Llega Fingernails, una de las mejores películas románticas del año: “No intentamos dar muchas respuestas, porque el amor es lo más esquivo que existe”

Fotos: Apple TV+

En un futuro cercano, la existencia del enamoramiento se puede probar científicamente a través de un sencillo procedimiento, disminuyendo las cifras de divorcio en la sociedad. Es lo que propone la cálida cinta del griego Christos Nikou, recién llegada a la plataforma Apple TV+ y producida por Cate Blanchett. “Ella amaba mucho que, pese a que es una historia conceptual y se podría haber contado de una manera futurista muy fría y lejana, fuera completamente en otra dirección”, indica el cineasta a Culto.


Desde que el enamoramiento se puede probar científicamente, los divorcios han sido casi erradicados de la sociedad. Saber si estás junto al amor verdadero ya no es una fantasía, gracias a la aplicación de una prueba sencilla: quitando una uña a cada integrante de la pareja y colocándola juntas al interior de una máquina, se puede determinar la plena compatibilidad entre ambos.

Anna (Jessie Buckley) y Ryan (Jeremy Allen White) obtuvieron un resultado positivo hace años, algo que sólo puede decir una fracción de las personas que se animan a someterse al procedimiento. Sin embargo, ella tiene algunas dudas respecto al momento que atraviesan, en gran parte porque siente que su dinámica se sostiene en que permanentemente antepone la felicidad de él a la de ella.

Ese estado de incertidumbre se agudiza cuando consigue un empleo en el Instituto del Amor, la organización que realiza los ejercicios previos que refuerzan la conexión y elabora el test en cuestión. En ese lugar conoce a Amir (Riz Ahmed), un experimentado instructor con el que se afianza rápidamente en el trabajo. Aunque él dice que también es positivo con su novia (Annie Murphy), ambos empiezan a desarrollar sentimientos por el otro, complicando sus respectivos vínculos.

Ambientada en un futuro cercano, Fingernails (Ámame hasta con las uñas, ya disponible en Apple TV+) es la respuesta del cineasta griego Christos Nikou (Atenas, 1984) al presente de las relaciones de pareja, un paisaje que le produce múltiples preguntas.

“Todavía estoy tratando de entender qué es el amor y por qué el amor ha cambiado un poco en las últimas dos décadas, o en la última década, especialmente a través de las redes sociales y las aplicaciones de citas”, indica en conversación con Culto.

“La gente intenta encontrar el amor simplemente deslizando sus dedos y uñas hacia la derecha o hacia la izquierda. Están tratando de encontrar respuestas de esa manera. Eso es algo que me fascina, pero también me asusta un poco. Porque creo que podemos encontrar el amor de una manera más instintiva y también de una manera un poco diferente. Con esta película intentamos hacer un comentario sobre cómo la gente está lidiando con el amor en esta época de tecnología digital”.

Su mirada atrajo el interés de Cate Blanchett, quien produce la cinta a través de Dirty Films, compañía que encabeza junto a su esposo, Andrew Upton. Se reunieron por primera vez en el Festival de Venecia 2020, cuando Nikou estrenó su ópera prima, Apples, y ella se comprometió a respaldar su siguiente largometraje.

El realizador detalla sus conversaciones con la actriz mientras preparaba su trabajo más reciente. “Ella no podía creer que al final fuera tan cálida, que las actuaciones fueran tan cálidas, y que todo fuera tan tierno y romántico. Ella amaba mucho que, pese a que es una historia conceptual y se podría haber contado de una manera futurista muy fría y lejana, fuera completamente en otra dirección”.

Su estética tampoco es la más obvia. Filmada en 35mm, no luce como un largometraje de ciencia ficción convencional, plagado de artefactos tecnológicos, sino que como una cinta ambientada en una versión alternativa de los años 90 donde este tipo de procedimientos eran viables.

“Estoy tratando de crear películas que llamo ‘filmes con un tono de sonrisa melancólica’. Porque creo que nuestra vida es una mezcla de momentos trágicos y cómicos. No soy un gran admirador de los filmes que intentan ser una sola cosa. También queríamos tener el lado cómico, queríamos hacer reír y llorar al mismo tiempo, porque probablemente lo más importante es sentir diferentes sentimientos y diferentes emociones”, explica.

Al centro están Jessie Buckley y Riz Ahmed, a cargo de interpretar a “dos personajes vulnerables y desesperados que están buscando el amor verdadero e intentando encontrar respuestas mientras trabajan en este instituto”.

“Me acerqué a ambos al mismo tiempo, entonces supe que los quería a los dos para interpretar a esta pareja. Era muy emocionante ver su química en pantalla. Creo que Jessie tiene la sonrisa más melancólica que haya visto jamás”, apunta el director, junto con llamar al protagonista de Sound of metal (2019) “un camaleón como actor” al que “nunca vi en un papel tan romántico”.

El cineasta encuadra los límites de su filme. “En general en la película no intentamos dar muchas respuestas sobre el amor. Estamos intentando cuestionar cosas. Porque, antes que todo, no soy un dios que conoce todas las respuestas. Además, el amor es lo más esquivo que existe. Ni siquiera puedes ponerlo en tu mano y analizarlo. Es sólo un sentimiento”.

“Espero que el público cuestione algunas cosas sobre ellos mismos y sobre sus propias relaciones. Por supuesto que buscamos la perfección, pero por sobre todo buscamos validación, en cierto modo. Estamos buscando respuestas. Incluso un anillo en nuestro dedo es una validación, es como si intentáramos certificar nuestro amor. Pero, en realidad, creo que el amor es algo que no es una decisión de un momento, sino que es algo en lo que hay que trabajar todos los días. Y hay que demostrarlo y prestarle atención a diario”.

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