"Oh, ahí estás" dijo Noel mirando hacia el balcón con expresión seria. No era para menos. A último momento debió hacerse cargo de cantar las canciones que Oasis interpretaría en una noche que, a priori, debía ser gloriosa para el grupo: la grabación del MTV Unplugged. Liam, el habitual vocalista, devolvió el saludo con un gesto burlón mientras se apuraba en empinarse otra cerveza. No cantó. Consiguió salirse con la suya, por esta vez.

Los de Manchester sabían que habían arriesgado una buena oportunidad. "Los críticos estaban particularmente interesados ​​en ver cómo Oasis manejaría un Unplugged. El programa de MTV se había convertido en una institución que garantizaba un aumento en la credibilidad musical para cualquiera que participara -escribe Lucien Randall en su biografía del mayor de los Gallagher (2013, John Blake Publishing)-. Pocos de los que participaron podrían haber necesitado demostrar su habilidad para tocar sin enchufar su guitarra, pero el programa generó lanzamientos de CD y reuniones notables".

Habían algunos antecedentes notables. Muchos tenían fresca en las orejas la sesión desenchufada de Nirvana en que las velas y las flores crearon un espeluznante aire lúgubre para el testamento musical de Kurt Cobain. También la memorable jornada en que Robert Plant y Jimmy Page revisaron el catálogo de Zeppelin con un vistazo a la discoteca de sonidos orientales y étnicos que les interesaba por entonces. Por ello, para los Gallagher, no se trataba de una invitación cualquiera.

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Una noche especial

Por entonces el quinteto había conseguido el estrellato gracias al éxito de su álbum (What's the Story) Morning Glory? (1995), y su imbatible seguidilla de singles, como "Some might say", "Roll with it" (el que produjo el mediático enfrentamiento con Blur, frente al lanzamiento de "Country House"), "Morning Glory", "Wonderwall", "Don't look back in anger" y "Champagne Supernova".

Oasis estaba en la cima. En sus primeras giras a Estados Unidos, Japón y otras naciones europeas llenaban estadios. Pronto quisieron subir la apuesta. En noviembre de 1995 dieron el salto y agotaron las localidades para su show en el legendario Earls Court de Londres, escenario favorito de muchas agrupaciones de rock progresivo en los 70's. En agosto del 96' congregaron a más de 250.000 personas en dos días de conciertos en Knebworth Park. Una experiencia tan grande como el ego de los hermanos.

En los 90', a punta de hits y la guitarra personalizada con la bandera de Gran Bretaña, los Gallagher dejaron en claro su nuevo estatus en la música británica. Consiguieron superar la difícil barrera de ser la novedad -muchos no lo lograron-, para asentarse por derecho propio.

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Noel y la guitarra con la bandera de la Union Jack[/caption]

Pero ese 23 de agosto de 1996, el día señalado para entrar en la gloria desenchufada, nada salió bien. A la hora fijada para la prueba de sonido, Liam apenas se podía sostener en pie. Tambaleándose, los demás le convencieron de que probara un par de temas. Fue un fiasco. En ese momento, Noel decidió hacerse cargo del asunto. Por lo demás, en la mayoría de los ensayos de cara a la presentación él ya se ocupaba de cantar. Liam decidió seguir la parranda en el VIP. Los ejecutivos del sello, cada vez más acostumbrados a los desvaríos del cantante con el alcohol, prepararon una excusa difícil de creer: se ausentaba por laringitis. Pero todos, incluidos los reporteros, lo vieron en el palco con varias botellas de cervezas y una provisión de cigarrillos que duró toda la noche. You gotta make it happen.

Si algo le faltaba al brit pop era el chico con ínfulas de grandeza dispuesto a regalar escándalos, borracheras y peleas a partes iguales. Apenas salido a las tiendas el debut de Oasis, el impecable Definitely Maybe, Liam se ofreció a llenar ese cupo. Y su hermano fue el principal blanco de sus pullas. Pronto los enfrentamientos en entrevistas, las renuncias vociferadas pero mal cumplidas, y las provocaciones mutuas en los conciertos -una vez Liam dejó de cantar "Whatever" cuando llevaba un verso, Noel tomó el lugar- pronto se hicieron parte de las novedades del grupo. Es decir, no era de extrañar que en la sesión unplugged pudiese incluir alguna "sorpresa".

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De esta forma, Oasis, reducido a un improbable cuarteto salió al escenario del Royal Festival Hall de Londres. Para la ocasión se reforzaron con un grupo de cuerdas, además del tecladista Mike Rowe y el virtuoso de la armónica Mark Feltham, quien era habitual colaborador del grupo.

El set era una mezcla de hits ("Some might say", "Wonderwall", "Don't look back in anger") con otros menos conocidos y lados B como "Talk Tonight" y "Listen up", que luego salieron a la venta en el compilado The Masterplan, acaso con Hatful of Hollow de los Smiths, uno de los buenos discos de refritos que entregó la música inglesa.

Varios de los temas habían sido grabados originalmente con una sonoridad muy orgánica que les hizo menos traumático el paso a las guitarras acústicas. Pero en otros, los arreglos instrumentales aportaron nuevos diseños sonoros, como en "Live Forever". Es probable que Noel eligiera las canciones pensando en aquellas más simples y con menos intensidad eléctrica. De todas formas la gente pudo conocer mejor el humor de Noel. Al final anunció que tocarían una canción más. Alguien del público le gritó: "¡Wonderwall!". El músico masculló:"bastardo inteligente".

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Oasis modelo 96'. De izquierda a derecha: Paul "Bonehead" Arthurs, Liam Gallagher, Noel Gallagher, Paul McGuigan y Alan White.[/caption]

Una vez acabado el espectáculo, los productores de MTV le hicieron saber a Noel que necesitaban grabar una nueva toma de "Hello", la canción que abrió el show. En ese momento, Liam intentó unirse al grupo para cantar. De ninguna manera. El hermano mayor no estaba para jugarretas. Despachó a Liam de vuelta con viento fresco.

Fueron días complejos para el menor de los Gallagher. Días después no siguió al grupo a una gira por norteamérica. Recién se sumó tres días después. Desde Creation Records, la casa discográfica que publicaba a Oasis solo emitieron un comunicado que decía "Liam fue llamado en el último minuto para resolver un asunto personal". Se dijo que fue por la venta de su casa y quería dejar a su pareja en un nuevo hogar antes de irse. Pero duró poco. La tensión fue en aumento, y después fue Noel quien se regresó en medio de rumores de quiebre total. Simplemente, estaba harto. Pero a fines de 1996, los excesos, las peleas y las decisiones intempestivas se habían vuelto tan potentes como el repertorio del grupo.

Acaso como una revancha, en la sesión Unplugged que Liam grabó en solitario este 2019, incluyó dos temas que estuvieron en el set de esa noche infausta en que eligió la jarana y fue espectador en ubicación privilegiada de cómo una banda despachaba un impecable set acústico. La información disponible es que cantó "Some might say" y "Cast no shadow" -el tema en homenaje a Richard Ashcroft-. También "Stand by me" y "Champagne Supernova". El álbum se podrá escuchar desde el próximo 27 de septiembre.

Una vez con las cintas de la sesión, los ejecutivos de MTV dudaron en editarlas en disco. Según el biógrafo de Noel, el embrollo de Liam fue lo que generó todo. "Dudaron acerca de transmitir a Oasis sin su frontman, era esa postura ligeramente conservadora que siempre adoptaron y que parecía tan reñida para una compañía dedicada a la transmisión de rock'noll en todas sus formas. No fue hasta más tarde, después de otra tormenta de medios alrededor del propio Noel, que salía de una gira estadounidense en medio de especulaciones de que la banda se separaría, de que anunciaron la emisión".

Pero esa temporada todo parecía estar en crisis. Por ello, Noel decidió tomarse vacaciones. Se fue a la isla de Mustique, y por cierto, llevó la guitarra consigo. Allí, lejos de todo el jaleo despachó quince nuevas canciones. Aplicado, comenzó a grabar los primeros demos. Se escuchaban varias de las canciones que luego se publicaron en Be He Now (1997), el sobreproducido y menos valorado disco del grupo, incluso para Noel. De alguna forma, toda la energía de esos días ajetreados se coló.