Una visita al nido del "Pájaro" Gutiérrez

El refugio del delantero de Santiago Wanderers es Curacaví. Ahí está su club de barrio, San Luis de Campolindo, un equipo familiar del que casi es el DT.




"¿Vamos al club? Está aquí súper cerca", invita, con entusiasmo, Roberto Gutiérrez, delantero de Santiago Wanderers. El Pájaro entra a Totopillo, su perro regalón, al que incluso llevó a México; cierra la reja de su casa en Curacaví, que tiene una enorme palmera en el antejardín, y conduce durante un minuto hasta la humilde cancha donde juega San Luis de Campolindo, el equipo en el que dio sus primeros pasos como futbolista. Ahí estuvo hasta los 17 años, cuando fue descubierto por Guillermo Munizaga, quien lo llevó a Universidad Católica, donde fue campeón y goleador en 2010.

La sede está pintada con una llamativa combinación de amarillo y azul, por la cual el atacante de 31 años se mueve como Pedro por su casa, saludando a todo el mundo. "Este es mi club de barrio, más conocido como Los Canarios Wapos. Los domingos libres siempre estoy aquí, con ellos, haciendo el equipo, dando instrucciones. Tienen un técnico, pero lo tengo que ayudar a veces. La semana pasada tuve que entrar al camarín prácticamente a gritarles las cosas. ¡La barra brava se metió  a apretarlos, jajaja!", cuenta, entre risas, el ex Tecos y Atlante, que recibió en su comuna natal a La Tercera.

"Lo que pasa es que el club tiene 77 años y lo fundaron mis abuelos. Es casi pura familia mía. Acá están mis papás, mis hermanos, primos, tíos, todos han sido de este club. Entonces, me crié de chiquitito aquí y hasta el día de hoy sigue el lazo. Mi hermano y mis mejores amigos juegan todavía y cada vez que puedo vengo a apoyarlos. Tal vez en el futuro sea técnico de verdad", dice, medio en serio, medio en broma.

Curacaví es el refugio de Gutiérrez, su lugar preferido. Vive a dos cuadras de sus padres y muy cerca también de sus suegros. "Aquí me lleno de energía, sobre todo en los momentos malos, que es cuando más necesitas a tu gente. Ellos han sido fundamentales para mí, en toda mi carrera. No me han dejado caer. Me crié aquí, me fui  vivir a Santiago, no aguanté y volví. Aprovecho el cariño de mis padres. Tú ves mi casa, lejos de la bulla, de la ciudad, puedo descansar toda la tarde y para mí la unión de la familia siempre va a ser fundamental", reflexiona.

UNA NUEVA ETAPA

Desde que dejó Colo Colo a mediados de 2013, Gutiérrez también dejó atrás momentos amargos. Ahora, ha vuelto a ser el goleador que alguna vez saltó a la fama en San Carlos de Apoquindo. Desde entonces, sólo en Chile ha anotado 24 goles (16 en Palestino y ocho en los caturros), mientras que en Atlante convirtió en cuatro ocasiones. "Desde que volví a jugar, tanto en Palestino como en Wanderers, he podido demostrar que soy un jugador importante, que puedo ser un goleador como lo he sido en otras ocasiones. Eso me tiene contento. Estoy en una institución muy grande, que me ha dado todo su apoyo y que tiene una hinchada muy fiel, súper luchadora, de esfuerzo, en la cual me veo reflejado, porque a ellos nadie les ha regalado nada. Y a mí tampoco. Estoy pasando por una etapa muy buena, tanto en lo emocional como en lo futbolístico y eso se ve reflejado en la cancha. En los últimos años he convertido cerca de 30 goles. Eso me llena de confianza y ratifica que lo que necesitaba era jugar", sostiene el delantero, haciendo un claro guiño a su difícil paso por Macul.

El viento frío de la tarde curacavina no aproblema al "Pájaro". Está sonriente, muy diferente al que se podía observar en Pedreros hace algunos años, ensimismado, aunque él insiste en que sigue siendo el de siempre. "Soy la misma persona, alegre, no me derriba nada, muy poco me hace llorar. Nunca he dudado de mis capacidades, nunca me he echado a morir, por más que me toque o no me toque. Hoy, mi día a día es muy alegre, lógicamente que a lo mejor es dos veces más alegre de lo que era antes. En los momentos malos que tuve era de la misma manera, pero a lo mejor me reservaba más. Hoy ya no lo hago, no me reservo, puedo hacer las cosas que quiero, salgo a la calle y miro de frente a cualquier persona, no me puedo esconder, no agacho la cabeza. Puedo decir que hoy soy bastante feliz. Soy un agradecido de la vida, en lo laboral, en el amor, con la familia y se ve reflejado en el trabajo", advierte el goleador verde, ya en la intimidad de su casa, donde luce una gigantografía con su esposa Jocelyn Cabrales y su mascota, una piscina y una especie de discoteque, con quincho y mesa de pool. "Aquí han venido todos. Los de Wanderers ya están invitados", adelanta el artillero.

LA ILUSIÓN DE VOLVER A LA ROJA

Gutiérrez no oculta sus ganas de vestir la camiseta de la selección chilena y cantar el himno nacional. "Hoy la Selección está en búsqueda de un goleador. No me siento menos que (Esteban) Paredes ni que (Gustavo) Canales. Tampoco me siento más. Sé que haciendo las cosas bien la opción puede darse, ya que el cuerpo técnico de la Selección mira para todos lados  y eso  me deja tranquilo. A quién no le gustaría defender a su país, cantar el himno como ahora se canta", advierte.

Desde 2007 que el ariete espera una revancha con la Roja. "Me gustaría tener una nueva oportunidad, porque quiero una revancha por cómo me fui de la Selección. No fue por falta de capacidad, sino que porque me corté los ligamentos, justo cuando tenía posibilidades de ir a la Copa América con Nelson Acosta. Ahora se viene otra Copa, en Chile. Sería lindo, el sueño de cualquier jugador", sostiene, mientras sus amigos lo postulan a gritos al equipo de Jorge Sampaoli.

Por ahora, prefiere concentrarse en Wanderers, y soñar con un título para los caturros. "Lo más importante es volver a poner al equipo en el sitial que se merece, porque es un club muy grande.  ¿Por qué no ser campeones o pelear copas internacionales? Cada uno tiene su forma de pensar. A lo mejor sólo ponen a dos en la pelea, pero nadie se ha dado cuenta que sólo un punto más atrás estamos nosotros. Sabemos el calendario que tienen tanto la U como Colo Colo. No es fácil. Ahora, no sé si nos alcance para ser campeones, pero luchamos para poder lograrlo. Con Jorge (Luna) hemos hecho una buena dupla, es un jugador diferente, una buena mezcla entre un volante creativo y un delantero. Emiliano Astorga y su cuerpo técnico son humildes y  trabajan silenciosamente. Nunca lo han echado de un equipo. Él ha salido y nunca por mal rendimiento. Creo que eso los posiciona como cuerpo técnico para buscar desafíos importantes, equipos grandes o del extranjero", remarca.

PUERTAS ABIERTAS PARA LA UC

El Pájaro es uno de los tantos jugadores cruzados que han salido mal de la precordillera, pero no se cierra a volver: "De parte mía, nunca va a estar cerrada la puerta. Sé que cuando salí causé mucho daño al hincha, pero ellos no sabían por qué me fui. Le tengo mucho cariño a la institución, porque me formó como futbolista profesional. Hay un cariño enorme por sus hinchas, aunque  algunos quizás no quieren ni que vuelva, pero también me agrada que me paren en la calle y me pidan que regrese. Se tienen que dar todas las condiciones. En su momento no sentí ni el 0,1% de que quisieran que me quedara. Fue un 'no, ándate, que te vaya bien'. Me dolió, porque no conversamos ni cinco segundos".

A sus 31 años, Gutiérrez supo reinventarse y tiene metas altas que alcanzar. El "Pájaro" quiere volar más alto que nunca.

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