Para una serie que trata de errores, caos y personas enfrentando todo tipo de adversidades, quizás no haya mayor revés del destino que sufrir un serio accidente en medio de sus grabaciones. Le ocurrió a Avenue 5 en julio de 2019. Mientras la producción de HBO se rodaba en los estudios que Warner Bros. tiene en Leavesden, en el sudeste de Inglaterra, un incendio afectó un set de la serie.

"Fuimos muy afortunados de que nadie haya resultado herido, eso es lo principal", dice a Culto el creador de la historia, Armando Iannucci. Luego especifica: "Teníamos aún dos episodios por filmar, pero por suerte uno de esos capítulos había sido escrito para ocurrir en un set completamente distinto a la nave, que se podrá ver en el episodio final. Lo que hicimos fue reescribirlo y filmarlo en un estudio diferente".

Medio año después de ese contratiempo, Iannucci habla en detalle sobre su incursión en la ciencia ficción, que marca su retorno al canal de cable tras haber abandonado en 2015 el mando de la sátira política Veep, la serie que comandó por cuatro temporadas y con la que ganó el Emmy, superando en elogios a la ficción original, The thick of it, también creada por él.

Luego de dos películas bien recibidas, la comedia negra situada en la URSS The death of Stalin (2017) y su particular versión del clásico de Charles Dickens, The personal history of David Copperfield (2019), el realizador escocés tiene como nuevo protagonista al capitán Ryan Clark, en la piel de Hugh Laurie, "uno de los grandes actores de comedia", define el showrunner.

A cargo de la tripulación del crucero espacial Avenue 5, Clark debe contener a un grupo de ricos que ven cómo su último lujo se ve totalmente arruinado, una vez que la nave sufre desperfectos técnicos y quedan varados. Iannucci describe esa situación que cruza comedia y ciencia ficción como "un lienzo en blanco en donde puedes pintar lo que sea, porque no hay reglas", dice sobre la serie que HBO estrenó ayer y que dará cada domingo a la medianoche (el primer episodio está disponible en HBO GO).

"Una vez que estas cinco mil personas están en el espacio y se dan cuenta de que estarán ahí por un buen tiempo, tienen que crear sus propias reglas, y ahí exploramos si se apegan o alejan de ellas", comenta el realizador sobre el universo que establece, generoso en paralelos con la realidad y situaciones embarazosas. "Eso me permitió sacar a la gente de su hábitat natural y ponerlos lejos de su zona de confort, y ver cómo se comportan", añade.

Junto al personaje de Laurie, adquieren relevancia Matt (Zach Woods), un empleado particularmente poco adecuado en esas circunstancias, y Karen (Rebecca Front), una exigente pasajera. Una de las figuras más excéntricas la encarna el multimillonario Herman Judd (Josh Gad), el blondo dueño del crucero que se autodefine como Zeus. Una adición que podría evocar a Donald Trump, pero que también ha generado que medios como Los Angeles Times hablen de la nave de la serie como "quizás una obra de teatro sobre las fantasías comerciales de multimillonarios fanáticos del espacio como Richard Branson, Jeff Bezos y Elon Musk".

"Supongo que hay un elemento de Trump, el fin de los políticos. (Los multimillonarios) solo porque tienen un montón de dinero, significa que tienen poder. Quería tocar qué pasa si alguien así pierde el control de las circunstancias a su alrededor, y si con su dinero puede comprar un lugar a salvo del peligro".

Aunque Iannucci concede esas alusiones, también se preocupa de alejar temáticamente su nueva historia de lo que puede haber hecho antes en sus otras sátiras, situadas en la Casa Blanca o en las altas esferas del poder británico. "Quería evitar que fuera detalladamente político. Es más social, es acerca de nosotros como sociedad y como individuos cuando el mundo se pone de cabeza".

¿Cuánto le preocupa hoy que pueda ofender con su particular forma de hacer comedia? Al parecer, no mucho. "Si tienes puntos de vista, opiniones y creencias, deberías ser capaz de entender la broma", responde.