Mi madre itinerante

Mi madre itinerante 1

La actriz y cantante Sofía Oportot habla de cómo fue crecer al alero de una madre con una mente tan particular como la de la periodista, escritora y artista plástica Claudia Donoso. "Aunque muchas veces no entendía que mi casa no fuera un modelo de hogar convencional, fui profundamente afortunada de crecer en un lugar donde podía expresarme a través del arte y la creatividad, como si se tratara de un idioma común con mi mamá y su entorno".




Crecer como hija de la periodista cultural y artista Claudia Donoso me definió a tal punto, que hoy siento que nuestra unión es simbiótica e indisoluble. Inquieta e inquietante, porque ella nunca dejo de trasladarse física y emocionalmente, metafórica y sentimentalmente. Siempre tuve que adaptarme al cambio y al desconcierto, y debo decir que no fue fácil, siendo yo también muy sensible, una niña con necesidades particulares e inquietudes artísticas en vías de desarrollo. En el camino, pasé por ocho colegios y terminé la educación media en un instituto dando exámenes libres, mientras en las tardes tomaba talleres de dibujo y literatura, alentada por mi mamá a complementar mi formación de una forma creativa y, por esos años, poco convencional.

Durante mi crecimiento vivimos en muchas casas y ese fue también un tránsito determinado por la búsqueda incesante de mi madre, que siempre ha tenido esta adoración por los espacios, por el habitar, transformar y ocupar  casas, llenándolas de significancia emocional y volcando su sello estético y transformador en ellas. Vivíamos un poco a merced de estos amores impetuosos que le bajaban por determinados lugares, adecuando los muebles y las necesidades a espacios desconocidos, que ella transformaba y devoraba, para luego desencantarse y dejar una vez agotado. Pienso en ese estilo desarraigado y gitano, en la búsqueda de "su lugar" y cómo fue para mí acompañarla en esa aventura.

Escribo esto desde el departamento en que vivo desde hace más de 15 años, lleno de fotos, plantas y objetos que conforman acaso mi refugio, mi mundo más íntimo y propio,  una metáfora de estabilidad, acaso un lugar seguro donde poder llegar cada noche, a salvo de los vaivenes de crecer bajo el alero de su genio y figura.

Hoy, como actriz, cantante y creadora en general, siento también en ese aspecto que ser hija de Claudia Donoso fue determinante y sustancial.

Paralelamente a su trabajo como entrevistadora, mi madre desarrolló una pasión por la fotografía que apoyaba su profesión y, a la vez, documentaba nuestro mundo cotidiano. Desde que tengo memoria, fui 'modelo' de mi mamá y atesoro cada una de las etapas de mi niñez tras su lucido enfoque. Mi relación con mi propio cuerpo, entonces, estuvo determinada por la celebración de esa libertad intrínseca de los niños, que en mi caso jamás fue coartada; al contrario, ella siempre la incentivó como algo sano y natural.

Cuando yo tenía 8 años, realizamos una película experimental junto a Paz Errázuriz, que documentaba mis juegos y la relación con mi entonces vecina y mejor amiga. Siento que fue un desafío y que, a pesar de que en ese entonces sentí una suerte de rebeldía al sentirme expuesta ante las cámaras, es un recuerdo maravilloso que determinó mi relación con mi propia imagen y la actuación. Aunque muchas veces no entendía que mi casa no fuera un modelo de hogar convencional, siento que fui profundamente afortunada de crecer en un lugar donde podía expresarme a través del arte y la creatividad como si se tratara de un idioma común con mi mama y su entorno.

Luego, en mi adolescencia, las obras teatrales montadas por Alfredo Castro y la compañía

La Memoria, basadas en textos de mi mamá, influyeron profundamente en mi decisión de estudiar Teatro y vencer de pasada la timidez, uno de los rasgos que me impedían algunas veces expresarme en toda mi esencia, maravillada por el mundo de las tablas que se me presentaba de forma tan cercana y familiar.

Una vez una amiga me comentó: '¡Tienes una libertad tan grande con lo que haces! Se nota que nunca te dijeron: No, eso no lo puedes hacer'.

Ese es parte del legado de mi mamá: una mujer creativamente infinita y fuera de serie, completamente original y auténtica, con todos los costos e implicancias que eso conlleva".

Fotografía: archivo familiar Sofía Oportot.

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