No alcanzó a pasar un día desde su reinauguración, cuando la escultura de Rebeca Matte Unidos en la gloria y en la muerte fue vandalizada. La obra que el sábado por la mañana volvió a instalarse en el frontis del Museo Nacional de Bellas Artes fue rayada en la madrugada del domingo y posteriormente limpiada por el restaurador Luis Montes, junto a trabajadores del museo. "El rayado fue hecho sobre el bronce, material que no tiene alta penetración de la pintura, y eso colabora con la aplicación de una película protectora. Se limpia exhaustivamente, y una vez retirado el graffiti, se vuelve a trabajar la película protectora", explica Montes.

A raíz de ello, el Ministerio de las Culturas hizo una denuncia ante la Fiscalía Local del Centro de Justicia de Santiago, y hoy presentará una querella en el Séptimo Juzgado de Garantía. "El arte público está en las calles, plazas, y carreteras para que la gente lo aprecie y tenga un momento de reflexión. Ir a vandalizar nuestras obras, refleja falta de sensibilidad y educación artística", dice la Ministra de las Culturas Consuelo Valdés.

Si bien la obra de Rebeca Matte pudo ser rápidamente restaurada, no corrió igual suerte la escultura La Patata, del Premio Nacional de Artes Federico Assler. También ubicada en el frontis del Bellas Artes, la pieza fue rayada y luego retirada por su autor. "Es complicado porque el hormigón chupa el spray y la pintura se pega. Es lamentable, porque la persona que hizo eso es un insensible, un ignorante, y no sabe lo que hizo", señaló Assler.

Muro de los lamentos

Estuvo allí desde el 2012, a la salida norte del Metro UC y junto al GAM. El colorido mural Saludo a la Historia, del pintor y fundador de la Brigada Ramona Parra, Alejandro Mono González (1947), fue un homenaje al cantautor chileno Víctor Jara. Hecha de acrílico y piroxilina, su obra apareció para el festival Hecho en Casa a fines de septiembre del mismo año, pero el domingo 14 de octubre pasado las dos manos que el artista trazó sobre la pared se convirtieron en un anuncio comercial de zapatillas.

"Vi lo que le hicieron, y lo que hay aquí es bastante provocador y sospechoso", dice González. "Primero, porque justo se está discutiendo una ley anti graffiti. Y luego, porque lo que pasó con mi mural y las esculturas de Rebeca Matte y Federico Assler, solo habla de una violencia urbana que no es arte ni pretende serlo. Yo creo que no solo no hay conciencia de cuáles son los espacios que se pueden intervenir y los que no, porque no todos los espacios son muros de los lamentos. Pero borrar una obra que no es tuya, eso sí es una provocación", agrega.

Desde el GAM condenaron la intervención y cuentan que la productora OMD, encargada del lanzamiento en Chile de la zapatilla Phantom de Nike, no pidió los permisos. "Se abrió una investigación y desde Bienes Nacionales nos informaron que ese es un muro medianero y que compartimos con otro privado y vecino de GAM. Por tanto la responsabilidad es de ambos. Nuestra, por la concesión que tiene GAM del espacio, pero también del dueño del edificio que aceptó que fuese intervenido", explica Felipe Mella, director del GAM.

Durante este fin de semana, el muro fue nuevamente intervenido, esta vez por la Junta de Vecinos del barrio Lastarria: hasta ayer podía verse al fallecido personaje el Divino Anticristo, y fue cubierto por un grafiti . "Decidimos entonces financiar la recuperación de otra de las obras de la ex UNCTAD que aún se encuentra desaparecida", cuenta Mella: el mural de acrílico y madera con que el Premio Nacional Guillermo Núñez (1930) abrazó a los voluntarios del gobierno de la Unidad Popular, en 1972.

"Guillermo aún tiene los bosquejos del mural, que después del Golpe fue destruido y hecho desaparecer", recuerda González. "En noviembre partiremos junto a otros brigadistas para comenzar las obras, para que al final Guillermo suba a la grúa a firmar su obra", agrega el artista sobre el mural, que podrá verse en la parte superior del mismo muro a fines de noviembre.

El foco en el Patrimonio

El Consejo de Monumentos, dependiente del Ministerio de las Culturas, es el encargado de la protección del patrimonio monumental. Esto bajo la Ley 17.288, de 1970. En ella se establecen penas de 541 días a 5 años, y multas entre $ 2 millones y medio hasta casi $ 10 millones, para quien dañe un monumento nacional.

"Cualquier elemento conmemorativo que esté situado en el espacio público, es monumento público. Las esculturas o el arte urbano no están incorporados en esa denominación si no tienen una función conmemorativa", explica Emilio de la Cerda, subsecretario de Patrimonio Cultural. Así, la escultura de Rebeca Matte cumple con la condición, ya que es parte de la colección del Museo de Bellas Artes. En cambio, la obra de Federico Assler no podría resguardarse bajo la misma ley al no ser un monumento nacional. "Eso no quita gravedad, es la obra de un premio nacional vandalizada", dice.

Al margen de la ley y de manera colaborativa, son los municipios y las policías quienes tienen acción directa en la mantención cotidiana de estos bienes. "Es una situación de alta vulnerabilidad y consideramos que hay caminos para abordar esta materia", dice De la Cerda. Uno va por el lado educativo, "hay que seguir impulsando planes de educación formal y no formal, todo lo que podemos hacer desde los museos, para valorar nuestros bienes patrimoniales". Por otro lado, se trabaja actualmente en la modificación a la ley de monumentos nacionales, con el fin de simplificar los procesos de persecusión y las designaciones de fondos. "Estamos proponiendo aumentar penas para este tipo de daños". Además, con la creación del Ministerio consolidarán la creación del Fondo del Patrimonio, el que dentro de sus líneas permitirá adquirir recursos para la recuperación de monumentos públicos, con un monto total de 2 mil 100 millones anuales.