Esta madrugada falleció Manuel Rodríguez Araneda. El emblemático jugador de Unión Española, igualmente significativo técnico de Cobresal e integrante del plantel que, en 1962, obtuvo el tercer lugar en el Mundial que organizó Chile, deja un legado que incluso trasciende su cometido dentro de la cancha.

El Guerrillero, quien debe su apoyo al héroe patrio, respondió a su condición de tal en el partido en que la Roja venció angustiosamente a Yugoslavia para instalarse en el podio planetario. En ese encuentro, en el que el equipo dirigido por Fernando Riera terminó con ocho jugadores, Rodríguez permaneció en el campo de juego pese a que también estaba en desmejoradas condiciones físicas.

En la Tercera Región, en tanto, lo recuerdan como el entrenador más emblemático de la historia del club, un sitial que, probablemente, ahora le discuta Dalcio Giovagnoli, quien logró, en 2015, el único título del club en Primera División. En su paso por El Salvador, además de formar a figuras que luego brillarían a nivel nacional e internacional, Rodríguez consiguió la Copa Chile en 1987, tras ganarle la final a Colo Colo.

A nivel mediático, Rodríguez también deja un recuerdo imborrable. En los 90, grabó un comercial para Clos de Pirque, en el que comparte pantalla con Iván Zamorano.

La relación con Bam Bam siempre fue estrecha. Además de ser el primer técnico del posterior goleador del Real Madrid en el profesionalismo, la amistad entre ambos se mantuvo en el tiempo. "Hasta hoy, somos amigos", confesó Rodríguez en una nota publicada por La Tercera en 2013. En la misma ocasión, Zamorano le agradece por el aporte a su carrera. "Tuve la suerte de que, cuando comencé a jugar fútbol, me encontré con una persona como él. Lo quiero muchísimo", resaltaba el ex capitán de la "Roja". Hablaban por teléfono y se encontraban en eventos.

Respecto del comercial, ambos recordaron el momento.  "Quizás sea la mejor anécdota que tengamos juntos", decía el atacante. "Iván grabó su parte en España y yo la mía acá en Santiago. Me complicaba promocionar el consumo de alcohol, pero me tranquilicé cuando me aseguraron que nunca aparecería con un vaso en la mano. Comenzábamos a grabar a las cinco de la mañana y terminábamos en la noche. Ahí logré entender que la pega de actor es harto más difícil que lo que uno piensa cuando los ve por la televisión", concluía Rodríguez.