Pese a que no estuvo planeado, el documental más reciente de Francisco Bermejo funciona como símil con los meses pandémicos y de encierro en Chile. El otro (2020) cuenta la historia de Oscar, un adulto mayor que vive en una zona costera de la Región de Valparaíso y que hasta cierto punto está confinado y envuelto en un manto de soledad que lo enfrasca en discusiones y conversaciones con un compañero de vivienda. Aquella persona que lo acompaña indudablemente se trata de él mismo.

Así, las coincidencias con el diálogo en tiempos virulentos escalan mientras interactúan. “Creo que tenemos que conservar la distancia, mi metro cuadrado es este”, le dice uno al otro durante la cinta y mientras la convivencia, en una pequeña cabaña, parece resquebrajarse paulatinamente. Un eje central de la trama.

Oscar Garrido es protagonista por partida doble en el documental de 2020. Foto: Juntos Films.

“Mucha gente que la ha visto me lo ha comentado, se ha sentido de alguna u otra manera identificada. Obviamente la historia no tiene que ver con la pandemia, pero toca el aislamiento, la soledad y cómo uno construye o reconstruye su vida en esas circunstancias”, comenta el realizador de 48 años a Culto.

El director también es consciente de que este largometraje se sitúa en un momento donde la tercera edad está más presente, ya sea por el encierro o por los procesos de vacunación en Chile. “Son como las estrellas, es muy bonito. Me parece que tienen que haber tantas películas como personas y tantas historias como sean necesarias”.

Aquel trabajo íntimo de registro ha convertido al también fotógrafo en uno de los nombres más mencionados en la escena audiovisual durante el último tiempo. Con su largometraje se alzó a fines de enero como uno de los grandes ganadores de la edición número trece del Festival de Cine Chileno (Fecich). En esa ocasión, el filme fue galardonado en las categorías de Mejor película, Mejor director, Mejor montaje y Mejor actor.

“Son bonitos, te suben el ego y a veces te llega plata, pero también te pueden hacer perder el norte. Creo que hay que disfrutarlos en la medida de lo que son, premios. Tampoco es para tomárselo tan en serio”, comenta al respecto Bermejo, quien también obtuvo reconocimientos en los festivales de Valdivia, La Serena, Viña del Mar e Iquique.

Si bien el Fecich se trató de la ceremonia más reciente en la cual participó, también supone un evento a medio camino desde su entrada a las competencias virtuales en el festival Visions Du Réel en Suiza, donde obtendría el primer lugar en la categoría Burning light. “En esa época teníamos nuestras reticencias, era raro estrenar una película en un festival online”.

Ahora queda Cuba, Colombia, España, Alemania y ojalá Oriente, menciona Bermejo durante la videollamada, quien da indicios de que la llegada al público masivo se puede dar recién después de gastar esos cartuchos internacionales, hacia mediados del presente año.


No es un caso aislado

Su último trabajo, de largo aliento y reposado, y que prepara un estreno local, se enmarca dentro de un contexto más grande: el buen momento del cine documental en Chile.

¿La evidencia? No solo el caso de El otro, también la noticia más reciente que protagonizó Maite Alberdi, quien con El agente topo (2020) fue preseleccionada en dos categorías de los premios Oscar, Mejor película internacional y Mejor documental.

Un suceso que puede funcionar como trampolín para logros más grandes, pero en el caso de que no, al menos quedará escrito en alguna página relevante de la historia de la industria nacional, azarosamente con una trama que también vincula a las personas mayores con el cine. Claro que en el caso de Alberdi es de corte detectivesco y al interior de un hogar de ancianos.

“Me gustan mucho sus trabajos, El salvavidas (2011) es un peliculón, tiene algo que inspira a El otro”, revela Francisco Bermejo, quien añade sobre las nominaciones: “Le hacen muy bien al cine chileno. Maite es una tremenda directora y no solo eso, también una gran productora. Es una mujer muy versátil e inteligente, con una gran sensibilidad. Me parece increíble que esté en las grandes ligas”.

Un fenómeno que el director vincula a un historial de realizadores que estuvieron antes y que de igual forma hicieron ruido en el mundo. En la conversación aparecen algunos nombres: Ignacio Agüero, Patricio Guzmán o Paola Castillo, documentalistas de larga trayectoria con una amplia presencia en aquel terreno. “El mundo se ha dado cuenta de eso. Qué está pasando con los chilenos, aquellos a los que les va tan bien. Es una buena vitrina la que dan los festivales y los premios para que otra gente se vaya sumando a nuestra mirada y a lo que queremos contar”, reflexiona.

-¿Cree que aquella presencia pueda escalar aún más tras los festivales de este año?

Creo que va a crecer y va a seguir creciendo. Yo le llamo el ‘fenómeno Chino Ríos’, donde aparece Marcelo Ríos e inmediatamente le siguen González, Massú y toda una oleada de tenistas. Aparece una luz y la gente que viene abajo dice ‘se puede, yo quiero, es posible’. Lo mismo con el Nobel de Neruda y Mistral, que venían alimentados de muchos otros poetas de atrás, pero incentivaron mucho a los que venían adelante.

Foto: Juntos Films.

De Valparaíso al sur

La conexión, que es inestable por momentos, sirve también para que Bermejo revele nuevos datos. El director está en la isla de Chiloé hace dos meses trabajando en otro “reposado” material que esta vez se ampara en lo mitológico de las tierras sureñas. Un terreno que recorre a bordo de una casa rodante.

“El personaje es Omar, un carpintero que está construyendo un barco, una velera con la cual quiere volver a su tierra natal, las islas Desertores”, comenta el realizador, quien menciona la similitud principal entre este nuevo protagonista y Oscar: personajes populares chilenos. “Hasta el momento es eso, todo lo que significa construir un aparato así. La cosa familiar, cultural, los miedos ligados al Caleuche o a los brujos, personajes potentes que se meten en medio. Hay algo mágico que quiero abordar cinematográficamente y el desafío es poner en imagen lo que no se ve”.

“En Santiago, con pandemia, no tengo mucho que hacer y encerrado no funcionan las cosas. Aquí es donde hay que estar, en el momento preciso... nutriéndose”, enfatiza señalando sus alrededores durante la reunión telemática.

Así, el camino de El otro continúa. La historia de Oscar Garrido es un registro que comenzó con fotografías pero que mutó a video, “a lo mejor no supe abordarlo fotográficamente o el personaje, el lugar y las circunstancias de alguna manera me decían que esto tenía que ser en movimiento”, profundiza el gestor de la idea. El mismo que se encargó de compactar ocho años en 75 minutos, adentrándose en la mente de una persona mayor y la relación que establece con un entorno que se limita a sus libros y a sus labores de pesca y caza, siempre envueltas en el entorno natural de la región.

“Al principio era una película súper contemplativa. Después, fue siendo contemplativa, pero enfocada en un argumento y en una problemática específica. Fue determinante para el documental un acto puntual, sucedió la serendipia, un hecho inesperado que solo ocurre cuando tú estás ahí, escarbando, obsesionado. La piedra angular es el momento en que Oscar discute consigo mismo”.