Lo quisieron el Milan y el Leicester, pero terminó en Dinamarca: la historia tras la sorpresiva partida de Darío Osorio al Midtylland

Después de un desfile de expectativas, propuestas inconclusas y hasta un notorio bajón en el rendimiento producto del afán de partir, el oriundo de Hijuelas, uno de los principales proyectos de Universidad de Chile, llega a Europa. Lo hace, eso sí, a un club emergente de un país que está en la segunda línea futbolística del Viejo Continente.


La irrupción de Darío Osorio llenó al fútbol chileno de expectativas. En Universidad de Chile y en la Selección la ilusión por el surgimiento del volante nacido en Hijuelas alcanzó niveles exorbitantes. Los motes y las comparaciones no tardaron en aparecer. De partida, los que le comparaban con Alexis Sánchez y le situaban como el proyecto más atractivo que había arrojado el balompié nacional desde que apareció el tocopillano. En la Roja, de hecho, destacan que se trataba de un jugador de ‘parámetros europeos’. Los azules hicieron otro tanto y le calzaron la camiseta número 11, que antes habían utilizado dos leyendas: Leonel Sánchez y Marcelo Salas.

Las expectativas, incluso, trascendieron el simbolismo: en las oficinas de Azul Azul se frotaban las manos en virtud de una futura operación millonaria. No había dudas de que a Osorio le bastarían un par de partidos en el club y unos tantos en la Selección para llenarse de propuestas. Llegaron algunas, incluso de destinos que parecen irrechazables hasta para un consagrado, pero la realidad es que el mediocampista tendrá que partir desde abajo: firmó en el FC Midtjylland, un club de nombre impronunciable y que, en rigor, apenas puede recibir el apelativo de emergente en el poderoso fútbol europeo. Las reacciones no se hicieron esperar. Hasta Arturo Vidal rechazó la operación. “No entiendo cómo llevan a un jugador talentoso a Dinamarca”, disparó el Rey, quien añadió que la mejor opción era que permaneciera en la U para alcanzar una mayor madurez.

¿Por qué?

¿Por qué Darío Osorio terminó firmando en un club insospechado cuando hace un par de meses llegó a ser situado en entidades mucho más reconocibles, como el Milan y el Leicester? La respuesta más objetiva es que el club danés logró convencer a los azules con su propuesta económica: US$ 6 millones por el 80 por ciento de los derechos económicos sobre el jugador. En Azul Azul era una condición para sentarse a negociar la posibilidad de asegurar utilidades en una futura transacción vinculada al jugador, considerando que, por sus 19 años, se trata de un elemento con un amplio margen de desarrollo, una posibilidad que un club con menor presión como el FC Midtjylland puede garantizarle. Por lo demás, el modelo de negocios de esa entidad apunta, precisamente, a transformarse en un exportador de valores jóvenes a escuadras de mayor relevancia. Este año, por ejemplo, traspasaron en 13,5 millones de euros a Ousmane Diomande al Sporting de Lisboa. El anterior, obtuvieron 11,5 millones de la divisa por la venta de Raphael Onyedika al Brujas de Bélgica.

En el caso de los italianos, en su momento, se conoció respecto de las discrepancias en la fórmula de pago de la operación. En el de los ingleses influyó decisivamente otro aspecto: el club perdió la categoría en la última temporada y tuvo que dejar la Premier League. En su caso, la oferta llegó a los US$ 7 millones y se dio virtualmente por cerrada. Otra vez, las luces le rodearon. En el siempre mesurado país británico enloquecieron y llegaron a compararle con Arjen Robben. Sin embargo, el descenso de The Foxes obligó a replantear el proyecto deportivo y, en definitiva, a orientar los recursos a la búsqueda de jugadores que garanticen un aporte inmediato a la tarea de volver al primer plano.

El gol de Darío Osorio le da oxigeno a Pellegrino en la banca azul.
Darío Osorio, en un partido de la U (Foto: Agenciauno)

Entremedio, por cierto, hubo un enredo. La propuesta de los ingleses, que estuvo a punto de convencer a Azul Azul, desató una lucha de representantes en torno a la figura del futbolista. De hecho, fue acercada por un agente distinto al que, finalmente, lo terminó enrolando en el fútbol danés.

Tenía que irse

Hay más. De hecho, hay un factor no tiene que ver con los interesados ni con el dinero que estaba en juego. Simplemente, está relacionado con la convicción de que había llegado el momento de que Osorio dejara la U. En rigor, a esa conclusión se había llegado hace un par de meses. Pese los intentos de Mauricio Pellegrino por sacarle su mejor rendimiento, lo que incluyó gestos paternalistas algo extraños en un entrenador formado al estilo europeo, el carrilero nunca reaccionó al nivel que esperaba el entrenador. Al contrario, fue mostrando actitudes que empezaron a generarle cuestionamientos. Una prueba de ello fue lo que aconteció en mayo, en el partido frente a Cobresal, en el que terminó expulsado por propinarle un codazo a Nelson Sepúlveda. Antes, ya había sido amonestado, una señal que claramente no consideró en su accionar.

Darío está aprendiendo. El rendimiento de los futbolistas, ni de Osorio ni de nadie, es de manera ascendente todo el tiempo. En ningún orden de la vida. Uno tiene sus más y sus menos. Pasa que Darío ha provocado tanta admiración, tanta explosión, que uno quiere ver cosas que te sigan sorprendiendo y seguir con ese estímulo. Y ahora, como no pasa eso, pareciera que va hacia abajo. Y para mi el chico está aprendiendo, esta jugando en diferentes posiciones, está madurando y a tener otro tipo de mentalidad en la adversidad”, llegó a declarar el estratega, poco después de la actuación ante el equipo de Gustavo Huerta, en un llamado de atención que pocos estuvieron dispuestos a atender.

En la Selección, donde en su momento también habían depositado sus esperanzas en las condiciones que le observaron (prueba de ello son las críticas de Vidal al traspaso a un medio que considera ‘inferior’) también habían empezado a decepcionarse de su actitud. De hecho, hasta al propio Eduardo Berizzo le parecieron extrañas algunas actitudes, que vinculó con la desidia. En la antesala del amistoso frente a Paraguay, el hijuelense fue desconvocado. Había llegado a Pinto Durán acusando los efectos de un golpe que había sufrido en el duelo ante Copiapó, jugando por la U. Al técnico, quien en su carrera como futbolista sufrió varias veces el percance, la razón no le convenció. Primero, porque prefería que la recuperación la realizara en el complejo de la Roja, lo que le habría permitido seguir sumando experiencia en el vestuario, y luego porque estimó que la dolencia tampoco lo inhabilitaba, lo que hablaba de la escasa disposición del jugador al sacrificio. “A mí me tendrían que haber sacado con un balazo en la cabeza de la selección argentina”, le dijo el entrenador a sus más cercanos, en Juan Pinto Durán.

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