¿Para qué el tren?


SEÑOR DIRECTOR:

Como muchas veces antes, el tren Santiago-Valparaíso volvió a ser tema de discusión.

Se han dado argumentos a favor y en contra de la iniciativa, así como los datos que serían parte de su evaluación social. Se mencionan a favor, entre otros, la disminución de los tiempos de transporte y la capacidad de potenciar el desarrollo de áreas como el turismo y otros sectores productivos.

A lo anterior, quizá sería razonable enfrentar el tema de manera distinta, esto es, hacernos las preguntas correctas más que darnos artificiosamente respuestas ideales, pero quizá improbables o de externalidades finalmente negativas.

¿Tienen Valparaíso, Viña del Mar y ciudades periféricas una infraestructura urbana preparada para recibir más habitantes y visitantes?, ¿sus planes reguladores permiten mayor densidad habitacional?, ¿hay suelo disponible para este crecimiento demográfico?, ¿hay zonas disponibles para incentivar la instalación de empresas e industrias y así generar mayores fuentes de trabajo?

¿No sería más efectivo pensar en densificar como ciudades dormitorios e incentivar el desarrollo en Casablanca y Curacaví?, ¿queremos eso?, ¿hay un plan para estas ciudades?

Tengo la impresión de que la respuesta a todas estas preguntas es negativa. ¿No será entonces más prudente aplicar la fase inicial de toda evaluación de proyectos que es definir su alcance?

No tengo una predisposición negativa hacia la iniciativa, por el contrario, pero ante tamaña inversión y subsiguientes subsidios, no sería razonable preguntarse ¿para qué queremos el tren?

Fernando Marín Cruchaga

Arquitecto

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