En la ciudad francesa de Saint-Nazaire existe una "Casa de escritores y traductores extranjeros" que promueve la figura del "escritor residente". La idea es que la ciudad lo inspire y aparezca en sus obras. El año 1995, el argentino Sergio Chejfec fue uno de estos escritores residentes y de esa experiencia (o exigencia) nació en 1996 un librito bilingüe, más bien inencontrable, titulado "Cinco", una narración que ahora se completa, comenta o amplía con una "Nota". Ambas configuran 5, su libro más reciente.

Si "Cinco" es un relato sobre un personaje que parece vagabundo, la "Nota" es un relato sobre el escritor residente que, sin mencionarlo, ha escrito el primero. El escritor de la "Nota" se siente como parte de un gran montaje, una "escenografía a los escritores invitados", que se han de comportar como se espera que lo haga uno invitado a la ciudad.

Chejfec, que vive desde hace años en Nueva York, después de una larga estadía en Caracas, estuvo de paso por dos ciudades de Chile.

-¿A qué se debe su vista?

-He venido a Santiago invitado por la Oficina de la Nada, equipo de investigación estética y crítica que llevan adelante Megumi Andrade, Felipe Cussen y Marcela Labraña. Ahora están desarrollando junto a Campus Creativo UNAB, el Tercer Festival de Libro de Artista. Y en Valparaíso presentaré este 5 que Kindberg ha generosamente publicado.

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Procedimientos y rutinas

En el III Festival de Libro de Artista, Chejfec tuvo dos intervenciones. Una sobre sobre procedimientos artísticos en general y en la otra se refirió a la obra de la artista argentina Mirtha Dermisache (1940-2012), sobre la cual había hecho algunas consideraciones en su libro Últimas noticias de la escritura (Jekyll & Jill, 2015) como una escritura que no puede leerse, porque no usa un alfabeto, es casi un dibujo y que, al decir de Chejfec, reivindica lo que toda escritura esconde: su profunda ilegibilidad. También se refirió a otra labor suya vinculada a la artista, porque recientemente se publicó Libro nº 8: 1970 - El mes de las moscas (N Direcciones, 2018), una especie de traducción espacial de un libro de Dermisache en que se encuentran enfrentados los grafismos de ella y la transliteración de Chejfec, en que los espacios parecen corresponderse.

-En 5 se afirma que escribir, como conducir, tiene una serie de rutinas encadenadas, o como lo señala el narrador con términos más impresionantes, "micromecanismos" y "subrutinas". ¿Cuáles son las suyas?

-Lo más fascinante es la irradiación metafórica de ciertas cuestiones. Esa irradiación permite revisar nuestras acciones con otra mirada. En verdad no me interesa tanto la idea de subrutina como descripción de un proceso cierto en la escritura. Me interesa más la subrutina como metáfora de las distintas acciones, muchas veces inmateriales, que acompañan la escritura, o la vida en general. Es como ocurre con la idea de "memoria". Desde la computación y los archivos digitales, la noción de "memoria" no es la misma. La memoria ha pasado a ser algo que se puede recuperar enseguida, que está a la mano y se puede reconstruir y modificar. Es algo que puede ser virtualmente infinita y expandida.

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Últimas noticias de la escritura.[/caption]

-Una de sus rutinas confesada es una libreta verde, cuya importancia ya refirió en Últimas noticias de la escritura, en que mencionaba la significación de lo manuscrito. En 5 también se refiere la materialidad de lo escrito. En una nota dice el narrador (o usted) que conserva algunos mensajes enviados por fax…

-La escritura material es una amenaza y una nostalgia. El escritor abandona la plástica cuando deja el manuscrito. Pero debe recuperar esa conexión con lo material, con lo contingente de lo producido, por otras vías. Esas otras vías a lo mejor residen en las tecnologías recientes pero caducas, como el fax. Visto desde una distancia, el fax conjuga una magia y una caducidad fascinantes. Es documental y efímero a la vez. Se autodestruye, como pasaba en las series con las pruebas comprometedoras.

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El texto de Chejfec está escrito de forma que concuerda sus palabras con los dibujos de Dermisache, por lo que pareciera una traducción.[/caption]

Relatos en el espacio

En Valparaíso, Chejfec presentó 5 (Kindberg, 2019) conformado por "Cinco" y "Nota". "Cinco" lo protagoniza un personaje extraño que deambula por una ciudad desconocida y en la que se va encontrando con otros personajes no menos extraños y fugaces que terminan siendo otro: una panadera sin clientes y una mujer protectora de los niños considerada bruja, que podrían ser la misma persona… El protagonista mantiene una relación amorosa tortuosa con la panadera, quien le permite dormir en su tienda.

Si este relato tiene componentes que algunos llaman "meta-narrativos" (se dice que el personaje escribe ciertas precisiones o se indica que dibuja flechas para hacer acotaciones o que escribe al margen), la "Nota" sería entonces un escalón más, una instancia meta-meta-narrativa, aunque, en realidad, aparecen las circunstancias en las que se supone fue escrito: los paseos por el lugar, las conversaciones con los habitantes, los viajes en bus y el trato con sus conductores (algunos muy versados en literatura), las ritualidades de las degustaciones de vino. El personaje de la panadera vuelve a aparecer, pero sólo como dueña de una panadería que el escritor buscaba, sin lograrlo, encontrar cerrada cada vez más temprano en la mañana.

-En el prólogo a 5 se afirma que "El Pentágono", de Antonio Di Benedetto es "el relato más misterioso" de la literatura argentina. ¿Por qué?

-Diría que es sobre todo misterioso por su arquitectura. Un sistema de cajas que a primera vista parecen chinas, o sea, tienen el don de contenerse en otras. Pero no es así. El relato de Di Benedetto tiene una organización cubista. Algo milagroso y muy difícil no sólo de lograr sino apenas de sugerir. Agrego también que parte del misterio deriva del propio Di Benedetto, uno de los autores más intrigantes por su capacidad de mantenerse en la oscuridad, tras lo escrito. Su estilo parece emitido por un artefacto, alguna máquina de escritura para entonces no inventada y que él descubre.

-Según las bibliografías aparece como un libro temprano suyo, de difícil acceso, Cinco, publicado en Saint-Nazaire el año 1996. ¿Es el relato el que se recoge como primera parte de 5?

-Sí, el relato se titula "Cinco". Es una novela breve escrita en aquella residencia. En parte como tributo a Di Benedetto, tiene una forma un poco dislocada y fragmentada. La concebí como un boceto de novela, algo así como una maqueta.

-Pero 5 agrega además una "Nota", que es casi el doble de extensa que el relato que "explica", si es que explicar es el verbo adecuado. ¿Explica algo?

-La "Nota" se propone como una explicación de "Cinco". No una aclaración de claves o procesos, sino un relato fantasioso sobre la experiencia de aquella residencia. Vendría a ser el relato que en ese momento no escribí, porque escribí "Cinco". En ese sentido es una explicación: una explicación de detalles y circunstancias de una escritura. Y es también una exploración, supongo, de las condiciones institucionales de cierta escritura creativa: alguien es contratado para que escriba, y el texto resultante adquiere así una naturaleza transaccional.

-¿Por qué el título numérico del conjunto?

-Preferí 5 como título del libro que contuviera el relato "Cinco" y la "Nota", porque el número es más elusivo, más abstracto como inscripción. Y así podía incluir, en parte, una explicación.

-¿Cuán ficticia es la "Nota" comparada con el relato?

-Supongo que la "Nota" trama su propia verdad, independiente de los hechos reales.

-Los personajes de "Cinco" son extraños, ¿no cree?

-Algo que dice la "Nota" es que el relato es también resultado de los libros previamente escritos en la Residencia. Me gustó la idea de presentar personajes sin voluntad ni motivaciones, también sin deseos, semejantes a autómatas. Muy marcados en lo exterior pero con escasa subjetividad, como si no pudieran alcanzar rango de personajes literarios.

-¿Se parece la costa francesa a la venezolana? Le pregunto porque el protagonista recuerda su infancia venezolana siendo una especie de protector para marineros borrachos...

-Para entonces yo vivía en Venezuela, la Residencia estaba en una ciudad marítima. Hay ambientes y circunstancias interpolados. Las interpolaciones a veces funcionan porque introducen en el relato quiebres en la lógica que los gobierna.

-El escritor de la "Nota", al marcharse, ha acumulado una gran cantidad de equipaje en su estadía de ocho semanas. Supone que son los libros que le han regalado. ¿Qué más podría ser?

-Hay siempre un equipaje intangible cuando dejamos algo. Esa gran cantidad de valijas, ese peso intolerable, habla un poco de la carga emocional y sentimental de la separación. La nostalgia anticipada previa a las despedidas; y sobre todo habla de la gravosa culpa de sentir que el escritor ha traicionado el lugar que lo acogió: que lo ha violentado al descubrir sus engranajes imaginarios.

-Ese narrador suele mencionar que se referirá (o podrá referirse) a cuestiones que nunca más aparecen. ¿Qué opina de la promesa incumplida como recurso literario?

-Creo que está bueno como recurso. Pero como todos, no garantiza resultados. Podría decirse que la literatura es un tipo de discurso que nunca cumple lo que promete. Y que esa manera de anunciar una aclaración o detalle para más adelante tiende a rescatar, por otros medios, una forma de narrar que pertenece al pasado, cuando los relatos eran orales y estaban hechos de adelantos, retrocesos, saltos y omisiones.

-También él tenía, según una expresión venezolana que cita, una "vida de asomado" en la ciudad. ¿En qué consiste esa condición?, ¿podría aplicarse a la labor de todo autor?

-Me parece claro que todo autor, en la medida que tiende a representar alguna cosa, asume una condición de "asomado", de partícipe no integrado aun cuando pertenezca a todas las circunstancias de la historia.

-Y señala que los escritores tienen un aire reconocible (por su forma de andar, vestirse o comportarse). ¿Comparte esa percepción?

-Creo que todo relato que haga de la literatura y los escritores o escritores la materia de su intriga o descripción, será un relato marcadamente paranoico. La escena de la "Nota" es un poco así. El autor invitado se siente observado, y la ciudad que lo ha invitado se siente observada por él. No quise escribir una historia en donde la escritura o la literatura se presentara en un aspecto trascendental, sino al contrario: la literatura como un discurso más. Como todos los otros, hasta cierto punto chiflado, en algún punto innecesario y de algún modo exagerado por el mismo hecho de haber sido emitido.

-Se menciona además la importancia de los espacios: "la organización física de la naturaleza, en cierto modo la geografía, era la verdadera aunque disimulada intención de la literatura". ¿Es una opinión del narrador o usted la suscribiría?

-Creo que no habría literatura sin espacio. Esto puede parecer obvio. Sin embargo, la literatura está inconvenientemente acostumbrada a depender del tiempo para organizar los relatos. Se dice que el tiempo es abstracto. Pero se lo puede representar de muchas maneras materiales. En la vida cotidiana se impone como una organización definitiva e ineluctable. El tiempo está amenazado por la colonización económica y es vehículo de esa colonización. Al contrario, el espacio es más inasible. Se organiza y desorganiza, tiene una condición latente, no avanza ni progresa, sino que aparece y desaparece. Mi ideal es un relato que se funde en un paradigma espacial antes que en uno cronológico.