Por Felipe Aguilar, golfista chileno profesional del European Tour
No es algo descabellado entender por qué Joaquín Niemann cruzó el charco y dejó el PGA por el LIV Golf. Los beneficios son gigantescos y las facilidades que permite este nuevo tour también son especiales. Para él, atrás quedarán los pagos regidos exclusivamente por rendimiento y la explotación comercial (sin ganancias) de su imagen. Ahora llegará a un lugar donde la libertad es un elemento clave. Más dinero y menos obligaciones.
Pero esta fórmula no es nueva, al menos no para el deporte. Puede ser que el mundo del golf esté impactado por la estampida que ha generado el LIV, pero en el pádel y el fútbol ya se viene arrastrando hace varias temporadas. Por ejemplo, en el primero hoy reina el Premier Padel, un tour disidente, que con el apoyo monetario de Qatar Sports Investments, logró quitarle al Word Padel Tour su lugar hegemónico. ¿Cómo lo hizo? Con las mismas medidas que ha tomado el nuevo circuito de Niemann: dinero por simplemente estar.
En el fútbol el caso es distinto, ya que siempre se ha pagado por pisar la cancha. No necesitas ser el máximo goleador del año o jugar todos los partidos de la temporada para recibir tu cheque. Algo que en el PGA sí.
Ahora bien, el gran tema que ataca al LIV es el de la entrega de puntos para el ranking mundial, algo que espero pueda cambiar. Sería una lástima ver a los mejores jugadores sin la chance de llegar, por ejemplo, a unos Juegos Olímpicos, simplemente por el hecho de haber buscado otro tour. No tener a Joaco o Abraham Ancer en París significaría un golpe para Latinoamérica y la competencia. Si aquello pasa, el PGA ganaría una batalla dentro de una guerra que tendrá que aprender a abandonar. Porque la convivencia en el largo plazo pasará sí o sí.
Creo que pese a todo lo que ha sucedido en las redes estos días y que a Niemann le han llegado críticas por su decisión, sus verdaderos fans seguirán ahí. Con 23 años tiene golf y futuro para dar muchas alegrías, ya sea en el LIV o en el PGA. No tengo dudas que las miradas chilenas estarán puestas sobre él. Su nombre ya tiene arraigo, esté donde esté.