Bitcoin se vuelve moneda de curso legal en El Salvador y abre el debate

La primera criptomoneda vio la luz en 2009.

En El Salvador el bitcoin entrará en vigencia el 9 de septiembre y convierte al país en el primero en el mundo en aceptar la criptodivisa como un organismo válido, la instala como una opción ante el dólar y ambas convivirán en un mismo sistema. ¿Se podría repetir en otros países?


El de las criptomonedas ha sido un camino lento, pero sin pausa. Desde sus inicios en 2009, en los nichos de internet, su mayor y principal representante, el bitcoin, fue reconocido en junio en El Salvador como una moneda de curso legal. La acción, que entrará en vigencia el 9 de septiembre, convierte al país en el primero en el mundo en aceptar la criptodivisa como un organismo válido, la instala como una opción ante el dólar y ambas convivirán en un mismo sistema. La medida ha llamado la atención, ante un bitcoin que demuestra más volatilidades que estabilidad e instala el cuestionamiento sobre cuál es el futuro de las monedas nacionales oficiales.

El monopolio de la emisión de monedas ha estado un largo periodo en los bancos centrales de cada país. “Hay que distinguir entre el dinero que conocemos y una pseudo moneda, como el bitcoin, porque se deben cumplir determinadas condiciones para que esta sea considerada una moneda propiamente tal”, dice José Ramón Valente, economista y exministro de Economía. Los principios que debe poseer, afirma, son dos: ser un depósito de valor y servir como un mecanismo de transacción.

“Con las volatilidades que ha mostrado el bitcoin en el último tiempo, es difícil sostener que es un depósito de valor, en el sentido de si invierto cien pueda sacar algo parecido a eso”, plantea el economista. Hace unos meses atrás, asegura, la criptodivisa estaba a unos US$65 mil, actualmente se acerca a los US$40 mil y antes estaba a US$20 mil. “Entonces, más que un depósito de valor, se parece a una acción extremadamente volátil”, señala.

En el segundo punto, indica que “no es aceptado en ninguna parte” como mecanismo de transacción, “excepto para una cantidad importante de comercio ilegal en el mundo”. “Dadas esas características, uno no podría decir que en el presente ya es una moneda. Te la venden como tal porque en la foto lo acuñan como una moneda de oro, pero no es más que un registro en un computador”, dice Valente.

Cuando se realizó el anuncio por parte del presidente Nayib Bukele en junio, se dijo que todo agente económico tendrá que aceptar bitcoin como forma de pago, siempre y cuando el usuario la tenga como medio de cancelación. Luego, ante la incertidumbre generalizada, el mandamás hizo una cadena nacional para explicar en qué consistía la criptodivisa y explicitó que no sería obligatorio aceptarla como pago en caso de no quererla.

Algunos de los motivos para esta implementación, indicó el mandatario, serían el poder aceptar fácilmente las remesas enviadas desde el extranjero sin pagos adicionales por comisión, la creación de nuevos empleos en el corto plazo y la mayor inclusión financiera de los salvadoreños -acceso a nuevos servicios financieros-.

El Zonte, en El Salvador, fue el lugar pionero en el uso de la criptomoneda.

Los primeros estudios después del anuncio no dieron buenos resultados. Una encuesta realizada por la Cámara de Comercio e Industria de ese país, indicó que el 93,2% de los comerciantes y usuarios no está interesado en recibir su sueldo en Bitcoin y el 82,5% se niega a aceptar remesas en la criptodivisa. Además, el 47,8% piensa que la medida no llevará inversión extranjera a El Salvador, no generará empleos ni mejorará la situación financiera.

Una encuesta de la Universidad Francisco Gavidia, una de las principales del país, demostró que un 52,1% confía en la decisión su presidente, pero no en la criptomoneda, un 32,7% cree que la motivación del mandatario fue por interés personal o empresarial y un 40,4% cree que favorece a los grandes empresarios.

Uno de los principales factores a tomar en cuenta, afirma Herman Bennett, son las remesas. Enviadas a sus familias salvadoreños residentes en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, representan un 20% de la economía de El Salvador. Las criptomonedas, como el bitcoin, permiten enviar remesas de forma mucho más barata y ágil, dice el doctor en Economía del MIT, y destaca que “los menores costos son muy significativos, llegando incluso a ahorros de comisiones equivalentes a 5% o 7% del monto total del envío”. Esto, admite, favorecería a los salvadoreños, puesto que haría posible que “un mayor porcentaje del monto enviado quede en el país y no en manos de empresas intermediarias, que históricamente han gestionado los envíos de remesas”.

Dada la volatilidad del bitcoin, dice el ingeniero comercial, perfectamente se podría dar que el comercio local cotidiano siga haciéndose en dólares, pero que a la vez en el país florezca un ecosistema de empresas formales e informales que conviertan bitcoins en moneda estadounidense. Eso sí, advierte Bennett, “la alta volatilidad del bitcoin ha hecho que muchos nos preguntemos por qué no optaron por una stablecoin”. Las Stablecoins son criptodivisas que están asociadas a monedas específicas y son, de acuerdo a su nombre en inglés, más estables. Un ejemplo es tether, que lleva un valor similar al dólar. “También se habría fomentado el envío de remesas, pero habría además facilitado que se use más en el comercio local cotidiano”, asegura Bennett, puesto que la volatilidad del bitcoin jugaría en contra.

Por ese mismo motivo, solo un 1% de los encuestados afirmó en el estudio de la Universidad Francisco Gavidia que elegiría al bitcoin para la estabilidad financiera de la economía familiar. La criptomoneda, dice Bennett, tiene tan alta volatilidad que es poco útil como medio de pago en compras cotidianas y hoy en día es más un activo financiero que un medio de pago.

China comenzó con las pruebas de su yuan digital a fines de 2020.

Ante el avance de las criptomonedas, algunos países trabajan en sus alternativas digitales. China ya tiene un plan en marcha con su yuan, Japón comenzó con las pruebas de su yen digital y el Banco Central de la Unión Europea afirmó que durante los próximos años estará testeando su versión del euro. A diferencia de las criptomonedas, tendrían un valor más estable al estar sujetos a una cantidad “real” de dinero existente. China, por ejemplo, sacará de circulación parte de sus billetes y monedas y las traspasará a un formato digital emitido por su banco central. La medida es más natural, porque “es difícil pensar que los gobiernos van a entregar así derechamente el monopolio sobre la emisión de dinero y, si no es así, no veo los incentivos de los bancos centrales a eliminar el monopolio que les permite controlar la cantidad de dinero e inflación”, afirma José Ramón Valente.

¿Podría expandirse la medida con el bitcoin a otras naciones? Bennett afirma que hay que mirar qué incentivos podría tener un país para incorporar o no la divisa al curso legal y si esta permite también que la moneda ya existente siga también en el curso legal. “En el caso de El Salvador se ilustran bien el tipo de incentivos que podría tener un país, pero en el de Chile, por ejemplo, no veo incentivos ni ganancias”, asegura.

Valente añade que con el paso de los años perfectamente se podría cuestionar el rol que tiene el oro como depósito de valor y ser reemplazado eventualmente con algún tipo de criptomoneda. “¿Y cuál será? Es muy difícil de decir. Puede ser el bitcoin, ethereum, y no hay ninguna ventaja competitiva en el bitcoin. Si es o no el ganador del reemplazo, es una moneda al aire y una chance de muchas”, puntualiza.

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