De la automatización a la autonomía en la nueva era digital

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En esta nueva era digital, ya no hablamos solo de automatización, sino sobre todo de autonomía. Esta distinción es clave, porque se refiere a la capacidad que tienen las máquinas de hacer relaciones y tomar decisiones, y no solo de repetir una tarea automáticamente.


Desde la revolución industrial, que impuso la producción en cadena, las empresas y organizaciones comenzaron una carrera por automatizar procesos para ganar eficiencia y rapidez. Hoy, con los cambios tecnológicos, los procesos de automatización no solo han alcanzado sofisticación sino además están cada vez más dotados de inteligencia. En esta nueva era digital, ya no hablamos solo de automatización, sino sobre todo de autonomía. Esta distinción es clave, porque se refiere a la capacidad que tienen las máquinas de hacer relaciones y tomar decisiones, y no solo de repetir una tarea automáticamente. La Inteligencia Artificial, la robótica, las plataformas cognitivas y la capacidad para procesar data a gran escala, están generando la disrupción tecnológica más relevante conocida por la humanidad, que trae grandes oportunidades aplicadas a diversas áreas. Algunos de los beneficios de la autonomía van desde el poder liberar a personas del tiempo que dedican a tareas repetitivas con el fin de destinarlo a procesos que agregan más valor, hasta la posibilidad de que sistemas inteligentes puedan diagnosticar enfermedades sin la presencia de un doctor, como ya ocurre en el área de la salud. Estos procesos han tomado tal relevancia que, según el estudio “AI at Work”, realizado por Oracle y Workplace Intelligence (en el que se entrevistó a 12,000 empleados, gerentes, líderes de recursos humanos y ejecutivos de 11 países), el 68% de las personas encuestadas preferirían hablar con un robot antes que con su jefe sobre el estrés y la ansiedad en el trabajo. De hecho, solo el 18% de las personas optaría por los humanos en lugar de los robots para apoyar su salud mental, ya que creen que estas máquinas brindan un espacio libre de juicios (34%), una salida imparcial para compartir problemas (30%) y respuestas rápidas a preguntas relacionadas con la salud (29%). Chile puede avanzar decididamente en la automatización, lo que permitiría a las empresas ser más competitivas, ahorrar costos y evitar errores humanos en sus complejos procesos empresariales. Así lo demuestra un informe de McKinsey Global Institute, que concluye que Chile tiene un potencial de automatización que alcanza el 48,9%. En este camino, Chile debe avanzar con el debido resguardo de los aspectos éticos y la transparencia, asociados tanto al diseño como al desarrollo y la implementación de las tecnologías autónomas. Ello, por cuanto aspectos como la creatividad, la flexibilidad y la capacidad de adaptación hacen al ser humano irremplazable y su rol de velar por principios morales y éticos, indelegable.

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