La historia de Lucas Cepeda, el regalón de Carlos Muñoz que retornó a Colo Colo para escribir finales felices

Lucas Cepeda le dedica a su madre el gol que le marcó a Cerro Porteño
Lucas Cepeda le dedica a su madre el gol que le marcó a Cerro Porteño (Foto: Agenciauno)

El porteño convierte en los minutos adicionales del duelo frente a Cerro Porteño y le da al Cacique su primer triunfo en la fase de grupos de la Copa Libertadores. El sábado había sellado el triunfo sobre Everton, también con un gol de última hora. Surgido en las divisiones inferiores albas, pero consagrado en Santiago Wanderers, vive su revancha en Macul.



Nos volvemos a encontrar, vamos con todo”. La frase que Lucas Cepeda publicó junto a una fotografía que lo mostraba de niño en el estadio Monumental adquiere mayor sentido hoy. La había colgado en febrero en su perfil de Instagram, cuando se selló su retorno a Colo Colo. En el Cacique había estado hasta los 12 años. Primero había pasado por una escuela de fútbol en Viña del Mar y, por sus prometedoras condiciones, lo habían trasladado a la capital. No logró acostumbrarse y volvió a Valparaíso para enrolarse en Santiago Wanderers. En los caturros realizó el resto de su proceso formativo, hasta llegar a consagrarse en el primer equipo.

Este miércoles, ante Cerro Porteño, ante un Monumental al máximo de su capacidad permitida, el porteño confirmó que eso de ir ‘con todo’ no era una mera declaración de intenciones para las redes sociales. Si había vuelto a los albos era, precisamente, para sacarse la espina que llevaba clavada. El zurdazo que terminó en el fondo del arco defendido por Alexis Martín no solo provocó el desahogo de los 35 mil hinchas albos que estaba en Macul y de los millones que siguieron el partido por la televisión. También el suyo: con ese agónico tanto, en el cuarto minuto de adición, estaba cumpliendo un sueño. El sábado había entregado un adelanto, con un sabor especial para la porción caturra de su corazón: selló la victoria sobre Everton, en los 90′+2. Ese duelo, ya estaba decidido. El de Cepeda fue el cuarto tanto, aunque también tuvo valores agregados: fue su primera conquista con la camiseta alba y, en rigor, fue un auténtico golazo.

El ‘regalón’

Cepeda tiene 21 años. Hace poco más de tres, firmó su primer contrato profesional con los porteños. El club relució el trámite, consciente de que estaba frente a un talento de insospechada proyección. “El joven canterano que se desempeña por toda la banda izquierda, siempre ha destacado por su técnica, fortaleza y velocidad, formando parte en la actualidad de los trabajos comandados por el profe Emiliano Astorga y su Cuerpo Técnico”, describió en esa oportunidad. Era una pista de lo que vendría.

En el club verde ya había convicción de que se trataba de un elemento de excepción. Lo habían moldeado ilustres como Raúl Aravena, Moisés Villarroel y Héctor Robles, por citar a quienes están inscritos en la historia del club. Ya en sus primeras incursiones en el primer equipo, comenzó a ganarse la atención de sus compañeros más consagrados. Uno de los que más cariño le tomó también integra la categoría de los ilustres: Carlos Muñoz. El atacante se transformó en una suerte de padrino para el incipiente carrilero.

Lucas Cepeda, enfrentando a Argentina en el Preolímpico. (Foto: ANFP).

El vínculo, de hecho, terminó siendo relevante para su rápida inserción en Colo Colo: Muñoz es íntimo amigo de Óscar Opazo, quien le ha insertado en la dinámica del club popular, precisamente por encargo del ariete. El atacante también contribuyó en un trámite clave para una adaptación más rápida: le ayudó a conseguir departamento en Santiago. Cepeda, por cierto, suele devolverle el cariño a su mentor: celebra algunos de sus goles inflando sus mejillas.

El paso clave

El buen rendimiento que exhibió en Wanderers lo catapultaría a Colo Colo. Antes, sin embargo, hubo un paso clave: comenzó a ser considerado por Eduardo Berizzo en los microciclos de la selección Sub 23 que, luego, disputaría el Preolímpico. Ahí recibiría un consejo que también resultaría decisivo para su futuro: como no tenía agente, sus compañeros en el combinado nacional le aconsejaron asesorarse por uno. Sería una gestión clave para conseguir el regreso a Macul. En clasificatorio para París 2024, instancia a la que Chile no clasificó, disputó 242 minutos en tres partidos. Al término del certamen fue fichado por Colo Colo. Jorge Almirón lo había solicitado a la dirigencia, según confesó el presidente de Blanco y Negro, Alfredo Stöhwing, después del triunfo sobre Cerro Porteño.

El resto de sus decisiones son inherentes a la madurez que suele mostrar desde siempre. Esa cualidad, por ejemplo, le llevó a finalizar su enseñanza media en el programa Tutoría Caturra, un programa que impulsa el club de Valparaíso para contribuir a la formación integral de sus jóvenes talentos y que incluso les brinda la posibilidad de seguir estudios superiores. Esa parte del plan, al menos, no estaba considerada en la hoja de ruta que tenía diseñada Cepeda: en el club asumían que su destino sería transformarse en futbolista profesional. Y en uno de los destacados.

Sus otras cualidades tienen que ver, también con su personalidad. La cercanía con su familia materna le llevó a portar el apellido Barturen en su camiseta en algún partido por el equipo wanderino. Su madre y un par de parientes más, de hecho, suelen acompañarle en el Monumental y luego de la consagratoria actuación de este miércoles lucían un indisimulable orgullo. De ellos heredó el respeto por los demás: a toda persona mayor le llama ‘tío’.

Como cualquier joven de su edad, Cepeda también se entretiene. Su pasatiempo favorito es la PlayStation. Sus favoritos son los juegos de fútbol. En el puerto recuerdan que alguna vez participó en un evento organizado por el club, formado dupla con uno de sus mejores amigos: el actual cruzado Daniel González. El otro miembro de su círculo de hierro es Matías Plaza.

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