En noviembre de 2001, con las imágenes de los atentados a las Torres Gemelas aún frescas en la opinión pública, la banda neoyorkina Interpol se alojaba en la casa estudio del productor Peter Katis en Bridgeport, Connecticut, para grabar su álbum debut.
"Llegaron súper listos, y en realidad fue más tratar de obtener un sonido genial, bueno, sólido en general", contó Katis en una larga entrevista a Pitchfork en 2012. En rigor, se habían dedicado a construir su material en largas sesiones de trabajo en que tras componer bases musicales el cantante Paul Banks añadía la letra.
Sin embargo, la búsqueda de ese "sonido genial" no era tan sencilla. Menos en un grupo con músicos no muy experimentados -a excepción del baterista Sam Fogarino-, y las costosas horas de estudio corriendo en su contra. "Fue un poco estresante porque teníamos un presupuesto muy pequeño y un tiempo muy limitado para lograr todo", detalló el guitarrista Daniel Kessler en el mismo texto ya citado.
"Hubo mucha discusión", detalló Fogarino a Pitchfork. "Carlos [Dengler, bajista] quería que todas las partes de su teclado estuvieran muy altas, y yo me estremecía por el parche de sintetizador de los 80' que estaba usando. Me giraba hacia Daniel y decía: '¿Qué demonios? Esto es horrible'. Y luego él solo rodaba los ojos y terminaba saliendo de la habitación mientras gritaba algo", agregó.
El encargado de las cuatro cuerdas insistía en terminar las sesiones a las 11 de la noche para tener algunas horas de parranda. Por su lado, Kessler pujaba por aprovechar todo el tiempo que tuvieran. De todas formas, al estar lejos de Nueva York estaban forzados a quedarse en la casa, lo que no impedía amenizar la noche con algunas cervezas. Luego en la mañana, con algo de resaca, subían al ático para grabar. "Me alegré de quedarme allí mientras estuviéramos embriagados con alcohol y el estudio estuviera en marcha", señaló Banks.
En esos días, el conjunto le canceló a Katis 900 dólares en efectivo. "Eso era solo para pagar todos los carretes de la cinta, pero luego no me pagaron por un año", detalló el productor.
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Es 1997. Daniel Kessler organizó una fiesta en su departamento en el East Village y entre los invitados estaba un bajista que acababa de conocer. Por entonces el guitarrista buscaba más músicos para armar una banda, pues tocaba solo con un amigo, el baterista Greg Drudy.
Mientras la música retumbaba en las paredes y los vasos se llenaban, sonó el timbre. La sorpresa se apoderó del ambiente, pues Carlos Dengler hizo su entrada triunfal con un look que haría furor en la Blondie. "Esa noche me dirigía a un club, pero al final fui al apartamento con un atuendo de gótico punk de estilo neo-sacerdote, con una falda y maquillaje", describió a Pitchfork.
El núcleo fundador de Interpol salió desde la Universidad de Nueva York. Daniel y Carlos se conocieron en una clase y pronto comenzaron a tocar juntos. Drudy completaba el trío. En esas primeras sesiones nacieron temas que luego grabaron en su primer elepé como "PDA". Al poco tiempo se les sumó Paul, quien era compañero de habitación del estrafalario chico gótico.
Pronto comenzaron las definiciones. Su música asentó una estética que debía tanto al pop oscuro de los 80' como al sonido de agrupaciones inglesas como Suede, lo que les empujó a definir su vestuario con traje formal y corbata. Tras muchas dudas, Banks tomó el puesto de vocalista, pues se convenció que solo él podía interpretar con convicción las letras que escribía. Luego grabaron algunos demos para conseguir la atención de alguna compañía discográfica. Contactaron a varias, incluida Matador, pero una y otra vez eran rechazados.
Hacia el año 2000, Greg dejó al grupo para concentrarse en otros proyectos como la banda de post hardcore Hot Cross. Entonces Daniel pensó que el idóneo para asumir la vacante era Sam Fogarino, un baterista de vasta experiencia, a quien conoció cuando ambos eran vendedores en una tienda de ropa usada. Un día le invitaron a un bar y le hicieron la oferta. El percusionista tocaba en un conjunto de folk pop, llamado Blasco Ballroom, pero quería volver a tocar rock. Aceptó de inmediato.
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"Obstacle 1", el tercer sencillo de
Turn on the Bright Lights
, con el que habitualmente cierran sus conciertos, surgió como respuesta a un problema. Ocurrió que durante el tiempo en que componían canciones, de una día para otro atravesaron por una etapa de bloqueo.
"Por alguna razón tuvimos una sequía en nuestra escritura. Simplemente fue algo así como: 'no escribí nada bueno en un par de meses'. Y de repente estábamos lanzando canciones. Así que estaba relacionado con eso. Primero escribimos la parte 2 y luego la 1", detalló Banks a Pitchfork en 2003.
Con lo sucedido en las Torres Gemelas, la canción "NYC" podía ser interpretada como una suerte de homenaje a la ciudad, pero su extraña letra en rigor era una licencia creativa del cantante. "Me interesaron estas nociones de caos y me fascinaron las interacciones de las especies y la idea de que las personas perciben una armonía en el mundo. Pero en realidad, si observas todas las formas en que las especies son parásitas y codependientes, es casi como si tuvieran esta interconexión arbitraria. Es solo el maldito caos total", explicó el letrista a Pitchfork.
El cantante dudaba de incorporar "PDA" al set final de canciones. Finalmente cedió por insistencia de Katis, quien consideraba que tenía potencial para ser un hit. Fue el primer sencillo y videoclip del grupo. Cuando el disco, salió muchos fans no comprendían la oscura letra porque además las líricas no estaban impresas en el inlay del CD. Por ello, tiempo después debieron subirlas al sitio web de la agrupación.
La imagen de la portada fue un aporte del fotógrafo Sean McCabe, quien a menudo trabajaba junto a Katis. Como no sabía nada sobre los neoyorkinos, decidió buscar alguna foto en su archivo que pudiera calzar con su estética. Revisando, encontró algo que le llamó la atención: la instantánea de un teatro en Londres. Al cuarteto le encantó.
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Es el otoño boreal de 2001 y mientras la prensa musical no escatima alabanzas para Is this it?, el imprescindible debut de los Strokes, los Interpol cruzan el atlántico para tocar en una pequeña gira por Inglaterra. Pero lo mejor es que habían sido convidados al programa radial del DJ John Peel para grabar una sesión. Sucedió que él escuchó su demo y, empujado por el interés hacia la música de Nueva York que generaron los de Casablancas y compañía -que después aprovecharon Liars, Yeah Yeah Yeahs y The Walkmen-, les agendó una fecha.
Ese golpe de la fortuna permitió al conjunto conseguir el anhelado contrato discográfico que tanto buscaban. La rotación del programa y el repentino interés por sus grabaciones llegó a oídos de los ejecutivos de Matador, los mismos que ya les habían rechazado varias veces antes. Ahora era distinto, los hombres de "Say hello to the angels" habían conseguido un estatus que no se podía ignorar.
Por ello se juntaron a conversar y escuchar lo que tenían. A los pocos días, la discográfica les ofreció un contrato por dos discos. Por fin, tras años de tocar para poca gente y vivir de empleos mediocres, podrían grabar un álbum. Eufóricos, los músicos salieron a celebrar a un bar esa misma noche. Según relató Banks a Pitchfork, cuando brindaron Dengler preguntó al resto: "Entonces, ¿ya puedo renunciar a mi trabajo?".
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Pese a no lograr la masividad de los Strokes, el elepé consiguió vender 522.000 copias en USA y 100.000 en UK, una marca respetable para una producción cuyo sonido no era totalmente accesible. Hasta hoy, ya sin Dengler en sus filas -se retiró en 2010-, las canciones de la placa son parte importante de sus sets de directo ya que suelen tocar alrededor de cinco o seis de sus tracks.
"Las chicas guapas hacen tumbas, pero los chicos guapos hacen bandas y los cuatro muchachos de Interpol son tan audazmente resplandecientes en su ambiente de guitarra lúgubre y sombría, solo tienes que darte la vuelta. Al igual que muchas otras bandas indie de Nueva York, estos jóvenes bien vestidos están hechizados por los clásicos del arte británico, como Echo and the Bunnymen, Joy Division, Ride y The Smiths. Pero el sonido elegante y melancólico de Interpol es una cosa de belleza glacial", escribió el crítico Rob Sheffield para Rolling Stone sobre Turn on the bright lights.
Interpol se presentará en Lollapalooza Chile el sábado 30 de marzo. Será su cuarta presentación en el país, y la segunda en el marco de la edición chilena del evento, tras debutar en 2015.
https://www.youtube.com/watch?v=OC5zHACynR4