Las escenas de Geraldine Neary

Geraldine Neary

Estudió un año y medio Derecho, otro año y medio Sicología y también fue modelo de la agencia Elite. Pero desde que asumió su vocación de actriz, Geraldine Neary (28) dice haber encontrado su camino. Formó parte del elenco de las teleseries Matriarcas (TVN) y Preciosas (Canal 13), y de las películas Aquí no ha pasado nada y Sin norte, que se estrenó en abril. Ahora está en el Teatro UC con el clásico de Jorge Díaz, El cepillo de dientes.




Paula 1227. Sábado 3 de junio de 2017. Especial Padres.

Escena 1. En su casa de infancia en La Reina, Geraldine Neary, de 6 años, se aprende las películas de Disney de memoria. Sueña con ser actriz y cantante, pero nadie en su familia alimenta ese sueño, salvo su abuela paterna. "Ella quiso ser actriz, no pudo, pero incorporaba el teatro a su vida como podía. Me contaba los cuentos como obras de teatro y me enseñó que uno podía jugar con la imaginación".

Escena 2. En su colegio, el Santiago College, en tercero medio. Tiene el rol principal en la obra La casa de Bernarda Alba. Debe memorizar textos que parecen interminables. El día del estreno, siente un presagio. "Fue la primera vez donde sentí que el corazón se me iba a salir de la boca antes de partir actuando". Le pregunta a su papá, ingeniero comercial, qué opina de que ella estudie Teatro. Él le responde: "pero eres buena para discutir y argumentar, serías excelente abogada". Ella le encuentra razón. "Pensé: 'puedo ser como Legalmente rubia'".

Escena 3. En la escuela de Derecho de la UC, Geraldine aparece enfundada en un vestido de cebra con un abrigo blanco en el día de la ceremonia de la entrega de la Constitución, en primer año. "Me sentía de lo más inteligente, vestida así, zorrona total". Era un personaje curioso dentro de la uniformidad de alumnos en esa carrera. "Una vez en Derecho Constitucional, el profesor empezó a defender que la píldora del día después era abortiva. Yo, en palabras abogadísticas, dije: 'no es abortiva; es un método anticonceptivo de segunda instancia'. Todo el mundo se dio vuelta a mirarme. Después una amiga me contó que se hablaba de mí en otros ramos. 'Quedaste como la hereje del curso', me dijo".

Escena 4. Geraldine se presenta a un casting de modelos y es fichada por la agencia Elite. "Fui feliz, porque trabajaba un día y ganaba mucha plata. Pero nunca fui de sentirme súper mina ni súper cómoda con mi cuerpo. Para mí era difícil entrar en ese código. Yo me la jugaba por la actuación".

Escena 6. Geraldine está en segundo año de Derecho. Comienza a sufrir ataques de colon. Se da cuenta de que la carrera no es para ella. Se cambia a Sicología en la UC. Le va bien. Pero un ayudante la nota indecisa. Le pregunta una y otra vez: "¿De verdad quieres ser sicóloga?". "Le respondí: 'En verdad quiero ser actriz, pero no se puede'. Pensaba que no se podía vivir del teatro, por eso me cerraba a esa posibilidad". Pese a ello, toma el riesgo. Congela la carrera y toma el taller vespertino en la Escuela de Teatro de Fernando González. "Ahí dije: 'Esto es lo mío'".

Escena 7. Geraldine revisa las listas de admisión en Teatro de la UC. Al leer su nombre, llora. "Dije: 'al fin, al fin'". Entra en marzo de 2011. Entre sus compañeros están Mariana di Girolamo y Lucas Balmaceda. "Ser compañeros no se trataba solo de la buena onda. Éramos trabajadores y competitivos. En la escuela se dice que fuimos una generación potente".

Escena 8. Año 2014. Geraldine se prepara para egresar de Teatro. Por Facebook contacta a directores de películas para que pongan el ojo sobre ella y la fichen como actriz. Así conoce a Fernando Lavanderos y consigue el protagónico de la cinta Sin norte. En las funciones de egreso la descubre la directora de casting de TVN. La llaman para Matriarcas. Luego vendrá Preciosas. Se le abren las puertas de la tele.

Escena 9. Mayo de 2017. Geraldine está en el hall del Teatro UC, tras una función de El cepillo de dientes, donde interpreta a una mujer de clase alta que, con su marido, busca maneras hilarantes de divertirse. "El día del estreno estaba súper nerviosa. Pero para mí el hito fue que, antes de la función, Gloria Münchmeyer, mi ídola máxima, me mandó un papelito que decía 'mierda, mierda', una figurita de regalo y a la salida me felicitó. Con eso dije 'me doy por pagada'".

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