Niños intoxicados con melatonina: ¿Qué dicen los expertos?




Hace unos días los portales de noticias estadounidenses alertaron sobre el alza de intoxicaciones en niñas y niños menores de cinco años por consumo accidental de melatonina. La noticia se divulgó rápidamente entre padres y madres, pues las cifras son alarmantes: según una investigación de los Centros Para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés) dirigida por la Dra. Karima Lelak, pediatra del Children’s Hospital of Michigan, en los diez últimos años ha habido un aumento de un 530% de estas peligrosas intoxicaciones entre personas menores de 19 años, con una prevalencia en los menores de 5 años.

Según el estudio, casi el 84% de todos esos incidentes ocurrieron en niñas y niños de 5 años o menos, y más del 94% del total de casos se consideran accidentales, ya que los menores encontraron el medicamento y se lo comieron pensando que era un dulce. Algo no tan difícil pues, en los últimos años y sobre todo durante la pandemia, se ha popularizado el consumo de melatonina en forma de gomitas dulces, como un tratamiento “natural” para que niñas y niños mejoren su ciclo de sueño. Pero esta gomita, que se vende en Estados Unidos y también en Chile sin prescripción ni restricciones, es una hormona sintética e incide directamente en la actividad cerebral.

En su forma natural, es decir, la que ya se encuentra en nuestro cuerpo, la melatonina es una hormona cuya principal función es regular los ciclos del día y la noche o los ciclos de sueño-vigilia en los seres humanos. “Es sintetizada por la glándula pineal, que está íntimamente conectada por el núcleo supraquiasmático, que es al que le llega la información desde la retina del ojo, de si hay luz o no. Cuando viene la oscuridad en la noche y deja de llegar luz a la retina, se produce esta hormona y el cerebro entiende que es hora de dormir”, asegura el Dr. Jonathan Bronstein, psiquiatra infantojuvenil de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica, quien puntualiza que este proceso se ha visto afectado, sobre todo en niñas y niños debido a los altos niveles de exposición a la luz artificial durante las horas previas a dormir. Esta exposición hace que se produzca menos melatonina y, por ende, conciliar el sueño se dificulta.

Y esta es una de las razones por las que madres y padres han optado por el uso de melatonina artificial para regular el sueño de sus hijas e hijos. Pero, a pesar de que dentro de la gama de psicofármacos para regular el sueño éste es uno de los que tiene menos efectos secundarios, la melatonina sintética sí tiene contraindicaciones, efectos secundarios y riesgos en caso de pasar la dosis clínica, por lo que la recomendación es que se consuma siempre con supervisión médica. “Podría generar sueño excesivo, que puede llegar a un compromiso de conciencia como un sopor, que a su vez, podría acarrear riesgo en la ventilación”, explica el psiquiatra. Aunque puntualiza que aún no hay tantos estudios sobre las consecuencias de consumirla en exceso y a lo largo del tiempo.

Más rutina de sueño, menos melatonina

Una madre o padre tiene un día intenso, son las 23:00 hrs. y su hijo no se duerme. En esos casos resulta frustrante y agotador ver cómo se acaba el día y no encuentran un espacio para descansar. En esos momentos la gomita de melatonina se presenta como una opción “mágica” y “natural”. Pero, ¿es la verdadera solución? Pamela Labatut, psicóloga clínica especialista en sueño infantil, asegura que, en la mayoría de los casos, no lo es. “Antes de ocupar la melatonina hay que agotar todas las opciones y revisar otros factores que sí pueden ayudar a largo plazo, como por ejemplo, una rutina de sueño. Los niños y niñas hoy en día están viendo hartas horas de pantalla, se acuestan bastante tarde, y tienen poca actividad física. Así es difícil que se duerman”, explica. Y agrega que en niños de hasta cinco años, además es normal que necesiten durante la noche contacto y contención física de sus figuras de apego. Por eso despiertan en medio de la noche”.

“Mientras dormimos el cerebro se desconecta del mundo exterior para poder entrar en un modo de reposo y recuperación. Dentro de esta total desconexión, el niño o niña puede sentir riesgo de supervivencia y producto de esto, se crean dentro del cerebro microdespertares –una breve interrupción del sueño–. En alguno de estos episodios, los niños y niñas demandan la atención de la mamá y el papá para recobrar la seguridad a través del contacto físico, y una vez que lo consiguen, siguen durmiendo. Es algo normal”, dice Labatut.

Esta es una situación que, según asegura la psicóloga, disminuye en la medida en que los niños y niñas crecen. “Cerca de los tres años empiezan a dormir un poco más parecido a como lo hace un adulto, las fases del ciclo circadiano están más maduras. Sin embargo, ocurren otros procesos dentro de su neurodesarrollo que impactan y que son causantes de los miedos, pesadillas y terrores nocturnos. Cuando esto ocurre, también es natural que demanden la atención de sus padres”, dice. “El retorno de la mamá al trabajo, la salida de los primeros dientes, el desarrollo cerebral o el comenzar a gatear, entre otros, son todos episodios que interfieren en el sueño. Y esas son cosas que no tienen nada que ver con un déficit de melatonina. Entonces, cuando a estos niños se les da melatonina, lo único que cambia es que se duermen más rápido, pero no se disminuye la cantidad de demandas por microdespertares. En resumen, si les dan melatonina para que duerman toda la noche de corrido, están tratando de curar un síntoma atacando la causa equivocada”, explica la psicóloga.

Entonces ¿es recomendable el uso de melatonina para ayudar a los niños y niñas a dormir?

Los expertos coinciden: En el caso de los bebés menores de dos años, explica el psiquiatra, el uso de esta hormona no está indicado porque su sistema todavía está inmaduro, además obtienen la hormona naturalmente a través de la leche materna. “Las excepciones y los casos puntuales se evalúan con un neuropediatra, pero no es común”, dice. Y en los mayores de dos años, si lo que se busca es afrontar los fenómenos del sueño de la primera infancia como terrores nocturnos, la melatonina no sirve. Puede ayudarles a conciliar el sueño más rápidamente, pero siempre “lo que tiene mejores resultados y más largo plazo es cuidar sus hábitos de sueño y respetar sus rutinas. Es la única manera de que niñas y niños duerman bien”, agrega Pamela.

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