Charles Webb, cuya novela El Graduado sirvió de base para el clásico filme homónimo, ha muerto en Inglaterra. Tenía 81 años.

Webb murió el 16 de junio en Eastbourne, Inglaterra, de un trastorno sanguíneo, dijo su amigo el periodista Jack Malvern.

El autor tenía apenas 24 años cuando apareció su novela más famosa, en 1963. El relato se basó en sus años de joven hijo de una familia rica en el sur de California, sus estudios de historia y literatura en el Williams College in Massachusetts y la confusión en la que cayó en su regreso a casa. Su contraparte ficticia, Benjamin Braddock, cuestiona el materialismo de sus padres, niega el valor de su educación y tiene una relación con la señora Robinson, la esposa del socio de su padre y la madre de la joven de la que se enamora, Elaine Robinson.

“Me gustaba la esposa de un buen amigo de mis padres y (comprendí) que sería mejor escribir sobre eso que llevarlo a cabo”, dijo Webb a la publicación online Thoughtcat en 2006.

La novela vendió inicialmente 20.000 ejemplares y fue tachada de “fracaso ficticio” por el crítico Orville Prescott del New York Times. Pero llamó la atención del productor hollywoodense Lawrence Turman y la empresa Embassy Pictures. En 1964, una breve nota en el New York Times informó que Embassy había contratado a Mike Nichols, un director de musicales de Broadway para trabajar en una versión de El Graduado para la pantalla.

La película de 1967 se convirtió en símbolo de la rebeldía de los 60, aunque el relato de Webb se situaba en una época anterior: en ningún momento aparecen Vietnam o los derechos civiles. El filme de Nichols, protagonizado por un entonces desconocido Dustin Hoffman como Braddock y Anne Bancroft como la señora Robinson, causó sensación en el mundo. Nichols ganó un Oscar, Hoffman saltó al estrellato y el filme aparece frecuentemente en las listas de los más influyentes, citados y mencionados de todos los tiempos.

Se vendieron más de 1 millón de ejemplares de la novela, pero Webb mismo cobró apenas 20.000 dólares. El guión, escrito en buena parte por Buck Henry, recibió tantos elogios que pocos advirtieron su fidelidad para con la novela. La famosa declaración de Benjamin, “señora Robinson, usted está tratando de seducirme, ¿no es cierto?” está en la novela. El crítico Andrew Sarris, del diario Village Voice, diría que Webb es “el hombre olvidado en toda la publicidad, aunque más del 80% de los diálogos vienen directamente del libro”.