Elvis Costello (67) es un inadaptado. Un provocador. Un hombre detrás de unas gafas gruesas que siempre ha parecido desfasado con el tiempo y el lugar en que le tocó vivir.

Vestía de traje, zapatos relucientes, look de estudiante miope y bebía té en las entrevistas, cuando a fines de los 70 lo que dominaba era la personalidad desaliñada y combativa del punk. En Estados Unidos fue vetado del programa Saturday Night Live cuando en un arrojo kamikaze decidió tocar Radio radio, canción que criticaba la excesiva comercialización de los medios, y años después en un incidente en un bar dijo que Ray Charles era un “ciego ignorante” cuando le cuestionaron que un británico hiciera música negra, bochorno del que se ha arrepentido toda su carrera. Editó en 1993 un álbum solo con un cuarteto de cuerdas (The Juliet Letters) justo cuando la música popular se envolvía en ruido, guitarras, capas electrónicas y trucos vocales.

“Cuando alguien me pregunta ‘¿qué tipo de cantante eres?’, yo siempre digo: ‘bueno, soy un cantante de rock and roll que puede cantar baladas’. Y te desafío a que encuentres algo en mi catálogo que realmente suene a música rock tal y como se entiende”, propone el inglés, en entrevista vía Zoom con Culto, donde precisamente vuelve a mostrar su gusto por aquello que descoloca y está fuera de cálculo.

Al iniciar el diálogo, exhibe orgulloso por la pantalla la colección de CDs que asoma a sus espaldas y se alegra cuando ve que quien lo entrevista también tiene un mueble atiborrado de discos compactos, quizás el formato más moribundo del momento, asfixiado entre el imperio del streaming y el renacer del vinilo y el casete. “Wow, una colección de CDs, qué bien”, felicita.

Dentro de la misma conversación, Costello habla de otro proyecto que tiene el latido de lo inesperado. Aunque Latinoamérica es una región donde su obra nunca ha gozado de popularidad, el cantautor acaba de lanzar Spanish model, disco donde diversas figuras de la música hispanohablante reviven las 13 canciones de su segundo trabajo y el primero que hizo con el grupo The Attractions, el clásico This year’s model de 1978. El ejercicio quirúrgico es además singular: las versiones mantienen las mismas pistas musicales originales y sólo cambian las voces, con letras en español adaptadas a los nuevos tiempos.

La portada del trabajo de 1978.

En el listado de invitados aparecen Juanes, Luis Fonsi, Jorge Drexler, Draco Rosa y Fito Páez al lado de nombres más jóvenes como Sebastián Yatra, Morat y Jesse & Joy, además de dos chilenas: Camila Gallardo haciendo La chica de hoy (This year’s girl) y Francisca Valenzuela reinterpretando Hand in hand junto al cantante de origen mexicano Luis Humberto Navejas. Costello no conocía prácticamente a ninguno de ellos, salvo a Fonsi, a quien había oído alguna vez cantar Despacito gracias a uno de sus hijos gemelos de 14 años. Entonces, decidió lanzarse a una travesía a ciegas.

-¿Cómo nace una idea como ésta?

Me gustaría decir que fue algo así como onírico, como un sueño. Pero nos pidieron hace un tiempo que remezcláramos una de las canciones de This year’s model para una serie de televisión, The Deuce, añadiendo una voz en inglés de una mujer joven cantando junto a mi voz. Era Natalie Bergman, una gran artista, tiene un hermoso disco llamado Mercy, deberías chequearlo. Y bueno, fue increíble cuando nos dimos cuenta de cómo sonaban sólo las melodías de ese disco sin las voces. Sonaban frescas y con mucha energía, y nace la idea de darles esta nueva vida, con otra actitud y con otras voces.

¿Y por qué en español y cómo fue el proceso de escoger a los cantantes?

Bueno, mi productor es Sebastián Krys, él es de Argentina, y le gustó mucho la idea. Y él tenía mi plena confianza para poder elegir a la gente que estuviera dispuesta a asumir esto, para no estar simplemente llamando a las compañías discográficas diciéndoles: “¿puedes contratarnos a 12 superestrellas latinas para hacer algo fantástico?”

“Es decir, ese nunca fue el enfoque. Nunca miramos las ventas de discos de estos artistas antes de preguntarles. Me encantó que algunos de ellos fueran personas con carreras muy importantes y que otros fueran artistas totalmente nuevos. Varios son personas que tienen su propia historia y han hecho ya un viaje en el que pueden apreciar la forma en que me siento haciendo esto. No les es tan difícil entender que a veces quieres hacer cosas diferentes. Hubo también algunas otras personas a las que nos acercamos que no fueron capaces de hacerlo en el período de tiempo”.

Krys, uno de los responsables de todo esto, más protagonista que actor secundario, productor de Ricky Martin, Shakira y Marc Anthony entre muchos otros astros de la región, también está presente en el Zoom y explica que el reto mayor fue la adaptación de las letras. Por ejemplo en La chica de hoy, el tema que interpreta Gallardo: si la versión de los 70 narra la historia de un hombre enamorado de una mujer que conoce sólo por su imagen y que ve en una revista, en la relectura de Spanish model la chilena adquiere la imagen de una figura empoderada que se luce no sólo por una foto, sino que por su carácter y sus principios.

“Trabajamos con algunos letristas, pero en algunos casos fueron los propios artistas quienes adaptaron las letras. Ellos las tomaban y ponían sus pensamientos ahí. La idea era no ser tan rígidos con el original. Si traducíamos This year’s girl como La chica de este año, no es algo que suene bien en español. La chica de hoy suena mucho mejor”, contrasta Krys.

Costello se suma: “Encontrar el tono perfecto para que las voces se adecuaran a las canciones fue otro desafío. Con Cami bajamos un tono entero. Esa es una de las ventajas de estar en la era moderna: estas grabaciones se hicieron en la era analógica y tienen mucha calidez y poder, pero hoy pudimos manipularlas para cambiar la tonalidad. Para que la voz de Cami sonara muy bien y con el tono que ella quería. Se oye perfecta. Hand in hand (con Francisca Valenzuela) también creo que ahora suena con mucha más ternura en comparación al tono cínico de la original. Pero creo que las artistas que vienen de Chile han aportado a este proyecto dos cambios de perspectiva muy diferentes pero muy importantes para las canciones clave del álbum”.

Portada de Spanish Model. (UMe via AP)

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El británico gira un momento en reversa para acotar que el desarrollo de Spanish model –intuitivo, espontáneo, sin mandatos estrictos- le recordó precisamente su método de trabajo junto a The Attractions en el This year’s model original.

“Ese disco se grabó en un período de cuatro días a principios de noviembre de 1977. Y después en otras dos sesiones, en enero de 1978. No hubo tiempo para muchas sesiones, teníamos que seguir nuestro enfoque instintivo. La canción Pump it up la escribí la penúltima noche del tour en el que estábamos, la toqué en el último concierto de la gira y la grabamos cuatro días después. Era todo espontáneo, nunca he sido un compositor que escribe las cosas por adelantado. Es bueno que la primera idea sea la que quede en un disco”.

Eso sí, de algo estaba seguro el cantante con bastante antelación: tenía que ser un disco pop que sonara vital y enérgico. “Esto lo digo a riesgo de ofender a la gente: yo no soy un tremendo fan del enfoque ortodoxo de la música rock. Hago la distinción con el rock and roll. La música rock es muy cuadrada y poco sexy, a diferencia de la que prefiero escuchar. Por supuesto que todas las palabras han cambiado su significado y su asociación. Por ejemplo, si digo que me gusta la música country, la gente suele decir: ¿qué? Porque la mayor parte de la música country que existe hoy en día, con pocas y nobles excepciones, es insoportable”.

“Pero puedo indicarte cosas que tienen el sentimiento más profundo del alma que encontrarás en los más grandes discos de R&B. Cuando se habla de R&B, eso significa algo diferente a lo que significa para mí. El R&B para mí es Chuck Berry, Muddy Waters y muchas cosas que solíamos llamar música soul. Ahora usamos diferentes etiquetas para tratar de describir y llevar a la gente a cierta música”.

“Pero no tengo nada en contra de nadie. Cuando hicimos This year’s model estábamos tratando de hacer un disco que se reprodujera en la BBC, que no es una emisora de rock and roll, sino que de música pop. Podríamos sonar diferentes y excitantes, pero no sonaríamos tan espantosos como para no sonar nunca en una emisora de pop. No estábamos tratando de competir con The Cockney Rejects o 999 o ese tipo de bandas punk de sonido muy artificial. Nosotros estábamos en los ránkings con ABBA, Bee Gees y Fleetwood Mac. Ellos eran a quienes veíamos como nuestros competidores”.

-¿Se sintió parte de alguno de los grupos de artistas que aparecieron en los 70 en Inglaterra, ya sea el punk o la new wave?

En realidad, no. Siempre sentí que estábamos haciendo lo que estábamos haciendo nomás. A mi me encantaba The Clash, pero era el único de nuestra banda al que le gustaba. Muchos de los punks nos miraban por encima del hombro porque hacíamos música pop. No éramos lo suficientemente crudos para ellos. Pero creo que eran conscientes del hecho de que podíamos tocar mucho mejor que ellos.

“Realmente no había ninguna otra banda de 1978 que pudiera tocar ni de lejos tan bien como lo hacía The Attractions. Después apareció The Police, ellos podían aportar mucho más. Por supuesto, eran mucho más presumidos, Sting era mucho más guapo y era un tipo con aspecto de estrella del pop. Luego se convirtió en una cosa diferente porque Andy Summers podía tocar y Sting podía tocar. Stewart Copeland no estaba tan seguro, pero podía tocar en su propio mundo. Hicieron un ruido que la gente amaba, pero del que tampoco me sentí parte. Yo tenía otros favoritos. Mis favoritos tenían más que ver con el corazón y con la energía. Mi favorita de lejos de esa época era Chrissie Hynde (The Pretenders), era mi voz favorita. Ella era la mejor cantante de todos nosotros. Y yo quería no sólo ser como yo: yo quería ser ella. Ya sabes, quería sonar así. Obviamente no pude. Pero nunca sentí que estuviéramos todos juntos en una pandilla como está escrito en la historia”.

The Pretenders

-De hecho, en su libro Música infiel y tinta invisible se muestra muy crítico con la escena inglesa al decir que jamás hubo camaradería entre los músicos.

Esa era la verdad. Fue abiertamente agresivo en la mayoría de los casos. Era sólo una especie de rivalidad juvenil, porque había una pequeña cantidad de espacio para una escena pequeña en un país pequeño. Y cuando llegamos a Estados Unidos, nos dimos cuenta de que iba a costar mucho que la gente nos escuchara si podían escuchar a los Eagles cada veinticinco segundos en la radio, o cualquiera de aquellos grupos que ni siquiera puedo recordar los nombres de todos ahora. Podía decirte los nombres de la mayoría de los grupos de los Top 40 en Estados Unidos cuando llegué por primera vez allá, pero ahora no podría cantarte una sola de esas canciones.

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Cuando Elvis Costello suscribe un paralelo con el pasado sabe que hay un solo aspecto donde, al menos hasta hace un año, la comparación no es posible: el Covid borró los conciertos del mapa durante 2020 y buena parte de lo que va de 2021. “En marzo del año pasado estaba de gira por Inglaterra y me di cuenta que, aunque los shows estaban agotados, la gente prefería no asistir. Me pareció bastante obvio, aunque no le pareció tan obvio al gobierno. Decidí por mi cuenta resguardar al público y cancelar el resto del tour”, asegura.

El encierro lo vivió en Canadá, culminando un disco -Hey Clockface, estrenado en octubre de 2020- y ultimando Spanish model. El trabajo que, quizás, lo podría traer a Chile luego de dos intentos cancelados, en 2005 y 2011.

-¿Le gustaría cantar este disco con los artistas que participan?

Por supuesto, si la gente nos deja, si las circunstancias lo permiten. Hemos intentado ir a los países latinoamericanos antes y desafortunadamente nunca ha funcionado. Y lo tuvimos todo planeado una vez y se vino abajo. Ahora mismo es muy difícil tocar, por las circunstancias actuales. Esperemos que no sea para siempre. Nunca he estado en Santiago. Mira: he estado en Punta Arenas, pero no en Santiago. De vacaciones, hace unos quince años.

-¿Y le gustó?

Oh, ¿bromeas? ¡Claro! Es hermoso.