Franja mente


Pese a que algunos teóricos de la política suelen ningunearla, la franja de televisión sigue siendo la madre de todas las batallas de las campañas electorales. Se han sumado los debates a estos espacios donde se busca captar electores confusos e indecisos, pero nunca podrá compararse al efecto que tiene estar 4 semanas en horario prime en todos los hogares del país. Según una encuesta reciente del CNTV aplicada en el caso de las primarias presidenciales, un 72% de las personas encuestadas vio la franja y un quinto de los encuestados considera que la franja logró cambios de opinión en personas de su entorno. Esto, pese a que no todas las opciones del espectro político estaban representadas en dicho espacio televisivo.

La franja no es un lucimiento de realizadores y publicistas, sino una estrategia para asegurar votos que ya tenga la candidatura, y para capturar votantes probables que no se han informado lo suficiente de alternativas en el voto. Bajo ese prisma hay que evaluar lo que han mostrado las diversas opciones hasta ahora, y si cumplen con ese criterio.

Las candidaturas leyeron correctamente el entorno y apostaron por franjas que van a grupos adecuados. Boric dio un batatazo al colocar a la diputada Maya Fernández en su franja buscando el voto socialista; Yasna habló del dolor que ha causado el Covid y rescató la canción nacional; esa misma que varios constituyentes de izquierda se negaron a cantar en su momento. En la derecha, José Antonio Kast busca motivar con una rebelión, y Sichel apuesta a recobrar esa mística de caminante solitario que le permitió ganar en la primaria. Fuera de la zona con más probabilidades de pasar al balotaje, Parisi hace un spot en estética propia de la serie Better Call Saul para criticar a la política y seguir con su estrategia digital; ME-O se presenta como un veterano de varias guerras, incluyendo reciclaje deliberado de piezas anteriores, y el profesor Artés apuesta a recoger peces en las revueltas aguas de la ex Lista del Pueblo.

Quedan todavía muchos días, y hasta ahora hay que aplaudir que no se ha dado en la franja la lucha en el barro en que se convirtieron los debates presidenciales. Dada la cantidad de indecisos de esta elección, no suena buen negocio apostar al derrumbe de otra candidatura para obtener votos propios, sino ir por aquellos que no tienen decidido qué hacer ese 21 de noviembre.

Las encuestas muestran, fuera de toda duda, una elección incierta. Hubo muchos que creyeron ingenuamente que los ganadores de la primaria tenían una ventaja suficiente para pasar a segunda vuelta. Para los partidarios de Sichel, en especial La Moneda, se enfrentan a la pesadilla de un candidato que se ha derrumbado por sus propios errores, y que ahora los partidos del oficialismo han optado por alejarse de él, coquetear con Kast y concentrarse en la parlamentaria. Por otro lado, Boric se ha estancado en el votante duro de izquierda, asunto que no es suficiente para ganar una elección y e incluso podría poner en riesgo su paso a segunda vuelta. Sus errores numéricos de esta semana le pegan en su punto más débil: la experiencia para gobernar. Para Provoste y JAK, no haber estado en una primaria les juega en contra, por lo que deben apostar en la franja a la masividad. Hasta ahora, nadie parece darse ventaja y el juego televisivo parte sin errores gruesos.

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