Las claves que tienen a la U como puntero del Torneo Nacional

Fabian Hormazábal festeja su gol ante Cobresal.
Fabian Hormazábal festeja su gol ante Cobresal. Foto: AgenciaUno

En relación a la temporada 2023, Gustavo Álvarez ha dado vuelta el panorama y ha convertido a los universitarios en un serio aspirante al título. Con un estilo de juego que no resigna el ataque y con la recuperación de algunos jugadores que iban a la baja, el nuevo entrenador imprime su sello y le devuelve la alegría a un elenco que venía coqueteando con los puestos de descenso por largas temporadas. El liderazgo en el vestuario también ha sido fundamental.



Universidad de Chile goza de su mejor momento en el último tiempo. Ubicados en la cima del Campeonato Nacional junto con Deportes Iquique, ambos con 16 puntos, los estudiantiles se han reencontrado con los triunfos y sueñan con pelear hasta la última fecha un torneo que les ha sido esquivo desde el 2017. El juego exhibido ilusiona al hincha azul. De la mano de Gustavo Álvarez, la U poco a poco encuentra su mejor forma y tanto los rendimientos individuales, como los colectivos, empiezan a configurarse para convertir al equipo en un real contendiente al título.

Estilos distintos

El sello futbolístico de Gustavo Álvarez es muy diferente al que mostró Mauricio Pellegrino en 2023. En la campaña pasada, la U apostaba por el pelotazo largo de los marcadores centrales para que los delanteros aguantaran el balón en campo rival, sin embargo, al no tener un nueve corpulento y con portento físico, la estrategia nunca terminó por cuajar. En aquellos momentos era habitual ver a Cristian Palacios o a Nicolás Guerra aguantar de espaldas con dos defensas centrales por detrás tratando de arrebatarles el balón.

Ante esta situación, una de las primeras medidas del nuevo entrenador universitario fue aprovechar la salida desde el fondo con el control de la pelota para ir avanzando en bloque hacia el área rival. Con el protagonismo de todos los actores de la cancha, la U dejó de saltarse el mediocampo y comenzó a explorar distintas alternativas: adelantamiento de los centrales, distribución por las bandas y triangulaciones entre un volante, un lateral y un extremo.

De esta manera, los universitarios potenciaron su capacidad goleadora y encontraron más variantes a la hora de anotar. A la altura de la sexta fecha de la temporada anterior, la U acumulaba ocho goles con cuatro goleadores distintos (Palacios, Guerra, Fernández y Mateos), mientras que en el curso actual, la nueva versión de los universitarios registra 11 tantos con siete nombres diferentes (Palacios, Fernández, Poblete, Guerrero, Morales, Hormazábal y Guerra).

Otro de los aspectos más evidentes del estilo dispar entre ambos entrenadores es el aprovechamiento de las bandas. Con Pellegrino, Marcelo Morales y Juan Pablo Gómez estuvieron lejos de mostrar su mejor cara y sufrieron en los dos lados de la cancha. Por la derecha, Gómez alternó el puesto con Yonathan Andía y ninguno de los dos cumplió a cabalidad, quizás siendo el punto más bajo de aquel equipo. En la izquierda, Morales registró siete asistencias en el ataque, pero sufrió en defensa cada vez que lo sorprendían por su espalda. En algunas ocasiones, Darío Osorio debía bajar y realizar labores de doble lateral para apoyar a Morales en la marcación.

En la actualidad, Gustavo Álvarez puede jactarse de que levantó el nivel de Marcelo Morales y que enmendó el nivel de una alicaída banda derecha gracias a la inclusión de Fabián Hormazábal. En el caso del jugador de 20 años, la brillante actuación que protagonizó en el triunfo por 3-1 ante Cobreloa en Calama, con un gol y una asistencia, fue una prueba de que ha mejorado sustancialmente su despliegue físico y su capacidad de moverse de un lado a otro por todo el flanco izquierdo. Por otro lado, el futbolista que llegó proveniente desde O’Higgins de Rancagua ha sido uno de los más destacados del plantel, pese que en un principio era el suplente de Gómez previo a su lesión. Siendo una de las figuras en el Superclásico y anotando un golazo frente a Cobresal, Hormazábal se hizo dueño del carril derecho.

Por último, el cambio de esquema es otro de los factores diferenciales entre un director técnico y otro. Cuando Mauricio Pellegrino vestía el buzo azul y rojo, la formación que más se repitió en el segundo semestre de la U fue el 4-4-2. En dicho bosquejo, el DT tenía como delantero fijo a Leandro Fernández y alternaba la otra ficha en ataque entre Guerra y Palacios. En el mediocampo el panorama es muy distinto al actual. Si bien Lucas Assadi aparecía como uno de los más revulsivos y peligrosos en la vanguardia, a día de hoy no aparece en la rotación del actual estratega. Similar es el caso de Renato Cordero, que pasó de ser titular en aquel elenco a ni siquiera entrar en la citación en esta etapa.

Para Álvarez las fichas cambiaron. Del 4-4-2 conservador de Pellegrino, los estudiantiles pasaron a un 3-5-2 caracterizado por la solidez en el fondo y por el recorrido que hacen los laterales. Pese a que la U sufrió con un error defensivo de Ojeda en el duelo ante Cobresal, la zaga universitaria es la tercera menos batida del Campeonato Nacional con cuatro goles en contra, por detrás de los tres que recibió Colo Colo y por los dos que ha sufrido Palestino.

Referente

Pero además de las claves futbolísticas que explican el buen funcionamiento de Universidad de Chile, también hay un componente anímico que motiva a los futbolistas azules a querer ser protagonistas. Por primera vez en muchos años, la U vuelve a tener un referente en el camarín que se identifica con los colores.

Marcelo Díaz, quien volvió al club de sus amores luego de 12 años, rápidamente tomó la jineta de capitán y se convirtió en la cabecilla del vestuario, tal vez la primera voz autorizada desde la partida de Walter Montillo, o si vamos más atrás, desde la salida de Johnny Herrera.

Si bien el número 21 da muestras de su jerarquía en la mediacancha, su influencia en el plantel va más a lo psicológico. Recordada es su arenga en los instantes previos para saltar al terreno de juego del Estadio Monumental y su celebración cuando rompieron con la racha de 23 años sin poder llevarse una victoria de Macul. Gracias a estas muestras de pertenencia, el hincha azul vuelve a sentir que tiene una representación en la institución tras años sin contar con un referente.

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