienen que el ejecutivo habría comunicado su renuncia en agosto, debido a una oferta de Cristián Alliende -ex gerente general de Inmobiliaria Aconcagua- para participar de proyectos de inversión en Vértice y que no prosperó, pues en septiembre surgió la opción para Gana de asesorar proyectos de Alta Developers, en Miami. En octubre le hicieron una despedida, en noviembre viajó a buscar casa en Miami y en diciembre dejó de ir a FW.

La empresa, en tanto, afirma en el documento de solicitud de quiebra que "a la luz de las irregularidades antes mencionadas y los primeros resultados arrojados por la investigación realizada por el directorio, el gerente general (Gana) fue despedido de la compañía a fines de diciembre de 2015, cuando entregó, en un último directorio, una proyección de utilidades de $ 2.305 millones para 2015 y de $ 6.860 millones para 2016".

Gana fue reemplazado en enero de 2016 por Domínguez. Cercanos dicen extraoficialmente que ese sería el momento en que se congeló la relación entre los amigos, Gana, Errázuriz e Irarrázabal.

En febrero de 2016, según la versión de la compañía, el equipo de administración y finanzas que había proyectado ganancias, comunicó que finalmente los resultados preliminares arrojaban pérdidas y serios problemas de caja. "Frente a la manipulación de los estados financieros, en ese directorio se dispuso la desvinculación inmediata del gerente de finanzas (Abud) y la gerenta de la constructora (Concha)", dice el texto de petición de liquidación. Otras fuentes aportan que Abud dejó la empresa en marzo pasado, a pedido del directorio.

Conocedores del conflicto relatan que en abril de 2016 se enfrentó otra crisis, pues la nueva auditora, KPMG, pidió a la compañía castigar parte de las provisiones de estado de pago de la constructora por un monto equivalente al 25% del total de esa partida. Eso habría reflejado que el desorden no se resolvió.

La situación -que no fue detectada por Concha, Abud o la auditora PwC- habría provocado una reunión en las oficinas de FW Corp con Gana, que ya vivía en Miami.

Ahí, dicen fuentes allegadas, le informaron del despido de Concha y le plantearon lo poco creíble que era el que insistiera en que ignoraba la situación. En la ocasión, recuerda un ejecutivo, Gana habría renunciado a su indemnización a todo evento, bonos y a todas sus acciones para no agravar la tensa relación con sus amigos de toda la vida.

Pero otros cercanos al ex ejecutivo desestiman lo anterior e insisten en que la compañía habría admitido que Gana no había hecho nada incorrecto, entregándole un documento donde desistían de acciones civiles futuras.

Varias personas que conocen el detalle del funcionamiento de FW Corp coinciden en que el año pasado hubo errores garrafales que marcaron el destino de la empresa, entre ellos una reunión con la banca y aseguradoras, en la que estuvo presente Juan Esteban Puga, abogado experto en liquidaciones. En esa cita, recuerdan, la compañía comunicó su delicada situación, generando una crisis de liquidez debido al cierre de las líneas de crédito, las líneas abiertas y las líneas de pólizas de venta en verde. Esto implicó que prácticamente se paralizaran las ventas y obras.

Otros subrayan que la administración luchó por seguir operando, aunque los problemas eran irreversibles. Pero FW Corp asumió que en diciembre pasado se agotaron todas las alternativas para subsanar la crisis, no pudiendo impedir la quiebra voluntaria.

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