A raíz de la emergencia del Covid, entre marzo y mayo de 2020 Saturday Night Live se mantuvo activo pero sin acoger público presencial ni transmitirse desde su estudio habitual. La vuelta al formato “tradicional” del programa que alguna vez catapultó a figuras de la comedia como John Belushi, Amy Poehler y Bill Murray recién se concretó el 3 de octubre, para el estreno de su temporada 46.
La tarde anterior a ese redebut, se reveló una noticia que sería ineludible para cualquier programa en vivo e irresistible para cualquier comediante que se precie como tal: el entonces presidente Donald Trump había dado positivo de coronavirus y estaba hospitalizado, luego de minimizar los riesgos de la enfermedad desde el comienzo de la crisis de salud.
“Mi corazón está con el Covid”, dijo de entrada en su monólogo de apertura Chris Rock, hijo pródigo del espacio a inicio de los 90, convocado como anfitrión por esa noche. Luego bromeó con los protocolos sanitarios y las series de pruebas a las que tuvo que someterse el equipo: “No he tenido tantas cosas en la nariz desde que compartí vestuario con Chris Farley”. Algo más serio, también desarrolló su idea respecto a cómo el confinamiento fue un periodo en que los vínculos entre las personas se sometieron a examen y cómo eso debiera repercutir en la relación de los estadounidenses con el gobierno de turno. “Hay más reglas en un programa de juegos que para postularse a presidente”, disparó.
En la previa a un nuevo estreno cinematográfico, Rock no habla de Trump ni de política tan directamente. Aunque sí analiza el turbulento periodo más reciente. “Este último año ha sido bastante aterrador (se ríe). Una pandemia mundial, la gente muere a tu alrededor. No es gracioso, pero es absolutamente aterrador. Rosear desinfectante en las cajas antes de abrirlas. Eso fue bastante aterrador. Así que diría que 2020 ha sido el año más aterrador de mi vida”, expone en una conversación virtual con un grupo de periodistas, en la que participa Culto.
Antes de que el Covid desbaratara el calendario, el actor y comediante de 56 años tenía contemplada una temporada de cambios, posible fruto de una introspección personal y profesional. Por supuesto nada salió según los planes. Primero la cuarentena lo pilló enfrentando la recta final del rodaje del cuarto ciclo de Fargo, su primer rol dramático y estable en televisión. A los pocos días, el cierre de los cines derivó en que se cancelara la fecha de estreno de Espiral: El juego del miedo, fijado para mayo de 2020 en Norteamérica.
Como casi todo en esta época de incertidumbre, las piezas se acomodaron, pudo terminar las grabaciones de la serie inspirada en filme de los hermanos Coen –que se estrenó en octubre en Chile en OnDirecCTV– y la cinta de terror finalmente arribó a salas estadounidenses un año después de lo presupuestado (ya está en la cartelera de los cines chilenos). Chris Rock pudo mostrarle al mundo un doblete de roles que distan de sus apariciones en comedias con Adam Sandler, Saturday Night Live o sus exitosos especiales de stand up con los que se ha convertido en una institución del humor de Estados Unidos.
“¿Requiere disciplina especial? Sí, un poco. Se trata de la película o del programa, no se trata de mí en particular. A veces no puedes ser gracioso. A veces tienes que interpretar realmente el drama de la escena. En Espiral nunca me burlo del filme. Soy gracioso, pero soy gracioso como el personaje. Y creo que eso es importante. No puedo actuar como si fuera un comediante en una película de terror. Es importante que sea un policía con algo de sentido del humor en una cinta de terror”, expone. “En cualquier oficina encontrarías a un tipo gracioso, no importa cuál sea el trabajo. Así que tengo que ser ese tipo de la oficina”.
Ese protagónico, un detective conocido como Zeke, debe resolver el rompecabezas policial alrededor de una serie de brutales asesinatos, en dupla con su compañero más novato (Max Minghella) y otro más veterano (Samuel L. Jackson). Como sugiere el título, el largometraje transcurre en el mismo universo de las películas de El juego del miedo (o Saw), la franquicia que arrancó en 2004 y que este año superó los $1 mil millones en recaudación mundial en cines.
La historia de la nueva película –una suerte de reinicio que no omite las anteriores entregas– nació por iniciativa del propio Rock, un fanático declarado de la saga que apelaba a encontrar un equilibrio complejo. Como hombre de comedia que se debe al respetable, señala: “No hay ninguna razón por la que quieras hacer exactamente lo mismo que los otros. Pero al mismo tiempo, respetas a los fans, porque son la única razón por la que estás aquí”. Y agrega: “Creo que hay elementos que a los fanáticos de El juego del miedo definitivamente les gustarán y apreciarán. Al mismo tiempo, hay elementos que la harán accesible a personas que ni siquiera ven películas de terror”.
-¿Qué tan importante era que se le permitiera agregar humor a esta historia?
Yo era fanático de la franquicia El juego del miedo. Me dije a mí mismo y a un amigo mío: ¿cómo sería una de estas si se jugara con el humor? El humor es la única razón por la que quería hacerlo. Si tuviera que interpretar todo seriamente, sería aburrido para mí. Pero pensé, no ha habido humor en ninguna de estos, en cualquier película de terror apenas hay humor. Entonces pensé, tal vez esto podría ser interesante. Y creo que es bastante interesante.
En ese sentido, también detalla una regla autoimpuesta durante el proceso creativo: “No quieres ser gracioso en un sentido que socave el miedo de la película. Eso fue lo que pensamos. Si tuviéramos una El juego del miedo que no asustara, sería una falta de respeto para los fanáticos de la franquicia original”. Del mismo modo, una película de Chris Rock sin al menos una pizca de humor probablemente sería un fraude. Mal que mal, es el hombre que alguna vez tildó a la comedia como “justa”, en comparación a otrad disciplinas artísticas. “No es como la música, donde puedes contratar a Timbaland y él te da un ritmo y una canción, y aunque no puedes cantar, es un éxito”, dijo en 2014.
Urgencia en el Black Lives Matter
Entre medio de escenas que hacen guiño al sadismo y el gore propio de la saga iniciada hace 17 años, también se torna valiosa la reflexión que instala el nuevo filme sobre el racismo y la podredumbre de las instituciones. Una adición que –a causa de que la película estaba terminada antes de la pandemia– no nació motivada por la fuerza que tomó el Black Lives Matter, tras la muerte de George Floyd en Minneapolis en mayo del año pasado, a mano del policía Derek Chauvin, condenado recientemente a 22 años y medio de prisión.
“Esta película no tiene nada que ver con las protestas del año pasado y todo que ver con las protestas del año pasado. Es casi una pena que la película sea tan relevante en ese aspecto. No quiero decir, oh, tenemos tanta suerte. Eso sería de mal gusto. Es raro. He estado en películas que son obras de arte anteriores a su tiempo, lo que es una mierda. Así que esta es una de las pocas veces que llego a tiempo con algo. Se siente como una gran responsabilidad. Pero creo que lo hicimos bien”, indica.
Entre 2003 y 2014, Chris Rock ofició como director de tres largometrajes de ficción, el más reciente, Top five (2014), una comedia sobre un actor que reflexiona sobre su trayectoria en medio de un vuelco hacia los papeles dramáticos. El cuarto filme, según ha contado, ya está escrito.
Pero podría haber llegado a ese número antes, haciéndose cargo del liderazgo detrás de cámaras de Espiral. “Al principio, la iba a dirigir. Y luego, cuando me di cuenta de la responsabilidad que implicaba Fargo, dije, está bien, no quiero estar en el set de Fargo editando una película. Pensé: Fargo va a requerir toda mi concentración”, explica. Posteriormente fueron por Darren Lynn Bousman, director que había realizado tres de las cintas anteriores de la saga.
-Tuvo un papel dramático en Fargo, trabajó hace poco con David O. Russell en una próxima película y está estrenando esta cinta de terror. ¿Considera que está viviendo una nueva era en su carrera?
Creo que estoy en mis 50 años plenamente. Y creo que a medida que envejeces, incluso cuando haces comedia, esta tiene que tener un trasfondo dramático. Es difícil hacer películas realmente tontas cuando eres mayor, te ves ridículo con pelucas y cosas así. Estoy asumiendo algunos roles que probablemente no podía obtener antes. Y me gusta. La gente siempre dice, Hollywood discrimina tanto debido a la edad de la gente, pero si miras realmente bien, no es así. Así que tengo la suerte de beneficiarme de eso.
Por ahora, se contenta con autodefinirse como una especie de añadido dentro de un filme que la gente va a ver por los sustos y el placer de presenciar el horror en pantalla. “Me encantan las trampas de la historia de El juego del miedo”, sostiene. “Creo que las trampas son la estrella. Eso es lo que pienso. Tienes a Sam Jackson, me tienes a mí, pero creo que las trampas son las verdaderas estrellas”.