Durante décadas, el medio principal de transporte para muchos parisinos era el Metro, frente a la gran congestión de autos. Usar la bicicleta como opción de desplazamiento era algo impensado, no por nada a las pocas ciclovías existentes se les conocía como “corredores de la muerte”. Pero todo eso cambió con la construcción de kilómetros de ciclorrutas conectadas, a lo que se sumó el impulso del uso de la bicicleta producto de la pandemia del coronavirus. Si antiguamente en la Rue de Rivoli lo que se escuchaba era el sonido de las bocinas de los autos, ahora predomina el de las bicicletas.
Existe consenso en que la transformación se produjo con la llegada de Anne Hidalgo en 2014 a la alcaldía de París, quien impulsó una propuesta de cinco años llamada Plan Vélo o Plan Bicis, que buscaba dar un auge a este medio de transporte mediante la creación de ciclovías separadas del tráfico. El proyecto contemplaba una inversión de 150 millones de euros, con el que se buscaba duplicar el número de carriles de bicicleta en la ciudad y así transformar París en “capital mundial del ciclismo”.
Pronto, escribió la periodista Pamela Druckerman en el diario The New York Times, los principales bulevares se convirtieron en obras de construcción durante meses. La policía advirtió que el proyecto era posible. Un creciente lobby a favor de las bicicletas se quejó de que el plan estaba muy atrasado, mientras que los defensores del automóvil advirtieron de un próximo “Tour de Francia, en París, todos los días”.
Un punto clave para el éxito de la propuesta ocurrió en diciembre de 2019 con una huelga de transporte que se extendió por seis semanas, la interrupción más larga del Metro y los buses en 33 años. En ese entonces, muchos parisinos decidieron comprarse una bicicleta.
Apenas unos meses después llegó la pandemia del Covid-19, con sus cierres temporales y las recomendaciones de no usar el transporte público. Es en este contexto que la alcaldesa Anne Hidalgo decidió no realizar los eternos y habituales procesos de consulta y simplemente colocó unos 50 kilómetros de lo que se denominaron “coronapistas”. Es decir, ciclovías provisionales a menudo separadas por conos amarillos. Después de ser reelegida en junio de 2020, los declaró permanentes y comenzó a agregar más. Ella ha prometido mejorarlos.
“Fue como en un sueño”, dijo Stein van Oosteren, portavoz del Colectivo de Bicicletas del Gran París, a The New York Times. “En cuestión de 10 días, creo que hicimos más de lo que hubiéramos hecho durante quizás 10 años”.
Y es así como siguen apareciendo nuevas ciclovías. Las ventas de bicicletas en Francia aumentaron un 117% durante mayo-junio de 2020, escribió el diario Financial Times. En septiembre pasado, el número de viajes en bicicleta en París había aumentado un 66% en un año, incluso hay muchas personas que todavía esperan las bicicletas que compraron en medio de la escasez global de la era Covid.
Fue como en un sueño. En cuestión de 10 días, creo que hicimos más de lo que hubiéramos hecho durante quizás 10 años.
Stein van Oosteren, portavoz del Colectivo de Bicicletas del Gran París
Además, se estima que hasta el 15% de todos los viajes en la capital se realizan ahora en bicicleta, una cifra que confirma el plan de arriendos de bicicletas de la ciudad. En febrero, el sistema Vélib’ Métropole rompió todos los récords anteriores con unos 209.000 viajes en un día. También se ha superado el hito de 400.000 suscriptores.
A todas estas iniciativas se suma el plan de reparación de bicicletas del gobierno (ahora finalizado), a través del cual se podían recibir 50 euros por el costo de mantener su bicicleta en la carretera, y también había un subsidio disponible para algunos modelos nuevos. Además, están los domingos sin automóviles de la ciudad, en los que varios sectores están cerrados al tráfico, así como las áreas donde los vehículos motorizados están completamente prohibidos.
El Financial Times dice que el ciclismo también se ha disparado en los suburbios históricamente vinculados a los automóviles de París, que ganaron casi 120 km de coronapistas en aproximadamente seis meses. Los cruces de los suburbios a la capital francesa continúan proliferando.
Aunque no todos están contentos, porque los automovilistas se quejan de los ciclistas primerizos. En tanto, el comisario de policía Michel Delpuech se enfrentó a Hidalgo y señaló que los nuevos carriles de bicicletas pondrían en peligro a los parisinos. “Perder un carril de tráfico en una de las carreteras más transitadas de la ciudad conduciría a un flujo de tráfico aún más congestionado y aumentaría la probabilidad de que los vehículos de emergencia se bloqueen durante situaciones de código azul”, dijo el funcionario.
Sin embargo, dice el Financial Times, teniendo en cuenta que Hidalgo estará al frente de la alcaldía hasta 2026, y que los otros partidos principales de la ciudad también respaldan el uso de la bicicleta, los autos han perdido la batalla por París. La alcaldesa ha prometido hacer que todas las calles de la ciudad sean aptas para bicicletas en 2024, reducir los espacios de estacionamiento para automóviles y crear más para bicicletas. Un escenario previsto por algunos urbanistas es una eventual prohibición de la propiedad de automóviles privados en la ciudad.
“No hay duda de que París se destaca como un modelo para otras ciudades europeas de lo que se puede lograr”, dijo al portal France Today, Morten Kabell, codirector ejecutivo de la Federación Europea de Ciclistas (ECF), que promueve el ciclismo como un medio sostenible y saludable de transporte. “La visión de los líderes de la ciudad es única en términos de la profundidad y coherencia de su política ciclista. En el pasado hubo quienes decían, bueno, sí, podemos ver cómo una ciudad de tamaño mediano como Copenhague puede lograr lo que tiene, pero el desafío es demasiado grande para una ciudad más extensa. Ahora, sin embargo, hemos visto a una gran metrópoli decidir transformarse y esto da un gran ejemplo a los demás”.