Elecciones: realidades paralelas




En medio de la "batalla electoral", es importante tomar un poco de distancia y mirar qué es lo que está primando realmente como propuesta para construir un mejor porvenir para nuestra Patria. El Papa Francisco ha llamado en varias ocasiones a los políticos, a trabajar al servicio efectivo del bien común y no de lógicas autoreferenciales. Así como un sindicato debiera defender los intereses de todos los trabajadores y no sólo de aquellos sindicalizados y menos los intereses del partido en que militan sus dirigentes, los políticos debieran en teoría, trabajar por las prioridades que tiene realmente el pueblo, el electorado que los eligió y no por las directrices que decide el partido o coalición política de la que son parte.   

Es cierto que, para poder hacer cosas, hay que llegar al poder y para hacerlo, pareciera ser que hay que estar dispuestos a ir a "la pelea sucia". Los debates que hemos presenciado en este período pre electoral, parecieran ser más un espectáculo o reality en los que, lo que queda en la retina o el oído de las audiencias, son en efecto, las peleas y denostaciones a las que se someten los candidatos antes que sus propuestas concretas de gobierno. Los periodistas también promueven esta animadversión y el timing no da más que para frases hechas o ideas fuerza breves y efectistas, sin tiempo para hablar de un horizonte – país que justifique un programa de gobierno.

Pero esta lógica confrontacional y de slogan fácil, no parece estar conectada en absoluto con la ciudadanía. Así lo demuestran los resultados de la última encuesta Bicentenario (UC – Adimark), cuya doceava versión fue dada a conocer hace pocos días. En ésta se mantiene y profundiza la baja confianza en las instituciones, siendo el mundo político por lejos el más castigado (1% señala confiar mucho o bastante en los parlamentarios y en los partidos políticos, 4% confía mucho o bastante en el gobierno. Mientras 92% confía poco y nada en los parlamentarios y en los partidos, mientras un 79% confía poco y nada en el gobierno).

También muestra este estudio que los chilenos parecen poco convencidos en la capacidad del país para resolver varias problemáticas sociales, como la desigualdad y se atribuye al Estado cada vez menos responsabilidad en el logro del bienestar de las personas, al tiempo que se confía más en la iniciativa personal. Así mismo, se revela una mirada mayoritaria poco favorable respecto de la capacidad del Estado de administrar los servicios públicos y considerar la opinión de los ciudadanos. En contraste con este pesimismo, los datos reflejan una ciudadanía con menor sensación de conflicto en los diversos ámbitos consultados, a excepción de la relación del Estado con los mapuches. El contraste entre lo que nos indica este estudio sobre la percepción de los chilenos y chilenas versus el discurso imperante en el mundo político es evidente.

La Iglesia chilena, en concreto el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal, publicó el 31 de octubre la carta pastoral "Chile, un hogar para todos" que contiene asertivos mensajes a propósito de las próximas elecciones y también en vistas de la próxima visita del Papa Francisco a nuestro país. Dada la contingencia que vivimos, esta visita pastoral será muy oportuna y nos dará la excusa perfecta para elevar el debate y la altura de miras respecto de los desafíos que realmente son prioritarios y respecto a los valores de fondo sobre los que seguiremos pavimentando nuestro futuro como país.

El llamado de nuestros obispos apunta a construir un país acogedor, con cabida para todos, sin discriminar por motivos ideológicos, religiosos, étnicos, sociales o por ningún otro. En este sentido, no ver a quien piensa diferente como un enemigo o contrincante. Nos recuerdan que los cambios que nuestro país necesita no pasan sólo por el establecimiento de nuevas normas o leyes, sino que por un enriquecimiento cultural y por un cambio de corazón. ¿Por qué nos importan nuestros compatriotas realmente? ¿Porque representan un voto o porque son nuestros hermanos? Nos hablan desde una actitud humilde: "afirmamos desde nuestro propio aprendizaje como Iglesia, institución también interpelada y cuestionada por equivocaciones, faltas y delitos cometidos por algunos de sus miembros. Compartimos nuestra mirada desde la humildad de ser una Iglesia siempre necesitada de conversión."

"Una mirada equilibrada, justa y prudente, nos ayudará a políticas y modos de convivencia cívica que, profundizando los avances, corrijan los errores y nos permitan progresar sin quedarnos encerrados en la desconfianza, la amargura y la descalificación. Chile requiere de todos los actores sociales para que esta nueva capacidad ponga a la persona humana como centro de los esfuerzos comunes, alejándonos de las visiones meramente ideológicas o economicistas."

"La política es una actividad noble, indispensable para preservar la sana convivencia. El Papa Francisco ha manifestado que la política es "una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad" (EG 205). La política no puede olvidar jamás que su centro y su fin es el ser humano. Sirve al "bien común", es decir, vela por el bien de todos, defiende derechos universales, respeta diferencias y se preocupa por los más débiles."

Vale la pena leer esta carta, que toca varias aristas de nuestra convivencia nacional actual, con sus problemáticas, desafíos y esperanzas. Que sea difundida en el mundo político, entre los candidatos.

Sea la próxima visita del Pontífice una suerte de "remezón" que haga caer las vendas que nos impiden ver al prójimo como un hermano y un bálsamo que suavice las discordias que nos impiden trabajar juntos por un país mejor.

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