Estudio más completo hasta ahora: terapia con plasma es segura y aumenta posibilidad de sobrevivir al coronavirus

Una investigación realizada en base a 20 mil pacientes señala que tanto la tasa de mortalidad como el número de eventos adversos graves son bajos luego de la transfusión, y que la mortalidad sólo aumenta en pacientes con enfermedades más críticas.


Aunque comparativamente COVID-19 tiene tasas de mortalidad más bajas que sus primos genéticos SARS (2002) y MERS (2012), la pandemia actual ha demostrado ser mucho más infecciosa. El virus SARS-CoV-2 se propaga más fácilmente entre los humanos, aumentando el número de casos, y el riesgo de muerte dependiendo del caso, varía del 4 al 50 por ciento.

Considerando que hasta el momento no existen tratamientos definitivos ni vacunas para neutralizar la enfermedad, los científicos decidieron utilizar una de las terapias empleadas en pandemias como la gripe española, el H1N1, SARS y MERS: la inmunización con plasma convaleciente con anticuerpos neutralizantes obtenidos de personas ya recuperadas de la infección.

En este proceso se obtiene una fracción líquida que queda en la sangre donde se almacenan anticuerpos neutralizantes para combatir el virus, una vez removidos los glóbulos rojos, plaquetas y otros componentes celulares.

El tratamiento, utilizado para estos efectos hace más de un mes en Chile, tiene a la Fundación Arturo López Pérez y las universidades Católica y de Chile realizando sus propias investigaciones, mientras que decenas de otras instituciones hacen lo propio recolectando plasma de pacientes ya recuperados.

Pero la efectividad de la terapia funciona siempre que se administre lo más temprano posible, durante el proceso de infección. La inmunización puede causar daño al paciente cuando el plasma contiene baja concentración de anticuerpos, y se administra tarde.

Por ello, la prestigiosa Clínica Mayo publicó un estudio para conocer la seguridad y efectividad del uso de plasma convaleciente entre pacientes hospitalizados con COVID-19.

En la investigación, realizada por el centro médico junto a la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) entre el 3 de abril y el 2 de junio, se consideraron 21.987 pacientes de más de 18 años hospitalizados con episodios graves y “potencialmente mortales” de COVID-19, todos con acceso al plasma convaleciente. Se les administró entre 200 a 500 ml, siendo evaluados a las 4 horas y siete días después de la transfusión.

Efectos adversos

En el estudio también se contemplan algunas complicaciones, descritos como SAE, o “eventos capaces de producir la muerte, amenazar la vida, provocar hospitalización o prolongación de una hospitalización, incapacidad persistente o anomalías congénitas o defectos de nacimiento relacionado al uso de una vacuna o medicamento”.

Los resultados mostraron que hubo una baja incidencia de eventos SAE tras la administración de plasma, registrando un total de 146 episodios a las cuatro horas después de la transfusión. De ellos, 83 no fueron mortales, 37 se debieron a una sobrecarga de transfusión, 27 por daño pulmonar debido a la transfusión, y 26 descritos como reacciones alérgicas. Hubo 63 muertes a las cuatro horas, siendo 13 vinculados a la transfusión de plasma.

Por otro lado, a los siete días después de la transfusión, se registraron 1.136 eventos SAE: el estudio habla de 643 pacientes con eventos cardíacos, disminución de la presión sanguínea con requerimiento de apoyo en 406 personas, y 87 eventos tromboembólicos o trombóticos.

Además, la investigación encontró 569 eventos cardíacos y 55 complicaciones trombóticas sin relación alguna con la transfusión de plasma.

En base a sus resultados, el estudio menciona que la tasa de mortalidad a los siete días fue de un 8,6%, siendo más significativo para pacientes críticos en comparación a personas de menos gravedad. Se encontró que la tasa de mortalidad era de un 10,5% para pacientes UCI; 12,1% en pacientes con ventilación mecánica, y un 14% en personas con shock séptico. En pacientes menos graves, la mortalidad fue de un 6% en personas no ingresadas en UCI; 6,2% en pacientes sin ventilación; y 7,6% en quienes no sufrieron shock séptico o fallas multiorgánicas.

Los científicos de la Clínica Mayo afirman en su investigación que “el plasma convaleciente tiene un sólido historial de cierta eficacia durante las pandemias infecciosas agudas”, añadiendo que “los datos actualizados proporcionan evidencia sólida que la transfusión de plasma convaleciente es segura en pacientes hospitalizados con COVID-19, y respaldan la idea que la administración temprana de plasma dentro del curso clínico de la enfermedad puede reducir la mortalidad del paciente”.

“Presumimos que tanto la tasa de mortalidad a los siete días como el número de eventos adversos graves relacionados con la transfusión de plasma convaleciente continuarían siendo bajos. Además, planteamos la hipótesis que se observarían tasas de mortalidad más altas en pacientes con enfermedades más críticas”, indican los autores.

Aún así, el estudio, continuación de un trabajo anterior que incluyó a 5 mil pacientes críticos con COVID-19. señala que es necesario realizar más investigaciones al respecto.

La Dra. Verónica Bustamante, Jefa del Banco de Sangre de Clínica Alemana, afirma que “efectivamente se está utilizando plasma en pacientes seleccionados en base a criterios específicos, y en cuadros precoces con pocos días de evolución”.

“Los pacientes se seleccionan evaluando caso a caso considerando los beneficios que el tratamiento pueda tener. Las complicaciones son pocas, mayormente reacciones alérgicas que ceden con el uso de algún corticoide en bajas dosis, además de episodios febriles. Pero en ningún caso comprometen la efectividad de la transfusión, no hay relación entre las reacciones habituales con que el plasma funcione o no”, agrega.

“Si bien el plasma se usa generalmente en pacientes quirúrgicos, con accidentes o hemorragias masivas, el plasma COVID-19 tiene un protocolo distinto porque incluye anticuerpos de una persona ya recuperada”, dice la especialista.

“Los donantes voluntarios tienen que haber tenido coronavirus documentado por PCR, y cumplir todos los requisitos habituales de los donantes de sangre. Deben ser personas entre 18 y 65 años, sanas y sin patologías de base”, sostiene.

“El 3 de junio se publicó un estudio de 103 pacientes donde se establece que entre más precoz se traten los pacientes, mejor es el resultado de la terapia”, señala el Dr. Marcelo Díaz de Valdés, Director Técnico de la Red de Medicina Transfusional RedSalud. “En los pacientes graves sin embargo, el resultado no es el mismo. Esto nos impulsa a que aquellos pacientes que hacen una enfermedad COVID-19 severa, sean candidatos a este tratamiento y en los pacientes gravísimos no tiene el mismo efecto”.

“La terapia con plasma se ha usado siempre para coagulación y la excepción son infecciones como ésta. Toda transfusión tiene un riesgo bajo de producir reacciones adversas graves”, afirma.

En cuanto a la posibilidad de incluir a niños en estos tratamientos, el especialista dice que “no he encontrado ningún estudio al respecto, sólo en personas mayores. Hoy el foco o la gran mortalidad está en pacientes de más de 50 años, con factores de riesgo, dificultades respiratorias, en quienes comienza a disminuir la saturación de oxigeno, o son candidatos a la transfusión de plasma”, añade el especialista.

Asimismo, Díaz de Valdés indica que considerando la efectividad del tratamiento, llama a la población a realizar donaciones de plasma y ayudar a quienes lo necesiten.

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