La chilena Nicole L'Huillier (33) nunca ha salido de la atmósfera terrestre, pero está cada vez más cerca del espacio. En noviembre de 2017, junto al artista Sands Fish realizaron la primera prueba del Telemetrón, un dispositivo hecho en plexiglass y acero inoxidable, con forma de dodecaedro, capaz de capturar y transmitir información que se convierte en música. La prueba se hizo en un vuelo parabólico, un viaje usado para entrenar astronautas en el que un avión desciende hasta lograr un efecto de caída libre simulado el efecto de la gravedad cero: porque el Telemetrón está hecho para ser algún día usado en el espacio. Todo el experimento fue hecho bajo el alero del MIT (Massachusetts Institute of Technology) en Boston, donde Fish y L'Huillier crearon el Telemetrón como parte del magister que cursaron en el programa de Artes Mediales y Ciencia de esa institución.

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Nicole L'Huillier en la primera prueba de gravedad cero del Telemetrón. Foto: Sands Fish[/caption]

L'Huillier llegó al MIT en 2015 luego de varios años combinando su profesión de arquitecta -egresó de la U. de Chile- y su afición por la música -es baterista y fue integrante de la banda local Cóndor Jet y ahora tiene el dúo Breaking forms con su marido Juan Necochea-, hasta que llegó un momento en que quería combinar sus dos pasiones en algo único. "De a poco fui haciendo cruces entre música y arquitectura. Empecé a colaborar con amigos artistas e ingenieros y a  hacer exploraciones en sonido y electrónica, movimiento, luz y materias más abstractas y me di cuenta que lo que me hacía vibrar no estaba en ninguna disciplina específica, sino en los cruces de ellas", cuenta L'Huillier.
Postuló al Media Lab del MIT y se integró al equipo Ópera del futuro, donde experimentan con el sonido como arte experiencial. Allí ha creado varios dispositivos para captar sonidos con los que arma instalaciones sonoras y obras musicales. Mientras cursa ahora un doctorado en el MIT, donde ahonda en sus investigaciones, L'Huillier fue invitada a la residencia artística Simetría junto al artista suizo Alan Bogana: primero estuvieron en el CERN y esta semana parten al observatorio Alma en San Pedro de Atacama. "Ha sido una experiencia densa y muy rica. Ver todas esas máquinas gigantes de 27 km de diámetro trabajando con una precisión increíble y todas las personas que a su vez hacen posible las lecturas, es un trabajo colaborativo que te hace apreciar cómo la especie humana ha llegado a comprender temas tan complejos desde una mirada muy abstracta y eso me hace pensar qué significa ser un artista en ese contexto", dice L'Huillier.
El 26 de agosto, la artista participará del conversatorio "Simetría. Encuentro entre astronomía, arte y física de partículas", en la sede del Observatorio Alma en Santiago, junto a otros artistas y autoridades del programa Arts at CERN, ALMA, ESO y la Corporación Chilena de Video, además de la participación de la ministra de las Culturas Consuelo Valdés. Los cupos son limitados y para asistir se debe escribir a inscripciones@cchv.cl. "El arte te da una perspectiva diferente a la económica o utilitaria que tiene la ciencia, pero ambas disciplinas parten de preguntas para generar más preguntas", comenta L'Huillier .

Antidisciplinaria

En su paso por el MIT, la artista ha creado una serie de dispositivos que transmiten y generan sonidos y que a su vez se han usado en instalaciones artísticas. Está Hybrid radio, una máquina que plantea volver a apropiarse de las ondas aéreas que han sido regularizadas y privatizadas o Silence chorus, ocho bloques de hormigón que emiten con dificultad una canción punk  de los años 60, que se rebela contra la modernidad en América del Sur.

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Hybrid radio, una máquina que plantea volver a apropiarse de las ondas aéreas que han sido privatizadas.[/caption]

En Alma, la artista trabajará con los astrodatos que pueda hallar cerca de la constelación Lyra para generar sonidos y crear nuevas composiciones musicales. Estos darán vida a una instalación sonora inspirada en Orfeo, el hijo de Apolo que dominaba a las bestias tocando su lira, usando cinco robots kinéticos que emiten sonidos del cosmos sumados a otros generados por la interacción con el público. 
La obra estará desde el 17 de octubre en el Museo de Bellas Artes, en el marco de la Bienal de Artes Mediales que abre el 3 de septiembre.  "Haré una performance que será como un rito de iniciación y la idea es también invitar a otros músicos pra que puedan interactuar con estos robots en sesiones musicales", adelanta la artista. "Me interesa trabajar con sonidos que pueda extraer desde agentes no humanos y Chile es un lugar alucinante para trabajar, desde su geografía y las culturas que han sido silenciadas. También me interesa el tema de la educación, porque aún me preguntan si soy arquitecta porque todavía no construí una casa. Ese concepto de las disciplinas es muy cerrado y es necesario cambiarlo; los cruces son la clave", resume L'Huillier.