En noviembre de 2024, Perú será sede por tercera vez de la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), instancia que aprovechará para exhibir los frutos de una larga estrategia para posicionarse en esta región clave para el continente y sus pretensiones. Parte de esta apuesta ya está a la vista: a 80 kilómetros al norte de Lima, China construye actualmente el megapuerto más grande de la región. Además, Beijing tiene inversiones en los 24 departamentos que componen el país, que se suman a acuerdos de libre comercio con varios países de la zona de Asia-Pacífico.

Las relaciones entre Lima y esta región tienen un componente histórico: Perú es el segundo país con mayor inmigración japonesa en América Latina después de Brasil. También, a fines del siglo XIX, recibió una importante migración china. En cuanto a los lazos económicos y comerciales, ya desde los años 80 y en la década siguiente había empresarios peruanos que pusieron sus ojos en el Asia-Pacífico. De todos modos, Perú se integró al APEC en 1998, cuatro años después que Chile.

La construcción del puerto de Chancay en Perú.

Fue en el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006) cuando se puso en marcha la estrategia con miras al Asia-Pacífico y se comenzó a estudiar la posibilidad de firmar tratados de libre comercio con diferentes países. En ese momento, esta región -además de Estados Unidos- era uno de los objetivos más importantes para la Cancillería peruana (Torre Tagle).

Es así como Perú posee ahora tratados de libre comercio con China, Singapur, Tailandia, Corea del Sur y Japón. ”A partir de los años 2000 cada gobierno -a pesar de sus diferencias- ha puesto mucho énfasis en lograr distintos acuerdos comerciales, de involucrarnos como país del Asia-Pacífico. Diría el énfasis ha estado en las oportunidades comerciales y luego en la inversión directa de los países asiáticos. Tenemos también inversión japonesa, coreana, incluso de India y, por supuesto, China. Esto ha sido como una línea constante de nuestras diversas cancillerías”, dijo a La Tercera Cynthia Sanborn, investigadora del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico (Cechap) y de la Universidad del Pacífico de Lima.

El Presidente chino, Xi Jinping, hace gestos después de la 29.ª Reunión de Líderes Económicos de APEC (AELM) durante APEC 2022 en Bangkok, Tailandia, el 18 de noviembre de 2022. Foto: Reuters

“Abrirnos al Asia-Pacífico sigue siendo una política de consenso entre casi todas las tendencias políticas, y especialmente, entre líderes económicos y sociales, y en la opinión publica. No existe un alto nivel de prejuicio o xenofobia contra Asia aquí como puede haber en algunos otros países”, señaló.

”Perú tiene ventaja al tener una cartera exportadora mas diversificada que Chile, incluyendo mayor variedad de minerales, además de otros productos no tradicionales. También tenemos la ventaja de relaciones históricas y profundas con migrantes de China, también de Japón, comunidades que han estrechado los lazos más familiares y culturales”, agregó.

En ese sentido, los expertos limeños coinciden en que la realización de la cumbre del APEC en Perú el próximo año -solo EE.UU. ha sido sede en tres ocasiones- es el reflejo de la estrategia peruana para consolidarse como una plataforma de Asia-Pacífico en la región.

Miembros de comunidades indígenas acampan en la propiedad de la mina de cobre Las Bambas, de propiedad china, en Las Bambas, Perú, el 26 de abril de 2022. Foto: Reuters

”Las relaciones de Perú con China y otros países del Asia-Pacífico constituyen políticas de Estado desde hace más de medio siglo, que felizmente se han mantenido a pesar de la inestabilidad política coyuntural”, dijo Sanborn.

Para el internacionalista Francisco Belaúnde, el mérito es de Torre Tagle. “Es una Cancillería que forma parte de esas islas de excelencia del Estado peruano, que también lo forma el Ministerio de Economía y Finanzas. Son profesionales”.

Relación con China

Durante las últimas décadas, Beijing ha desplegado su influencia en América Latina utilizando el comercio y la inversión como puntas de lanza. De esta forma, Perú se ha convertido en uno de sus socios más importantes en la región.

Según el diario limeño El Comercio, la primera incursión global de Beijing tuvo lugar en Perú, en la ciudad minera y portuaria de Marcona, en 1992. En esa época, el país no era considerado por la comunidad internacional, debido a la debacle económica heredada del gobierno de Alan García (1985-1990).

Chancay

De acuerdo con El Comercio, Perú “fue el ‘laboratorio’ donde China desarrolló su primera incursión empresarial ultramarina para ensayar, mediante una serie de pruebas y errores, lo que luego sería su asombrosa expansión internacional”.

Según dijo Francisco Belaúnde a La Tercera, en ese momento “comenzaron a llegar también las inversiones chinas y también hay un TLC. Es una relación importante, como una especie de asociación estratégica, una cosa especial con China. Perú claramente toma esto como un norte de su política comercial”.

Desde entonces la estrategia de Perú ha ido ganando terreno y actualmente es uno de los mayores receptores de las inversiones chinas en América Latina, con US$ 30 mil millones, siendo desplazado solo por Brasil. Chile ocupa el quinto lugar en este listado.Para Lima, China es su principal socio comercial, con exportaciones que alcanzan los US$ 20.7911 millones. El Cechap ha identificado y validado la existencia de 153 empresas chinas activas en Perú, las cuales operan en 11 sectores económicos en la totalidad de las regiones del país, indicó El Comercio.

Ornella Oettl Reyes, de Perú, luce el emblema de su país en la ceremonia de apertura de los JJ.OO. de invierno de Beijing, en 2022. Foto: AP

Se trata, principalmente, de inversiones en minería, energía y tecnología, y de actividades desarrolladas en el sector construcción (obras públicas), donde se encuentra el mayor número de empresas chinas. Uno de estos proyectos es el puerto de Chancay, el primero de la naviera china Cosco Shipping en la región.

Con una inversión de más de US$ 3.000 millones, se espera que este lugar acapare gran parte del comercio marítimo del continente.El puerto, que según lo planificado estará operativo en el segundo semestre de 2024, debería significar un impacto enorme para la economía peruana, atendiendo el crecimiento de la demanda portuaria.

En Chile hay quienes observan con preocupación la construcción de este coloso, temiendo que les haga sombra a puertos como el de San Antonio. Con un 60% de inversión del Estado chino, que es el dueño de la naviera Cosco Shipping, el Terminal Portuario Multipropósito de Chancay busca convertirse en un centro logístico a nivel regional.

”Es un proyecto peruano de largo anhelo de empresarios nacionales. La empresa inicialmente a cargo, Volcan, es peruana y los trabajadores que construyen el puerto, en su gran mayoría, son peruanos, así también los proveedores de servicios. Han conseguido un socio chino muy importante, Cosco Shipping, que permite darle un alcance bastante mas grande a este proyecto y convertirlo en mega-puerto, y como tal, un ‘hub’ para relaciones comerciales con China y el resto del Asia-Pacífico”, explicó Sanborn.

Eso sí, el proyecto no ha estado exento de controversias. En mayo, una pista de la Panamericana Norte, en el kilómetro 80, se hundió debido al túnel del megapuerto Chancay, lo que afectó a 18 viviendas. En este sentido, los expertos señalan que existe una preocupación sobre los estándares “made in China”.