Sebastián Toro: "Cometí errores, pero quiero dejar eso atrás"

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El defensa recuerda con nostalgia su irrupción en Colo Colo, la cual se diluyó en parte por su indisciplina. Hoy, goza de un nuevo comienzo en Barranquilla.




Hace poco más de un lustro, Sebastián Toro (Santiago, 1990) pasó de ser una promesa a convertirse en una realidad. En aquel ya lejano 2009 se adueñó de la titularidad en la zaga de Colo Colo y hasta se vislumbraba como el central del futuro de la Roja. Pero algunos actos de indisciplina, le costaron caro. Perdió su lugar en el cuadro albo y tuvo que buscarse la vida en Deportes Iquique y, luego, en Ñublense, en Primera B. Sin embargo, el presente para el zaguero de 26 años empieza a volver a iluminarse. Hace poco llegó a Junior de Barranquilla y en Colombia se ha reencontrado con su fútbol y ha afirmado su fe, la que le ha alejado de los malos caminos.

"Llegué recién hace dos meses. He jugado bastantes partidos con Junior, sobre todo internacionales (Copa Sudamericana). Gracias a Dios, me siento bien y estoy muy cómodo acá", comenta Toro. "Me están saliendo bien las cosas. Llegar a un club grande de Colombia era muy atractivo", agrega.

La primera experiencia internacional del defensa surgido de las inferiores de Colo Colo no ha sido fácil, pero de a poco ha empezado a asentarse. "Los primeros días son duros, estar lejos de los seres queridos. El clima es duro, cuando llegué me quería morir por el calor y la humedad… pero gracias a Dios me han hecho sentir muy cómodo. Yo venía con las ganas de jugar, de dejar atrás malos momentos, y gracias a Dios todo está saliendo bien".

Toro decidió, como reza el poema de Neruda, "echar abajo el pasado" y hoy prefiere quedarse con las lecciones aprendidas, no sin dolor. "Cometí errores, hubo muchas cosas, tanto fallos míos, como malos tratos de otras personas, pero quiero dejar eso atrás y ahora solo estoy enfocado en Junior", confiesa.

En esa "nueva vida" de la que habla Toro hay dos pilares fundamentales: su familia y Dios. "Mi esposa (Kathy) y mis hijos (Lucas y Sebastián) son los que me apoyan. Y, bueno, siempre confiando en Dios, que es el que me trajo acá", sostiene. Y esos dos pilares, además, están conectados entre sí: "Mi esposa fue la que me llevó a conocer a Dios. Yo era muy católico, tengo tatuajes de santos y todo, pero ella me llevó a la iglesia cristiana y nos sentimos muy cómodos".

En cada palabra de Toro está presente Dios y se muestra como una persona centrada en sus seres queridos y en su carrera profesional. "Primero que todo está Dios. Él es el que hace todo posible, el que me trajo acá, el que tiene a mi familia bien", afirma. Y, de nuevo, en su discurso aparece la providencial presencia de su esposa: "Con ella llevo seis años. Desde que la conocí ella era cristiana. Yo no, yo era católico. Paso a paso, ella me fue enseñando la palabra y me hizo conocer a Dios. Todo lo que me pasa me tiene muy contento".

Casualmente, Toro ha llegado a un equipo como Junior, en el que -como es costumbre en el fútbol colombiano- una buena cantidad de jugadores se entrega a la fe cristiana. "Dios me mandó al lugar perfecto. Hay muchos compañeros que son muy creyentes, que son cristianos, y con eso nos vamos ayudando y me he podido acoplar más rápido al equipo".

Aunque el objetivo de Toro, que en diciembre termina su contrato con Junior, es "seguir afuera", no se olvida de 'su' Colo Colo: "Ganar el clásico fue muy importante, es el partido que no se puede perder. He hablado con varios compañeros y me dicen que el entrenador (Pablo Guede) es muy bueno, que mete mucha intensidad y que trabaja mucho, y eso le hace bien al club".

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