Una Iglesia sin comunicadores: arzobispo Aós desvincula a todos sus periodistas “por razones económicas”

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Cardenal Arzobispo de Santiago Celestino Aós.

El pasado viernes 24 de julio el administrador Mauricio Domínguez informó a los funcionarios que ya no seguirían en sus funciones, por lo que de inmediato debieron entregar celulares y les bloquearon sus acceso a los sistemas computacionales. La entidad apunta a "un proceso de reorganización", mientras que los trabajadores deslizan que las denuncias que habrían hecho en contra del obispo Cristián Roncagliolo, por eventuales malos tratos, serían el detonante de la drástica determinación.


Los exintegrantes del departamento de Comunicaciones de Arzobispado de Santiago están consternados. La semana pasada se les comunicó que el viernes 24 tendrían una reunión de todo el equipo, pero no se les precisó el motivo. Pasadas las 11 de la mañana de esa jornada, la noticia ya había caído como un balde de agua fría sobre sus espaldas: todos estaban desvinculados. La comunicación vino de parte del ecónomo Mauricio Domínguez -una especie de administrador de finanzas de la entidad- y de una representante de Recursos Humanos, quienes además les pidieron entregar de inmediato los celulares institucionales y procedieron al bloqueo de sus ingresos al sistema computacional.

De acuerdo con lo expresado por quienes estuvieron presentes en ese encuentro al ser consultados por La Tercera PM, las razones esgrimidas para cursar el despido de ocho colaboradores y, en definitiva, cerrar la división, se vinculan a “dificultades económicas”. “Nos dijeron que estaban con problemas de plata y que por eso se cerraba el departamento, y que no había planes, al menos en el corto plazo, de reabrir la repartición”, contó a este medio una fuente que prefiere mantener su nombre bajo reserva para evitar represalias pues aún falta el pago de finiquitos.

Sin embargo, ninguno de esos puntos se expresó en la comunicación pública que firmó el ecónomo la tarde de ese viernes. “Con fecha de hoy, el Arzobispado de Santiago ha iniciado un proceso de reorganización del área de comunicaciones. Los nuevos desafíos en la evangelización y la realidad actual nos invitan a una profunda reflexión para adecuar las estructuras a las necesidades de hoy, considerando que las comunicaciones son fundamentales para el anuncio del Evangelio, contribuir a la transparencia y fortalecer los vínculos como comunidad”, se lee en el comunicado.

Agregaron, en el mismo tono, que considerando esos elementos “la administración de la Arquidiócesis se ve en la necesidad de poner término a los contratos de trabajo de los profesionales que se desempeñaban en esta Dirección, a quienes agradecemos profundamente toda su entrega, compromiso y dedicación”.

Lejos de quedar conformes con esas palabras, los funcionarios exonerados comenzaron a tener aún más dudas. Hasta ahora, según lo que ha constatado este medio al conversar con varios de ellos, no han recibido explicaciones claras, puesto que la citada necesidad de contribuir a la transparencia que alude la Iglesia, no se condice -como expresan- con la determinación de echarlos a todos sin justificación alguna. “Hubiesen dejado a uno o dos, pero despedir a la secretaria, al fotógrafo, al audiovisual y a los periodistas es raro. No ha sido fácil para nosotros, estábamos con proyectos”, expresó otro profesional.

Puerta abierta a las interpretaciones

“Los antecedentes hablan por sí solos”. Esa es la frase que repite otro de los profesionales que fue consultado por La Tercera frente a los motivos de la determinación, y es que para ellos, la situación estaría relacionada con la crisis que enfrentaron al salir a la luz pública las denuncias que existen en contra del obispo auxiliar, otrora vicario general, Cristián Roncagliolo.

Según publicó este medio hace algunas semanas, contra el prelado existirían al menos dos denuncias que salieron precisamente desde el departamento de Comunicaciones. Una, por “maltrato laboral y abuso de poder” que se estampó en la Oficina Pastoral de Denuncias (Opade) por tres trabajadores de la arquidiócesis y ante el Vaticano; y una segunda por hechos de “connotación sexual” que presentó ante la Conferencia Episcopal un exfuncionario del departamento, por situaciones ocurridas en el contexto de la Jornada Mundial de la Juventud que se realizó en Panamá en enero de 2019 y durante una jornada de planificación en la casa San Francisco Javier, en la comuna de Ñuñoa.

Si las razones económicas fueran ciertas, reflexionan los funcionarios, habrían dejado a al menos uno de ellos, o se comunicaría más abiertamente ese motivo. “Nada de eso ha pasado y, hasta ahora, ninguno de los obispos, menos el arzobispo Celestino Aós, se ha acercado a alguno de nosotros para entregarnos algún otro detalle”, comentó un periodista.

De hecho, como recuerda el mismo profesional, desde que el departamento formalizó la denuncia por maltrato laboral contra el exvicario general, monseñor Aós prácticamente les “hizo la cruz” y no volvió a tomar contacto directo con ellos. Es sabido que tiene aprehensiones con la prensa y que prefiere evitar las apariciones en medios de comunicación, para él tiene que ser lo “justo y necesario”, pero desde la denuncia, la tensión aumentó.

En parte, como cuentan los ya extrabajadores, porque en términos prácticos, la acusación que hicieron implicó que Aós tuviera que sacar a Roncagliolo de la cabeza del departamento, el cual tenía a su cargo por consecuencia de su rol como vicario general. En ese entonces, Andrés Moro, vicario para la Educación, debió asumir la tarea y finalmente se transformó en un intermediario entre los periodistas y los obispos. La comunicación directa y fluida entre ellos, se esfumó, lo que hizo que todos los procesos fueran menos ágiles.

Como parte de la reestructuración, Moro también dejó de trabajar junto en el área. “Ya no asesoro al departamento de Comunicaciones”, sostuvo al ser consultado por este medio, y agregó: “No tengo nada que comentar, supe casi al mismo tiempo que el equipo que se reorganizaba el departamento”.

La Tercera PM consultó por los motivos de la determinación al actual vicario general del Arzobispado, Alberto Lorenzelli, y al ecónomo Mauricio Domínguez; sin embargo, al cierre de esta edición no respondieron.

La situación encendió alarmas entre los fieles y de acuerdo con lo expresado por Roberto Sánchez, vocero y coordinador de la Red de Laicas y Laicos de Santiago, se deben tomar cartas en el asunto. “Volvemos a repetir patrones abusivos. El abuso de poder se vuelve a hacer presente. Nos gustaría saber qué está pasando en el Arzobispado de Santiago con este tipo de situaciones. Entre los despedidos van dos personas que acusaron al obispo Roncagliolo por abusos y creemos que hay que dar respuestas claras y dar la cara. Celestino Aós no ha dado la cara, no ha comentado nada y hace seis meses que le estamos pidiendo una reunión. No le interesa lo que pasa con sus trabajadores y colaboradores”, reprochó.

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